«Eddie Reynolds y los Ángeles de Acero»; con Damián Alcázar

La historias que rodean a los artistas de grupos musicales muestran muchas veces elementos que se reiteran una y otra vez aunque, claro está, cada persona tiene su carácter y forma de asumir logros y problemas y, como es obvio, lo que se vive son siempre coyunturas diferentes. «Eddie Reynolds y los Ángeles de Acero» es una película del realizador mexicano Gustavo Moheno que ha sido protagonizada por el gran actor Damián Alcázar en un tipo de papel completamente nuevo para él y por tanto inusual dentro de su loable su carrera. Eddie fue el vocalista de una extinta banda de rock que se vuelve a reunir para las giras 30 años después cuando Bono, de U2, se interesa en comprar una de sus canciones.
El formato elegido es el de la comedia con algunas zonas de drama y crítica social, sin otras pretensiones más que el público pase un buen rato riéndose de las ocurrencias, las casualidades y los trances de Alcázar y los personajes que lo acompañan. Los del grupo están interpretados por Arturo Ríos, Jorge Zárate y Álvaro Guerrero; y entre el resto del elenco también encontramos a Paulina Gaitán, Dolores Heredia, Vico Escorcia y Sebastián Zurita.
Cuando el reencuentro se produce, vuelven a aflorar la viejas rencillas acumuladas y no resueltas de tres décadas atrás entre el vocalista y el guitarrista, igual que les suele ocurrir a muchos grupos en la realidad, como consecuencia de los detestables celos por el mayor grado de popularidad que siempre suele alcanzar el cantante, unido a otras envidias, deseos inconfesables y malos entendidos que aparecen sin orden ni control de manera recurrente.
A medida que se van preparando para esta segunda oportunidad que supone su regreso a los escenarios, la hija adolescente del baterista los hace recapacitar respecto a la necesidad de que se presenten con una nueva imagen más renovada y acorde a los tiempos actuales, cuestión que la película contrasta con efectividad y con un tono de entusiasmo gratificante.
En general, esta historia con estreno pautado en México para agosto de 2015, gustará al gran público porque es una comedia bien relatada, divertida, equilibrada y vigorosa. Cuando se presentó en el Festival de Morelia, causó buena impresión y hasta hubo comentarios acerca de cierto parecido físico que Damián Alcázar tiene con Rubén Albarrán, el vocalista del famoso grupo musical Café Tacuba (o Tacvba), cuestión que no fue premeditada y que ha surgido de la observación posterior cuando la cinta estaba acabada.
El director Gustavo Moheno siempre ha tenido un excelente desempeño en el terreno técnico audiovisual, y en esta ocasión no ha sido menos y ha estado a la altura, pero el regusto amargo que dejó en la crítica la adaptación llevada a cabo en su anterior filme, «Hasta el viento tiene miedo» (2007), remake de la homónima de Carlos Enrique Taboada (1968), ha sido en «Eddie Reynolds…» superado a través de dos vías, la colaboración de la guionista Maury Carvajal Santillán y la negativa de Damián Alcázar a actuar para la película si no se le permitía retocar la esencia y el desarrollo de algunos personajes para evitar que la chanza satírica y la bufonada se llegara a apoderar en algún momento de la historia.
El resultado es una película que atrae y que es honesta en su planteamiento, donde hubo pruebas y preparación musical porque incluso Alcázar tomó clases de canto previas e interpreta la mayoría de temas musicales junto al resto del grupo y con invitadas a escena como la banda de chicas Las Fokin Biches, que son de Irapuato (Guanajuato). Los cuatro actores parecen auténticos cantantes de rock, cuando hablan mencionan a sus referentes con melancolía y hacen comparaciones, viviendo siempre con esa leyenda en mente tan típica y tópica de quienes continuamente están pensando, «estamos bien, pero podríamos estar mejor».
©José Luis García/Cinestel.com