Libro de Julio Raffo: ‘La producción audiovisual y su respaldo jurídico’

‘La producción audiovisual y su respaldo jurídico’ es el libro más reciente de Julio Raffo, conocido en Argentina como «el abogado del cine» y que además fue mentor de la ley que regula la actividad cinematográfica en la Nación.
Con algo más de 800 páginas, el nuevo libro es un texto de lectura y de consulta imprescindible para los distintos profesionales de la industria del cine que deseen estar al tanto sobre cómo se regula a través del sistema la actividad productiva que conlleva la realización de películas, atendiendo no solamente a disposiciones legales y su marco regulatorio, sino que también a ejemplos prácticos y anécdotas ocurridas durante el quehacer diario de Julio como profesional de la abogacía largamente contratado por las productoras fílmicas argentinas.
El enfoque de este libro es completo, pues abarca desde la concepción de una idea cinematográfica hasta la comercialización final de un filme, con todos los pasos a emprender, y también a evitar.
Raffo ha sido asesor legal de múltiples producciones de pequeño, mediano y alto presupuesto, y ha querido situar el contexto de esta obra en el ámbito hispanohablante, tratando incluso temas como los trámites aduaneros que se requieren para ingresar en la Argentina material técnico para el rodaje de un film, o inquietudes que se desprenden de su experiencia de más de dos décadas como profesor de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños (EICTV), en Cuba, un centro entre cuyos promotores iniciales estaban Gabriel García Márquez o Fernando Birri.
Con prólogo del anterior director de la ENERC, Pablo Rovito, ‘La producción audiovisual y su respaldo jurídico’ contiene un minucioso anecdotario, consejos y referencias legales alrededor de aspectos tan importantes como son la naturaleza, estructura y partes de un proyecto, tratativas contractuales y contratos preliminares, el compromiso jurídico del director y los protagonistas, cómo se financian las películas (inversor, crédito, coproducción), la producción como actividad económica, la preproducción y sus contratos, el rodaje y la posproducción, así como la comercialización de una obra (con temas como la distribución local, el contrato de distribución, la venta internacional, la venta a la televisión e Internet, y la película ante el derecho aduanero).
Hay también en la publicación dos valiosos apéndices, uno que trata sobre los filmes en la era digital, y el otro sobre el témino ‘remake’, que es como se conoce mundialmente la edición de una adaptación local a partir de otra obra original.
Conviene resaltar que el libro, que lleva ya algunos meses a la venta y en las bibliotecas argentinas, no es ni mucho menos un pesado texto jurídico, sino que la producción y todo su andamiaje son aquí tratados de una manera inteligible por todos los profesionales o estudiantes de cine a quienes va dirigido. Además, todas sus referencias han sido actualizadas al nuevo Código Civil, ahora ya en vigor en Argentina.
Así pues, este ejemplar tan voluminoso parece destinado a ser un complemento de consulta constante entre las productoras de cine, y un ámbito de discusión en las carreras de las escuelas especializadas. Los ejemplos prácticos y las anécdotas que trata fueron vividos en primera persona por el autor, quien va desmenuzando en el texto cuáles son las etapas de la producción.
Inscrito dentro de la colección Biblioteca ENERC – INCAA, realizada junto a Ediciones Libraria, ‘La producción audiovisual y su respaldo jurídico’ es un libro que ha sido equiparado al de ‘La obra cinematográfica frente al derecho’ (1948), de Isidro Satanowsky, escritor con el que Raffo tiene también algunos otros puntos en común al haber desarrollado ambos respectivamente también alguna obra sobre el derecho autoral.
Como manual práctico de consejos y sugerencias, este volumen igualmente previene al lector acerca de malas prácticas, alguna de las cuales parece que surgió en Hollywood antes de extenderse en otros lugares, mediante distribuidores y coproductores que inventan cláusulas para no tener que liquidarle beneficios a un asociado o a un productor, cuando la película sí que los dio.
Mientras que muchos directores noveles o por debutar nunca pensaron que, si querían producirse ellos mismos su propia película, tenían que aprender cuestiones contables y legales, la decisión de contratar a un asesor jurídico para la parte de producción parece bastante aconsejable y razonable, siempre y cuando ello sea posible económicamente.
El cineasta Luis Puenzo calificó este texto durante su presentación como «un minucioso libro de memorias que finge ser un libro jurídico y cuenta cómo Julio Raffo aprendió cine y cómo pudo seguir haciendo su trabajo».
©José Luis García/Cinestel.com