“Arica”, de Lars Edman y William Johansson Kalén; daño no reparado

DocsBarcelona 2021
Impresiona la tenacidad con la que los directores suecos Lars Edman y William Johansson han llevado a cabo su investigación durante unos 15 años, tiempo en el que han estimulado y acompañado a las víctimas de uno de los mayores despropósitos ocurridos en el norte de la gran y extensa nación chilena.
Lo primero que hicieron fue terminar un primer documental, “Toxic PLayground” (2009), en el cual expusieron la grave situación a la que fue sometida una pequeña población de la provincia de Arica, la más norteña de Chile que está a tocar con el Perú.
“Arica” es la continuación necesaria de las consecuencias de aquella primera experiencia fílmica, la cual provocó un persistente hilo judicial que buscaba el definitivo resarcimiento del dolor y los problemas causados por la conocida empresa sueca Boliden.
Esa multinacional escandinava envió una gran cantidad de residuos tóxicos a Chile, de acuerdo a un contrato por el que se les obligaba a procesarlos con el fin de que su alta toxicidad no afectara a la población. Pero eso no fue así, y tan sólo una pequeña parte fue reciclada, provocando un desastre de enfermedades graves y malformaciones de fetos de consecuencias incalculables.
Lo que más sorprende de esta nueva película ahora mostrada en el DocsBarcelona, es el cambio tan radical habido en la postura del ex-empleado de Boliden que acompañó a los cineastas desde sus primeras indagaciones, allá por la primera década de este siglo, cuando los directores estaban abordando su proyecto de fin de carrera en una escuela de cine chilena.
Igualmente es chocante el hecho de que a Boliden no se le haya juzgado en los tribunales chilenos para que asumieran sus responsabilidades en este caso, del mismo modo que también ocurriera en otro sonado desastre que esta compañía provocó en 1998 en la localidad sevillana de Aznalcóllar, en el sur de España, donde los medios generalistas siempre hablaron de que el problema había partido de los inspectores oficiales, eximiendo de cualquier responsabilidad a la empresa.
Sin embargo, esa combinación de arsénico, plomo y mercurio que envenenó a la gente que vivía más próxima al lugar, no quedó libre de cargas cuando los tribunales suecos admitieron a trámite una denuncia en la que estuvieron representados 796 afectados que decidieron luchar para que se hiciera justicia.
“Arica” es la prueba fehaciente de que con perseverancia siempre se pueden encontrar cauces que conduzcan hacia una posible solución de los problemas. Y pese a que las evidencias del delito parecen rotundas según las pruebas presentadas, aquí se ve cómo los abogados defensores de Boliden intentan acogerse a cualquier tipo de triquiñuelas con tal de que la compañía no asuma sus deberes como causante de semejante desaguisado, pues aseguran que no tienen responsabilidad alguna y que no hay ningún problema en Arica.
La parte final de la película demuestra cuánto de importante sería abordar una reforma integral de la justicia en distintos países que permitiera agilizarla para facilitar sus procesos y su eficiencia. Un debate que tal vez se debería librar en el seno mismo de las distintas partes que componen ese entorno profesional.
©José Luis García/Cinestel.com