Alejandro Jablonskis rodó en Catalunya el film “Dalton Revolució”

Estreno en Argentina
El tercer largometraje del director argentino Alejandro Jablonskis fue rodado casi íntegramente en Catalunya y Andorra. El Vendrell, Sant Pere de Ribes, Olivella y Vilanova i la Geltrú sirvieron de escenario para un documental al que eligió titular en catalán, “Dalton Revolució”.
La película se centra en una familia cuyas más recientes generaciones han trabajado en el mundo del circo, pero no sin problemas, tanto para continuar con esa actividad como entre ellos.
Atravesados por la tradición circense de los siglos XIX y XX, y nacidos en la Argentina, han recorrido el mundo con sus actos de acrobacia y equilibrismo, han hecho una vida trashumante de aplausos, aventuras y rigores, al tiempo que conocieron tanto el éxito como el fracaso.
Jablonskis se sintió cautivado por esta historia y viajó repetidamente a Catalunya para rodar.
De los cuatro hermanos Valenzuela, las tres mujeres ya no están vinculadas al circo, pero sí el varón, artísticamente conocido como Luis Dalton, pues ése es el apellido que tradicionalmente empleó la familia durante las giras circenses. Luis hoy en día trabaja mayormente para una empresa de cruceros, donde deleita a los viajeros con sus gracias y acrobacias. En la película, cada uno interpreta ese legado para contarnos sobre su niñez, sus sueños y secretos, sobre sus vidas, y tal vez, sobre el destino que al circo le queda aún por encarnar, porque está claro que aquello que la infancia actual disfruta dista mucho de lo que el circo fue en sus tiempos más celebrados y gloriosos.
Jablonskis conoció a los Dalton por casualidad y ahí vio una perspectiva insólita para tratar en un documental ciertos temas inicialmente poco reflejados en otros trabajos conectados con este género, sobre todo si tenemos en cuenta que hoy en día para el público masivo, el circo es más que probable que no signifique lo mismo que lo que implicaba para otras muchas generaciones anteriores. Y a todo ello además se suma la práctica imposibilidad que estos espacios tienen de exhibir shows con leones, tigres, jirafas o elefantes, pues las leyes de bienestar animal del Estado español se lo impiden.
“Lo que ha cambiado indudablemente son las audiencias, o sea, la forma en que se disfruta, -explica Alejandro a Cinestel-. Suena mal la palabra, pero la manera en que se consume entretenimiento o espectáculo o arte incluso, ha dado unos vuelcos alucinantes que creo que ni siquiera anteriormente llegamos a pensarlos. Entonces, creo que eso ha transformado al circo en otra cosa”.
“Y especialmente destacable es el hecho de que un arte de esa índole pueda ir hasta el último rincón, hasta el último pueblo de cualquier lugar del mundo, y que atraiga la ilusión o la despierte con medios así, completamente irrisorios, si uno lo quiere, donde siempre está el cuerpo de por medio”.
“Esa magia que es irreductible, que quizá no se parezca a nada y donde mucha de la gente de circo sostiene que ellos son la madre de las artes, nos invita a pensar que algo de eso hay, por lo menos en esa verdad profunda que tiene su esencia, si es que podemos hablar de esencias”.
– Pero el circo tiene otra problemática que quizá mucha gente no sepa, aunque tal vez se la pueda imaginar, y eso la película “Dalton Revolució” lo refleja perfectamente, que es la salud de los que trabajan en la pista. Ellos tienen una actividad que eminentemente es física y esto puede conllevar riesgos. Inclusive siempre tiene que haber suplentes que posiblemente pudieran sustituirles en caso de accidentes. Entonces yo me pregunto si es que estas personas se dedican a este espectáculo por devoción o porque fueron sus progenitores quienes se lo inculcaron.
Es como parte de lo mismo, de lo viejo y lo nuevo, porque antes era otra la actitud, la idea incluso, que teníamos frente al trabajo, lo que significaba el trabajo y ganarse la vida, y que eso tuviese que ver con el arte también, o por lo menos con ese arte tan popular. Pero es lógico, ahí hay un punto también que parece que perteneciera a dimensiones diferentes de la humanidad o de las sociedades, de entender un arte así como para ganarse la lenteja o hacerlo como una vocación, por otra clase de ideas más sublimadas, si quieres.
Es una bisagra entre mundos que se ha producido en muchos aspectos, creo, de la vida humana. Y nosotros, con el co-guionista que hicimos este proyecto, -que también es el músico de la película-, siempre fue algo que tuvimos muy presente. Y eso nos parecía que el sino del circo lo ejemplificaba muy bien.

Alejandro Jablonskis, director de “Dalton Revolució”
– En la película también vemos diferentes etapas en la vida de estas personas. No está construida de una manera lineal y tampoco ha sido rodada en dos o tres semanas, sino que sabemos que viniste a Cataluña en múltiples ocasiones para adentrarte en esta historia. ¿Cada cosa tú la ibas rodando ya con una mirada fija en lo que querías o fue todo evolucionando a lo largo de los viajes que hiciste a Barcelona?
Einstein hablaba de lo nuevo y lo viejo, y yo reivindico lo viejo, pero siempre dentro de esa comparación, porque es un motor interesante para cierta forma de narrativa. La cuestión es cómo puede estar el trasfondo familiar vinculado a un trabajo, una forma de vida, un ganarse la vida, y todas las cosas que había en el medio; eso creo que fue algo que desde el principio nos llamaba la atención sobre el asunto.
De alguna forma en el medio nos sucedió el problema de la pandemia, de la peste tan terrible que ha provocado cosas que todavía ni siquiera estamos en condiciones de procesar más allá de la salud, sino más en cuestiones simbólicas, en cuestiones que hacen a los comportamientos, a cómo se portaron los Estados, muchas cosas muy raras y muy controvertidas aún hoy. Así que en el medio nos pasó eso; todo cobró quizá una atención un poco particular, que por supuesto no habíamos previsto. Y eso al final repercute en cómo se enfrentaron estos personajes, cómo se cruzó su estrategia vital, y lo que nos pasó a todas las personas en esas circunstancias tan traumáticas.
Es en el cine de “realidad”, documental o no ficción, tanto si se le atribuyen unas etiquetas de género o de no género que le podríamos poner en este caso, donde a veces las circunstancias y lo que va sucediendo y el transcurso del tiempo, tienen un papel importante en cómo te queda la narrativa dispuesta.
– También hay en la película otro tema que me llamó la atención y es la herencia patriarcal y los graves problemas que ello conllevó durante un tiempo entre los Dalton. ¿Fue complicado que las personas que salen en la película pudieran confesar ciertas cosas que explican ante la cámara? ¿O ya tenías a priori con ellas cierta confianza?
Tener una confianza con gente que compartes el proyecto de una película de este tipo es lógicamente fundamental para intentar construirla, aun cuando quizá en algún caso pudiera haber una enemistad, pero tenés que tener una relación fuerte, que no sea simplemente de etiqueta o de protocolo. Concretamente ese punto en especial que tiene que ver con la historia de ellos y cómo aprendieron su oficio y la relación con su padre, no es algo que propuse yo o propusimos nosotros, sino que surgió del lado de los familiares.
Yo en general tengo un pequeño rodeo, -a ver si me puedo explicar-, porque mi pequeña productora se llama 48 Films. El 47 es “el muerto”, y el 48, en la quiniela, en los números que se vinculan a sueños, es “el muerto que habla”. Entonces yo le puse el nombre de 48 Films porque de alguna manera es como que soy “el muerto que filma”. Y esa es una actitud que de alguna forma me propongo, un poco fantasmática, como para no estar muy en el medio y hacer lugar para que las cosas sucedan o se abran, o por lo menos así me lo imagino yo, como una suerte de táctica “formal” o como lo quieras denominar.
“Dalton Revolució” es un documental que está enfocado en lo que ellos dijeron o no dijeron y en cómo expresaron cosas que por eso son lógicas, son fuertes, son dolorosas; así que absolutamente todo fue una propuesta de parte de los actores.
– Y en la película también encontramos al último representante de los Dalton, el catalán Isaac Domínguez.
Sí, Isaac es un actor muy importante de la escena cultural de ahí, de Catalunya, y tenía su carpa revolución, que era un colectivo muy particular en este pueblo tan bonito que es Sant Pere de Ribes, donde estuvo muchos años. Ahora estaba montando un proyecto todavía más ambicioso, si se quiere, pero también referido a este tipo de espectáculos con carpas y ambientes similares para producir eventos artísticos en la zona.
Él es una persona muy importante que precisamente con su visión y su manera de estar en el mundo de la escena bajo la carpa, nos sirvió para hacer este contrapunto con esta otra familia tradicional del circo de muchas generaciones, pues los Dalton abarcan 4 o 5 generaciones que arrancaron en Chile y son una familia con ancestros de origen chileno.
En el caso de Isaac Domínguez, nuestro protagonista catalán, él se inventó esa tradición, o sea, no tiene antepasados artísticos. Domínguez venía de las raves, de vender speed, o estaba en otra cosa, y de golpe le gustó eso y ha formado espectáculos como una carpa de circo que sirvió para acoger artistas no sólo catalanes o españoles, sino de otros lugares de Europa durante un tiempo largo. Isaac sigue activo y ahora está trabajando en un proyecto nuevo.
– Se deduce y también nosotros podemos pensar que la infancia actual no tiene las mismas cosas que teníamos los que somos más mayores cuando éramos niños. Porque, claro, lo que han hecho es acortar mucho lo que son las actividades infantiles y parece como que el niño y la niña de hoy en día tiene mucha prisa en llegar a ser adolescente. Eso lo vemos en los programas de televisión dirigidos a esas franjas de edad tan temprana.
Es una pesadilla. Mira, ese es quizá el corazón de la comparación de esto de lo viejo y lo nuevo. Como había dicho hace ya más de medio siglo el maestro Baudrillard, estamos bajo la dictadura del número, del código. Y parece un argumento conspiranoide, pero realmente hay por muchos lados una cosa que nos está quitando vida, que nos deshumaniza, o por lo menos es diferente a como la entendíamos siempre. Y sí, la gente tiene que aprender a aburrirse, tiene que vivir el tedio, porque si no, no puede existir. Eso ya lo decía Heidegger: Hay que aburrirse para encontrar algo. Y este mundo no lo permite. Satura por completo todo, hay un lleno de todo.
Tú como crítico de cine lo habrás sentido muchas veces: Exterminación de la imagen por proliferación. Hay tanto de todo que nada puede significar, excepto a sí mismo. Todo es un juego de espejos que nos agobia, y parte de ese agobio es no poder tener un momento libre, supongo, para un niño. Tienen una agenda complicadísima, parecen ministros, salen de un curso, entran al otro y luego van al otro lado. Es difícil ver en una ciudad hoy en día niños jugando en las calles. Parece que fuesen territorios peligrosos las ciudades.
– Es que muchas cosas están enfocadas hacia la confrontación, como la mayoría de los videojuegos. Entonces quieren que los niños disfruten con agresividad y el circo estaría fuera de ese contexto. Es la tendencia actual.
Es algo muy complicado realmente ese tema. A ver cómo lo sobrevivimos. Vamos a ver qué sale de eso. Pero sí, hay una crisis completa y realmente el circo encarna o encarnaba otra cosa muy distinta. Aquí en Buenos Aires, no sé cómo será en Barcelona, hay mucho chaval, mucha chavala, que se va a ganar un duro haciendo malabares en un semáforo y qué sé yo. No digo que sea exactamente el circo, pero hay algo de ese espíritu que está presente en esa forma de entender el arte, si se quiere, una actitud ante la vida, una rebeldía, más que algo a conseguir, un valor, ponerlo en un valor. Esas cosas nos han atrapado profundamente.
©José Luis García/Cinestel.com