¿Quién es Lupe el de la vaca?

En el medio de la masiva prole de profesionales y fanáticos del cine que asisten a San Sebastián encontramos a Blanca Aguerre, una colega mexicana de profesión periodística conocida también por haber obtenido numerosos premios por su cortometraje de animación en plastilina «La historia de todos» (2003).
A esta 60 edición del Zinemaldia acude con su primer largometraje documental seleccionado para la segunda edición del Culinary Zinema, sección organizada conjuntamente con la Berlinale.
«Lupe el de la vaca» es el título del film y el nombre de un personaje peculiar al que nunca vemos que sirve como pretexto lúdico para acercarse a las personas de una comunidad de la Sierra del Tigre, Jalisco, para hablar de la subsistencia en el campo en México.
Un homenaje sencillo y lleno de «buena leche» a estos trabajadores del campo que aman lo que hacen.
Le pedimos a su realizadora que nos cuente para Cinestel más detalles acerca de su documental:
«Fíjese que en realidad Lupe tampoco toma tanta importancia en el documental porque los personajes principales que son dos hombres y dos mujeres hablan de Lupe el de la vaca pero también lo hacen de otras historias, concretamente los personajes masculinos que son los que más historias cuentan y las mujeres no son tan proclives a contar esas historias fantásticas pero sin embargo los hombres cuentan historias por ejemplo de duendes que luego los ves y piensas que como puede ser que estos mexicanos así vigorones y super altos estén contando historias de duendes que luego realmente creen.
Entre esas historias hay una de la piedra de un venado y también está la de Lupe el de la vaca pero no es tan protagonista en la película realmente. Sí regresan a descripciones del personaje y se toca como cuatro veces a lo largo de la película por varios de los personajes pero no es tan trascendente.
En realidad es un homenaje a la gente que ama su trabajo en el campo y lo vive con muchísima dignidad».
– Entonces de lo que al fin y al cabo se está hablando es de la subsistencia en el mundo rural.
Sí, aunque no necesariamente es un documental de denuncia, eso queda como muy sutil, porque ellos siempre están muy ocupados y curiosamente existe esa falsa idea de que en el campo nunca pasa nada y todo es muy tranquilo pero en la realidad ellos están ocupadísimos, siempre andan corriendo de un lado a otro ordeñando las vacas, tienen que llevar la leche temprano,… siempre están haciendo cosas y es esta labor bien admirable que tienen porque tienen mucho amor a su trabajo y a las diferentes cosas que hacen.
Algunos de ellos son ordeñadores pero por ejemplo Lucy, un personaje femenino de treintaytantos que se dedica a hacer esos ladrillos de lodo, los adobes, cría puercos, tiene a sus hijas, quiere que vayan a la escuela y entonces las manda a otro pueblo, vende cena en su casa,… entonces todo el tiempo está en actividad.
– Ha sido seleccionada en la sección conjunta de cine y gastronomía de Berlín y Donostia, imagino que por su lado tradicional.
Sí porque sale la señora haciendo unas típicas tortitas de maíz mexicanas y luego se ve la leche y el queso rústico y la carne de venado cazado.
En definitiva se habla sobre la comida fresca que es una forma bien campirana de subsistencia donde todo el tiempo están en contacto con la naturaleza con la finalidad de sacar estos productos y poder comer. Al final es comida bien rica.
– Usted hizo en 2003 un cortometraje de animación basado en las vivencias de niños que acudían al norte de México donde se cultiva jitomate y otras hortalizas y yo me preguntaba acerca de lo distintos que son los cultivos en las distintas zonas de México.
Sí, fíjese que con el Tradado de Libre Comercio, que entró en vigor en el 94 sí hubo como una organización agrícola donde se privilegió mucho este tipo de procesos de las grandes agroindustrias que cultivan así miles de hectáreas y que entonces produce que por ejemplo el tomate y estas hortalizas que surtan a México pero además todo el ketchup de los Estados Unidos y de Canadá se produce con ese tomate.
México llegó a ser el primer exportador de tomate y se mantiene como uno de los principales. Cuando yo hice el corto era el cuarto, más tarde llego a ser el primero y ahora está de nuevo en el tercer o cuarto lugar.
Lo que sucede es que esto se hace en una forma de producción en la que, por un lado tienes suelos muy erosionados en miles de hectáreas y por otro lado hay un problema muy fuerte con los pesticidas porque se usan pesticidas que son ilegales en otros países y obviamente ellos lo niegan pero nosotros cuando estábamos haciendo la investigación hicimos pruebas con biólogos y daban positivo en todos los pesticidas prohibidos.
Por ejemplo, en Sinaloa, uno de los lugares que tiene tradición de cultivar tomates desde hace por los menos veinte años hay una pequeña población de gente que se fue quedando ahí, que dejó de ser migrante e itinerante, porque cuando no trabajan en el tomate trabajan en la berenjena, en el chile o en el brócoli, y esa población que se llama Villa de Juárez es el lugar con más casos de leucemia en cuestión proporcional a todo el mundo y que tiene que ver con los pesticidas obviamente.
«La historia de todos» es un cortometraje chiquitito de diez minutos y sí se denuncian cosas pero no es la principal intención. Sí que lo es homenajear a la gente porque hacen muchas otras cosas además de ser víctimas de sistemas; es feliz, tiene ideas y propuestas, es inteligente, va y viene, lucha,… es siempre como muy digna de admiración y de alguna manera en una segunda capa muy sutil queda la denuncia.
– Por lo que veo usted se toma mucho tiempo para investigar todo el trabajo que hace. Me refiero a que no hace un trabajo de filmación a la ligera y sin saber muy bien adonde va.
Siento como que mi alma anhela la antropología y siempre trabajo con técnicas de investigación antropológicas y mi formación en ese sentido es un poco autodidacta.
Yo estudié Ciencias de la Comunicación pero sí que llevamos mucha teoría social y técnicas de investigación de etnografía y de antropología entonces es cierto que yo siempre trabajo haciendo una primera observación y luego entrevistas en profundidad, me quedo en la comunidad mucho tiempo. Pues eso, trabajo mucho con la gente y luego ya poco a poco voy metiendo la cámara cuando ellos me lo permiten o me lo piden incluso.
A partir de ahí la cámara ya se vuelve algo normal, incluso varios de los niños en algún momento siempre las agarran y terminan ellos a lo mejor haciendo algunas tomas. Pero sí es cierto que me tomo mucho tiempo.
«Lupe el de la vaca» tuvo su première mundial en IDFA, el Festival de documentales de Amsterdam, de ahí fue a Cinema Culinario de la Berlinale y en otro culinario también de Holanda. Más tarde se exhibió en un festival de cine y medio ambiente de Cuernavaca en México y tras San Sebastián será visto también en muestras de cine de Colombia y Milán (Italia).
©José Luis García/Cinestel.com