«Rabin, the last day», de Amos Gitai; la debilidad de una posible paz

Inauguró el Festival de Cinema Jueu 2016
«Una subcultura del odio alimentada por la retórica histérica, la paranoia y la intriga política». Así definía el cineasta Amos Gitai la situación interna de su país, Israel, donde ha visto censuradas algunas de sus películas como «La casa».
«Rabin, the last day» es una ficción, un thriller y docu-drama político basado en los graves sucesos ocurridos el 4 de noviembre de 1995, cuando el primer ministro Isaac Rabin fue asesinado en pleno centro de Tel Aviv por un radical israelí de extrema derecha. El mandatario fue el primer Sabra jefe de Estado (nacido en Israel antes de 1948) y el primero en reconocer abiertamente que había participado en la expulsión de palestinos con motivo de la guerra de los seis días. Tal vez arrepentido por eso, propuso la paz a cambio de territorios porque aspiraba a un Israel con fronteras seguras. Todos sus adversarios lo tildaron de traidor e iniciaron una campaña de odio en su contra que caldeó el ambiente.
Amos Gitai ofrece en este drama la representación con muy buenos actores de lo que ocurrió en ese entorno de la vida política israelí, mas los juicios y las investigaciones que se llevaron a cabo. Añade además algunas partes con grabaciones reales de la época y de ese suceso en concreto que impidió que se cumplieran los acuerdos de Oslo.
Todo queda perfectamente imbricado en el desarrollo de una película que dispone de algunos flashbacks, pero también de unas prolepsis que son ideales cuando los espectadores ya conocemos de antemano cuál fue el fatal desenlace del magnicidio y algunas de sus repercusiones posteriores.
Gitai es un cineasta valiente que va directo al grano y que no se anda por las ramas incorporando tramas paralelas o subtramas que apenas guarden relación alguna con el tema de fondo principal de la película: la necesidad de alcanzar la paz entre Israel y Palestina. El director consideraba cuando estrenó en Cannes este filme que a veinte años de la muerte de Rabin, la sociedad israelí estaba sumida en una crisis de odio cada vez mayor.
No quepa duda de que el relato es una visión subjetiva de su autor sobre estos tristes acontecimientos históricos. Su mirada crítica queda expuesta según esta trama de ficción que imita a la realidad va avanzando, en la gestión de los tiempos -muy acertada aunque dure dos horas y media- y en su calidad de denuncia de determinadas actitudes como la de los colonos militantes de extrema derecha para quienes, según expone Gitai, la paz significa una traición.
El porqué pudo ocurrir el atentado mortal entre tanta seguridad presidencial, y la mirada risueña del asesino durante los interrogatorios, son los dos elementos que favorecen la intriga y la polémica acerca de esta penosa trampa que acabó con la vida de Isaac Rabin.
Es inevitable que «Rabin, the last day» provoque una reflexión acerca de lo sucedido y los motivos de aquel grave incidente, pero también sobre la multiplicidad de puntos de vista dentro de Israel. A menudo, cuando observamos las cosas desde afuera se tiende a echar mano de clichés o falsas ideas preconcebidas de unidad en la población. Es como si creyéramos que todos los habitantes de Madrid piensan igual por ser madrileños. Eso nunca es así y es algo positivo. Pero la cosa cambia cuando hay posturas extremistas que pueden perjudicar la convivencia entre las personas. La película habla sobre una de sus consecuencias que ocurrió de verdad ese día de 1995 en Tel Aviv.
©José Luis García/Cinestel.com