José Celestino Campusano, desde su gira por México, defendiendo el cine autogestivo y no hegemónico

El cineasta argentino José Celestino Campusano estuvo durante más de un mes haciendo una gira por México con sus cinco películas más recientes y desde allí pudo dialogar con Cinestel sobre hacia adónde va el cine y los mercados audiovisuales frente a los cambios de paradigma que se vislumbran en la actualidad.
En diversos estados mexicanos se proyectó la inédita “Pelayo x Campusano” (2025) (foto), con el director hispalense Gonzalo García Pelayo como protagonista; “El Clan Vega” (2023), relato basado en el derrotero criminal de una familia nómade; “Territorio” (2024), sobre un posible candidato a líder zonal en un ámbito violento; “Los ojos de Van Gogh” (2023), acerca de un tipo que se cree que él es el famoso pintor holandés; y “La reina desnuda” (2022), la historia de una chica que está intentando un cambio de vida y sufre para conseguirlo.
La tournée comenzó en la Cineteca de México, donde el programa oficial destacaba el enfoque único de su cine: “Campusano se adentra en los bajos fondos de marginalidades delictivas, homosexuales y esotéricas con una contundencia inusitada. Su obra, marcada por una visión personal de la belleza y una cercanía a la realidad que retrata, se convierte en un testimonio antropológico e histórico, opuesto al cine mainstream y con un marcado carácter político”.
José Campusano fue además el fundador en 2012 de la Red Internacional de Clústeres Audiovisuales y desde el primer momento ha participado en la elaboración del texto de la futura Ley del Cine de la provincia de Buenos Aires, proyecto que ya ha sido votado favorablemente en Diputados y ahora solamente falta la rúbrica de Senadores, ante lo cual el director espera y desea que se tenga en cuenta el cash y tax rebate y que resulte ser una norma legislativa para avanzar y no para retroceder.
La Red de Clústeres Audiovisuales viene filmando muchísimo material, muchas películas, y su catálogo actual es enorme. De hecho, el próximo Festival Internacional de Realización Audiovisual (FIRA) se celebrará el próximo mes de septiembre en Tandil, estará apadrinado por el conocido actor tandilense Víctor Laplace, y se rodarán nueve largometrajes en paralelo: seis ficciones, dos documentales y un filme más del realizador español Gonzalo García Pelayo. Asimismo también estará presente otro oriundo de Tandil, Claudio Santorelli, figura clave y persona que ha hecho muchísimo por este tipo de intercambio audiovisual y tecnológico de oficio a nivel internacional, además de haber avalado el primer FIRA del año 2018.
La intención de los organizadores es que las dos próximas ediciones anuales desarrollen sus laboratorios en Argentina, pero que los numerosos rodajes simultáneos tengan lugar en México, donde ya se hiciera en 2019 (Aguascalientes), trasladándose en los siguientes años a Bolivia y Argentina.
José Celestino Campusano, desde México, a donde viajó junto a Dolores Tezanos, responde las preguntas de Cinestel:
– En tu película “Los ojos de Van Gogh”, el protagonista dice «el arte es un virus». ¿Esto cómo lo podrías interpretar? Porque se puede interpretar de varias maneras.
Correcto. Yo creo que la interpretación más benigna es que es justamente una fuerza que se te instala y se desarrolla a cualquier costo, pasa a ser una prioridad total y absoluta, o puede ser la nada misma, depende en quién se instale ese virus. Me acuerdo que era en un viaje a las locaciones de Mar del Plata, cuando filmamos “Van Gogh”, eso se le ocurrió a Donald Mann y nos pareció realmente una idea muy profunda y muy acertada.
Varios estamos afectados realmente por ese sano virus que yo creo que incide en todos y cada uno de nuestros actos.
– Ese virus también lo tiene Gonzalo García Pelayo, de quien yo he visto unas cuantas películas suyas, sobre el que hiciste una película prevista para estrenar este año, que es “Pelayo x Campusano”, y creo que fue rodada por Vietnam y por Camboya.
Sí, correcto. Hicimos una pequeña escala en Dubái, filmamos en España y después en Camboya y en Vietnam. La película es un diálogo bastante intenso, y creo que fructífero, entre dos personas que le han dedicado la vida al cine, Gonzalo y yo. No nos guardamos nada, realmente pusimos todo en el tapete y está interesante. Justamente la vengo viendo ahora en cada exhibición de esta hermosa retrospectiva, y sí, muy contento de haberla hecho con Gonzalo a quien ya hemos nosotros brindado servicios de producción, porque hemos hecho más de diez películas fuera de las de Asia, y es alguien que está radicado en Argentina y que filma continuamente.
– Ahora que estás en esta retrospectiva y éstos son los últimos filmes que has estrenado, te quería preguntar qué ha cambiado desde que comenzaste. ¿Has cambiado tú, ha cambiado la técnica, es decir, el material con el cual estás trabajando, o las dos cosas?
Mirá, yo creo que lo que ha afectado mayormente es la destrucción que habido de todos los apoyos a la cultura y al cine, en especial el hecho de que le han confiscado todos los fondos al audiovisual en Argentina; para nosotros no quedó mucho dinero en el Incaa, con lo cual nuestra estrategia tiene que ver con no parar y filmar. De una película hecha con fondos concursables, sacamos un remanente para filmar otras, o nos asociamos, como en este caso con Gonzalo Pelayo o con otras entidades, personas o productoras, y no hemos parado en estos últimos 20 años.
En realidad, yo creo que la búsqueda sigue siendo la misma, es retratar los códigos de convivencia, las formas del habla y esas tragedias tan aparentemente originales, pero que son las que realmente se reproducen insistentemente en las comunidades que están fuera de los entornos periféricos en Latinoamérica o en el mundo. Son las que más me interesan y son a las que le vengo dedicando todo el tiempo. Quedó una película afuera, que es una coproducción de Estados Unidos, Bolivia y Argentina, “Esclavo en Texas”, sobre la explotación de un joven boliviano en los latifundios del sur de Estados Unidos. Una película muy cruda que está en postproducción. Después tenemos un largo holográfico, “Especies”, que es un documental. En total, para este año tenemos previstas unas tres películas. Esperemos que todo vaya bien. Pero bueno, estamos apelando obviamente a fondos internacionales.
– Hablabas del interés de los clústeres en trabajar para el cine comunitario y autogestivo, y recién tuvimos en Barcelona una representante de BACA, que es otro clúster de la ciudad de Buenos Aires. Clústeres hay un montón, lo que sí que veo que cambia, pues hay muchos en muchas zonas, es la definición y quizá los objetivos, ¿verdad?
Sí, sí, estoy totalmente de acuerdo con vos. En el caso nuestro creemos que las puertas del cine comercial, del cine industrial, del cine por plataforma, están totalmente cerradas. Creemos que hay un semillero enorme. Te digo esto porque viajamos constantemente desde hace muchos años, y si bien la Red internacional de Clusters existe desde hace trece, ya desde antes veníamos viajando, como digo, por Latinoamérica y en realidad, la cantidad de personas que están abocadas así obsesivamente y que dedican la vida al audiovisual es enorme. Entonces decidimos justamente establecer un tipo de organización transnacional que no tuviera los vicios de las antiguas cámaras, asociaciones, sindicatos, que yo las conozco en profundidad, y que muchas veces lo que hacen es generar, en base a principios nobles, un colectivo humano, pero el beneficio termina siendo para tres o cuatro.
Es más de lo mismo, porque yo creo que justamente nuestra gran particularidad es que abrimos el entorno de las empresas, si se quiere, a las personas que simplemente quieran abocarse al audiovisual. Muchas veces la gente que ya tiene varias películas es la que menos aporta, la más egocéntrica, la que menos voluntad tiene de abrir el juego. Y después personas que realmente no han tenido un desarrollo en la actividad, una vez que se suman, son pero de lo más generosas, código abierto, y de hecho se comprometen, viajan, y le dan oportunidades a otras personas. Creemos profundamente que hay que abrir el juego.

Entrevista a José Celestino Campusano durante su gira por México
A mí me parece que la actitud que predomina en ese cine que podemos definirlo como el que opera desde el hemisferio norte, Europa, Estados Unidos, es totalmente tóxica, porque nosotros les hemos vendido casi treinta películas. Yo soy socio gerente de tres productoras y una distribuidora, creo que conozco en parte cómo se mueve desde hace años la actividad y realmente se deja de lado mucho talento, a personas súper capaces, realmente todo un potencial incipiente que simplemente es ignorado y que no tiene acceso a ciertos espacios de poder donde se definen de alguna forma las políticas audiovisuales que son muy centralistas; son más de lo mismo.
Yo creo que varios países europeos, esto lo hemos vivenciado, van a Asia, Latinoamérica, -Asia ya no tanto-, pero África, Latinoamérica, para componer unos catálogos descomunales a costo cero. Una vez que venden esas películas, tienen trampas administrativas, como son los gastos fijos, los gastos de la presentación y en definitiva no cobras un peso, un dólar. Eso nos ha pasado.
De hecho hemos vendido a varios países y nos pasó que distribuidores franceses se quedaron con todo el dinero y cuando por contrato tenían que pagar, fue mi hermano que estuvo en Europa en un momento, y también fue otra persona de confianza a visitar estas distribuidoras y les dijeron que o estaban de viaje, o estaban por llegar, o estaban ocupados, no te podían recibir, pero en al final es una estafa que desalienta enormemente.
También veo que con los festivales pasa otro tanto. Los festivales realmente se manejan con un presupuesto y esa categoría tan discutible, efectiva, clase A, clase B, transmiten una retórica bastante expulsiva, porque no quieren que entre nadie que rompa con ese circuito de creencias y de prejuicios que tiende a ser más del colonialismo que ya conocemos, con un progresismo realmente rancio que no suma.
Yo creo que el cine más vivo es el cine que de alguna forma corre riesgos, rompe cánones y comunica desde otro lugar. Para mí los fondos internacionales que hay son una partícula de arena en la playa, pues en realidad favorecen a quienes ya han sido favorecidos, pero no abren el juego, y te puedo asegurar porque los conozco. Las personas que evidentemente los administran no tienen ninguna pasión por escuchar voces nuevas.
Entonces yo creo que con la gran cantidad de dispositivos y narrativas posibles, hay una crisis enorme del lenguaje, una crisis descomunal, y que cuando realmente se habiliten las nuevas formas creativas con inteligencia artificial, no sólo la inteligencia artificial generativa, sino aplicada también a otros órdenes, -nosotros la usamos también en el cine 2D-, seguramente va a ser un sismo, como lo fue cuando se dejó de lado el fílmico y comenzó a incidir el digital. Pero bueno, yo creo que estos poderes rancios en realidad no quieren que haya cambios de ningún tipo y por eso se acomodan fácilmente. Ya no es el problema producir, sino mostrar.
Creo que a muchos outsiders del cine nos han exiliado desde hace rato, pues ya te digo, no somos parte de ninguna agenda, no cumplimos con ciertas retóricas repetitivas… Entonces, es muy difícil que te programen. Y más difícil será aún que estos fondos internacionales, ya sabemos, vos los conocés tan bien como yo, lleguen algún día a favorecerte. Nosotros hemos estado en esas listas por orden de mérito, hemos estado por recibirlos y de repente cuando se otorgan, estamos últimos. ¿Por qué? Porque ya hay todo un lobby a escala internacional, que para mí tiene mucho que ver con esta persistencia en que nada cambie.
Creo, por otro lado, por los viajes y por haber sido jurado y presentado tantas películas en los últimos años, que hay un espectro que me parece que es mucho más interesante y mucho más grande, con más posibilidades que es obviamente el mercado asiático, que triplica y cuatriplica al mercado europeo y norteamericano, que para mí, insisto con esa palabra, es súper expulsivo, es hasta aburrido, te diría, porque aunque mayormente digo que no, ocasionalmente por ciertas cuestiones digo ¡bueno, está bien, sumamos el rol de jurado!
Y realmente lo que veo son plantillas creativas que muestran vidas muy solipsistas que en realidad las personas de a pie, las personas que yo conozco acá en México, ahora que estamos hace bastante con la retrospectiva, no están en el cine. ¿Están los argentinos de verdad también, los que estamos padeciendo tanta atrocidad hoy en día? No están. Y no están, no porque no se filme, sino porque evidentemente hay un lobby que impide que ciertos contenidos llenos de vitalidad e innovación narrativa, discursiva, entre en esos espacios.
Como decíamos con Gonzalo, producir no es el problema, el problema es que no estamos en televisión, no estamos en salas comerciales,… es un horror, ahora que tengo que estrenar, lo estoy viviendo. Las distribuidoras si te compran es a ganancia posible y después no te pagan. O sea, la conclusión es que los outsiders, o generamos espacios como la Red Internacional de Clústers, donde todo el mundo entra, o no imagino cómo podemos favorecer a todo ese colectivo tan enorme que está pujando por ingresar.
– Precisamente hay una cosa importante que es que existe la voluntad por parte del Clúster de la provincia de Buenos Aires de respetar las temáticas que aquellos cineastas quieran poner en sus películas. Yo aquí en Europa veo que si en la Berlinale gana una película en la cual hay unos niños en el campo, después la tendencia es que luego muchas productoras quieren hacer películas con niños, sólo porque ésa ha funcionado. Y es algo que no se llega muy bien a entender. Los policiales clásicos y el film noir están desterrados del cine actualmente, no hay manera. Aquí estrenaron una película policial rodada en Barcelona y la distribuidora tuvo muchísimos problemas para encontrar salas. O por seguir con los ejemplos, hay otras experiencias como la que tú enfrentas ahora, que vas a rodar un western en Durango, un género muy difícil de que te lo acepten en salas si es una película independiente.
Mirá, José, coincido 100% con tu exposición. Yo creo que en realidad existe una agenda de gente a la que nadie vota, de gente que no filma y que simplemente determina que en este momento el mundo está totalmente explotado, de tragedias, de confrontaciones, de asesinatos, de conflictos armados, de extractivismo a todo nivel, recursos naturales de la forma más violenta posible, o el robo del flujo de datos que permiten que realmente energúmenos de todo orden tomen el poder. Y yo creo que justamente desde esa agenda mundial lo que se procura es que nada cambie. Entonces el audiovisual que tiene un capital y un peso tan simbólico y tan innegable en la sociedad, busca que los contenidos sean premiados.
Ahora está sucediendo lo de esa película francesa que es tan ofensiva con la idiosincrasia mexicana y demás. Lo raro es que haya habido un boicot tan generalizado tanto en México como en América Latina, porque en otros tiempos, lo sabemos muy bien, esos discursos de Europa donde el latino tiene que ser alguien violento, machista, retrógrado, que no tiene la capacidad de poner dos verbos en una frase, simplemente se repite película tras película, como pueden ser los niños en el campo que vos mencionabas. Entonces se genera un patrón prejuicioso, racista contra el árabe, el africano, el latinoamericano…. Y yo creo que lo más valioso de este proceso, de esta película que te menciono, que yo ni siquiera tengo el menor interés en ver, te digo, -no creo que descubra nada de lo que ya he visto-, pero es que ha habido un boicot, como ha habido un boicot a marcas por las exportaciones desde Estados Unidos. Yo creo que el poder lo tenemos obviamente nosotros.
El tema está que al mal para organizarse le cuesta media hora, se junta en una mesa, ¡a ver, tenemos para repartir esto, uy, es enorme. Bueno, repartimos ya o se lo lleva otro! Y así se ponen de acuerdo realmente este tipo de políticos que te digo que nadie vota, o sea, las mafias narco, realmente para dividirse la zona, se ponen de acuerdo al momento. El tema es que la gente buena, la gente de hacer el trabajo constante, la gente que quiere sanar la sociedad, que el arte sane la sociedad, realmente muchas veces para ponernos de acuerdo nos lleva un tiempo del que no disponemos. Pero me parece que también hay una cuestión de caducidad que se hace más que evidente.
Diría que en el marco de la Red de Clústers, si hay algo que hemos desterrado desde el primer momento es justamente eso, el prejuicio de clases, el acoso, la misoginia, el racismo, el clasismo, la homofobia. Y realmente no tenemos un problema si están, los tratamos en forma asamblearia, lo resolvemos al momento, porque en realidad necesitamos abrazar a la persona que llega, que quiere manifestarse a través del audiovisual y no nos metemos en los contenidos; que esa persona se haga cargo de sus exposiciones. Nosotros sí nos metemos, como bien digo, en las formas de producción y en el trato, en el buen trato, que tiene que estar de una forma muy equidistante con el clásico trato cruel que habido en el área de cine a lo largo de todo el siglo XX.
– Y ahora, aprovechando que estás en México, una última pregunta referente a si has encontrado en este país o en cualquiera de los estados que has visitado, iniciativas similares a la del Clúster Audiovisual de la Provincia de Buenos Aires.
Absolutamente, claro que sí. Mirá, por eso recalco que en realidad la fuerza, la creatividad y el entusiasmo están más intactos que nunca. El tema es que justamente los portales que nos comunican con otros espacios, con la posibilidad de hacer constante, están reservados realmente para un grupo muy minúsculo. Se entiende que si vos ves los apellidos que van de fondo en fondo, de festival en festival, son los mismos. Evidentemente las escuelas de cine o los rodajes independientes y demás, siguen fluyendo y en cantidad. O sea, sí hemos visto obviamente películas en proceso, en postproducción.
Estamos ahora mismo pergeñando un proyecto para este año que se titula “Santero de Durango”, con alguien que conoce desde el corazón mismo quiénes viven de esta actividad, y se va a retratar esta película obviamente con la vehemencia que nos caracteriza, pero fuera de todo canon de aceptación.
Como digo, yo creo que en realidad esta forma de captar talentos, potenciarlos, que no se salgan, que no se desacaten, no abrir el juego, para mí está bastante agotada. A mí particularmente me irrita un poco. Yo creo que la creatividad va muy por otro lado. Yo tuve la oportunidad de nutrirme con ciertos cines de izquierdas, tanto europeo como gringo, de los 70, que realmente donde cualquier temática, donde las formas de asumirlo, la vehemencia al momento de instalarlo, me marcó bastante.
Hay películas que me resuenan en la mente hoy en día, entonces no estoy para nada dispuesto a aceptar que el material que ya está caduco antes de ser filmado, sea lo premiable. También lo otro es que las plataformas a las que nada les alcanza, porque sí quieren todo y más, y que de hecho en estas fechas no están en el marco de monopolio en el que estaban hace tres, cuatro años, ahora tienen que realmente pelear el consumidor. Entonces, todo les cuesta más. Pero las plataformas se metieron en los festivales de autor con un descaro muy evidente.
De hecho está el tema de que “El Joker”, una película superhéroe, ganó en Venecia, que supuestamente es un festival de descubrimiento y debate del cine autoral. Y también he podido hablar con gente que está en la organización de otros festivales clase A, y les he preguntado realmente por qué tenés que aceptar una película hecha por una plataforma que en realidad ya tiene asegurado el estreno en 60 países, con una película que está hecha con favores, con fondos privados, con cuentagotas, obviamente se nota el esfuerzo y la convicción para hacerla. ¿Por qué tenés que ponerlos en una misma condición? Bueno, la respuesta fue que las plataformas son las que pagan las fiestas, porque el festival no tiene dinero para eso.
Entonces las plataformas pagan, hay cócteles enormes, pagan los viajes y las estadías de actrices y actores, y por eso las necesitan, porque realmente los festivales muchas veces no tienen likes por su propia composición, su exhibición es esporádica una vez al año, quedaron en el tiempo también como forma de legitimación.
Entonces no tienen likes, salvo que vaya una figura que los tenga, la invitan y entonces se los presta momentáneamente. Y ocurre que el poder político no le gravita como le gravitaba hace unos 15 años, 10 años, un festival clase A. Así que los están desfinanciando realmente. Tengo vínculos con varios organizadores de festivales en el mundo y me cuentan que vienen de mal en peor realmente con la financiación. Entonces caen como paliativo estas plataformas que son bastante despóticas, bastante tiranas, ¡no siempre!, pero muchas veces realmente son muy groseras en su accionar.
©José Luis García/Cinestel.com

El cineasta argentino José Celestino Campusano