«Emma», (Juan Pablo Martínez), con Germán Palacios y Sofía Rangone

Estreno en Buenos Aires
Germán Palacios es un veterano actor argentino que trabaja mucho en la televisión, pero también en cine, donde hace bien poco tiempo estrenó «Temporada de caza». Él es ahora el protagonista de «Emma», la nueva película del realizador Juan Pablo Martínez, y comparte protagonismo con la actriz Sofía Rangone, muy conocida en el ámbito teatral, especialmente en lo que se refiere al género musical con alguna que otra obra muy exitosa.
La acción de la película se sitúa en Río Turbio, una localidad ubicada en la Patagonia Argentina. Allí coinciden un hombre que trabaja en una mina de carbón y una mujer que ha sufrido la desaparición de su esposo y que ahora está sola.
El filme se adentra en el drama de ese aislamiento individual que viven en paralelo dos personas y en cómo una situación meramente accidental los ayuda a comenzar una nueva relación.
Partiendo de esa sensación de duelo inicial, el relato va pasando por distintas etapas que comienzan con una especie de alegato contra el uso de la palabra, estamos en una película más de gestos y miradas que de voces, hasta que acaba trascendiendo a otros ámbitos, incluso geográficos, que son los que acaban la película.
La actuación de Palacios es primordial, aunque sea el personaje de Rangone quien parece a priori formar el núcleo del conflicto principal. El director huye de los planos detalle, como corresponde en este tipo de cine aunque esté en un entorno tan cerrado.
Juan Pablo Martínez responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Cómo fue que abandonaste las adaptaciones de cuentos y novelas para rodar con un guion original tuyo?

Juan Pablo Martínez
«Emma» surgió como una necesidad narrativa diferente, en principio como un ejercicio y luego se fue trasformando en una película, teniendo como premisa la narración puramente a través de las imágenes y de la puesta en escena, dejando de lado a propósito los diálogos. La búsqueda también fue armar una historia desde la creación colectiva junto con los actores, por lo cual salimos a filmar con una escaleta de tan sólo 12 páginas y cada escena fue trabajada con ellos en los ensayos y en el set de filmación.
– ¿Consideras que «Emma» contiene pequeñas partes surrealistas?
No sé si las llamaría surrealistas sino más poéticas que la realidad que nos rodea, pero depende de cuáles escenas te refieras puede considerarse algo por el estilo.
– La rodaste a cachos esta película. ¿Qué pasó con el racord de los actores?
Como desde un principio sabíamos que esa era la forma en la que íbamos a filmar, trabajamos mucho con el coach actoral, Juan Álvarez Prado, en la previa y en el rodaje para mantener el racord de estados de ánimo de los personajes, trabajando más en quienes eran esas personas, su forma de moverse, su forma de vestir, qué música escuchaban, como para tener un ancla donde volver cada vez que recomenzáramos cada etapa de filmación, además de contar con grandes actores, con Germán Palacios y Sofía Rangone que se pusieron la piel de sus personajes y los vivieron durante todo el proceso de filmación que duró casi 6 meses.
– Hay una pequeña escena en la playa que me recuerda a otras películas. ¿Sueles trabajar teniendo en cuenta algunos referentes fílmicos?
En esa escena específicamente no recuerdo haber tenido referencias aunque quizás de tanto cine que uno ve inconscientemente se puede filtrar alguna imagen ya vista y que queda en la memoria. Pero sí tuve para esta película dos referencias claras que además son dos de mis directores favoritos, Krzysztof Kieslowski y Terrence Malick, para mostrarle al equipo fragmentos de algunas de sus películas y sobre todo al director de fotografía y a la directora de arte para ejemplificar qué tono de película quería hacer.
– ¿La buena música como la de «Emma», si es breve, dos veces buena?
En esta película al casi no tener diálogo no quería suplir eso con música ya que mi intención era que los estados de ánimo estén marcados por la imagen y un trabajo de sonido bastante minimalista que no acentuara sino que narrara en conjunción con la imagen. Creo que el trabajo de Federico Travi al componer la música original para la película es de una sutileza y una belleza impactante. Así que en este caso sí, lo bueno y breve, dos veces bueno.
©José Luis García/Cinestel.com