El documental asociado a la memoria. Entrevista a Patricio Guzmán (2ª parte)
– ¿Cree que los jóvenes actuales deberían de tener un concepto un poco más cercano a lo que ocurrió no solamente con la dictadura chilena, sino de lo que ocurrió previamente al golpe?
En efecto, hay grupos de jóvenes numerosos y muy activos que siguen muy de cerca el tema de la memoria, que la defienden, que trabajan por ella, que leen a los nuevos historiadores de las nuevas generaciones que no son como los de antes, bastante clásicos y que hacían la historia de los vencedores, algo muy común en América Latina, y hay también sectores populares que son verdaderos archipiélagos dentro de la sociedad chilena muy activos en el tema de honrar a los desaparecidos, buscarlos, no olvidarlos y trabajar la memoria como algo cotidiano.
Hay también dos parques temáticos que fueron viejas casas de tortura y donde la gente va a conferencias, se proyectan películas y hacen homenajes, se escuchan testimonios y es muy útil y valiosa esta gran cantidad de personas que no olvidan, en particular jóvenes, pero hay también otro gran sector que quiere olvidar, que no se preocupa, que se divierte, que ve televisión y considera que este es un tema añejo del pasado, que no se puede quedar uno aislado en el pasado, que hay que seguir adelante y que no se puede vivir caminando de espaldas.
– De igual modo usted ha dicho que hay gente que vive en el exilio aun cuando vive en Chile, ¿a qué se refiere exactamente?
En efecto hay también un sector enorme de gente que ha vivido en el extranjero un largo exilio, en Suecia, en México, en Canadá, Estados Unidos, en Argentina y en Europa que ha regresado a Chile y que se ha incorporado como puede a la realidad nueva de este país pero muchos de ellos no leen la prensa porque no están de acuerdo con ella, no ven la televisión porque no comparten lo que la televisión dice y hay otras personas que nunca abandonaron Chile que tampoco están de acuerdo con los medios de comunicación en general y por lo tanto son también archipiélagos de personas que se juntan entre ellas y que no participan de la vida nacional o al menos de la vida oficial nacional y entonces hay varios Chiles dentro de Chile. Es un país, en primer lugar dividido, pero a su vez estas divisiones están llenas de matices, hay muchos tipos de divisiones.
Yo creo que esto constituye un exilio interno enorme, un tema muy interesante para escribir novelas, para hacer películas o análisis psicológicos de cómo un país se recompone después de un golpe de Estado y de una dictadura tan dura.
– El cineasta español Fernando Trueba dijo, tras rodar una película en Chile, que no podía comprender como puede ser que los medios de comunicación del país casi prácticamente todos sean de derechas. ¿Como entiende usted eso como chileno?
Yo me hago la pregunta inversa que es que cómo es posible que la izquierda haya sido incapaz de crear medios de comunicación propios,
es decir, cómo es posible que durante cuatro gobiernos de la concertación haya habido personas de la izquierda que dijeron que los medios de comunicación tradicionales ya no tenían importancia, que todo el futuro estaba en Internet y que los periódicos y la televisión eran un fenómeno del pasado. Este disparate ha hecho que la izquierda no tenga un medio decente como por ejemplo ocurrió en España donde una expresión importante de la transición fue el periódico El País durante mucho tiempo.
En Chile había un periódico que se le parecía lejanamente y que fue definanciado , nadie le apoyó y se terminó. Hay algunas pocas radios que son de la izquierda pero nada hay comparable a la televisión nacional, canal público del Estado, donde ningún tema conflictivo aparece, no solamente de los desaparecidos o la memoria histórica sino que cualquier crítica, cualquier héroe prócer de la historia chilena, cualquier crítica que se haga a la Conferencia Episcopal o a los importantes hombres de empresa que hay en el país no se reseña. Es una televisión con censura.
Ninguna película mía ha sido jamás emitida por televisión, ninguna. Yo he hecho películas de Julio Verne, de Madrid, de la vida de Robinson Crusoe,… hice una serie sobre Carlos III y sin embargo ninguna de ellas ha sido tampoco emitidas jamás y yo no creo que en el futuro sean emitidas.
El Estado proporciona a los jóvenes estudiantes chilenos subvenciones para hacer documentales pero la televisión estatal no los pasa. Es una sutil manera de mantener a Chile en el olvido y yo creo que hay una falta de voluntad política por una parte y de otro lado creo que hay un pacto entre los militares y la clase política para no decir nada concluyente sobre la terrible represión que hubo durante la dictadura de Pinochet.
Yo creo que con el tiempo eso se va a terminar y que las cosas siempre acaban sabiéndose y en ese sentido yo soy optimista y por eso continúo trabajando en el tema de la memoria sin preocuparme de que me digan que me he quedado atrasado. Me parece que, por el contrario, los que trabajamos la memoria somos los más adelantados de la sociedad.
– ¿Pero usted cuando se ha presentado en algún canal para saber si están dispuestos a emitir sus películas qué le han dicho?
Considerando que la televisión es completamente mercantil y que el documental no saben donde ponerlo es normal que seguramente mucha gente de esa televisión lo verá y dirá que es una buena película pero no tenemos un espacio para ponerlo.
Eso es lo que ocurre hoy día, pero no solamente en la televisión chilena. En muchas televisiones del mundo uno se presenta con una buena película documental y el jefe de adquisiciones le dice a uno ¡bueno, es muy interesante su película pero no tenemos un espacio para ella! Es como llegar a un Museo de Artes Plásticas, por ejemplo, y entrevistarse con el director y que el director diga que usted ha hecho un buen cuadro pero resulta que no tengo ningún muro donde colgarlo, lo cual es el absurdo absoluto.
Yo creo que la crisis de la televisión es mundial y no saben que hacer para aumentar la audiencia mientras que Internet continúa subiendo sin parar. Pienso que esto va a traer como consecuencia una transformación de la televisión en otra cosa y estamos viviendo los primeros momentos de esta crisis que va a producir una transformación.
A pesar de que la televisión chilena no va a pasar «Nostalgia de la luz», que seguro que no la va a comprar, la película se va a estrenar el 8 de septiembre en 10 salas con 10 copias, lo cual para un documental no está mal. En Francia hemos hecho 42 copias con muchas semanas en la cartelera. Fueron a verla miles de espectadores. Tuvimos 14 copias en Alemania y 3 en Bélgica.
El 18 de mayo se estrenó en Estados Unidos y Canadá, en salas, y también estamos estudiando una distribución en salas en México, Brasil y Argentina.
– ¿Cree usted que el auge del documental del que se habla tanto últimamente, por lo menos en esta última década, tiene que ver con la búsqueda que un determinado número de espectadores hace de otra manera de enterarse de las cosas distinta a lo que dicen los medios?
Sí, hay un pequeño y potente movimiento documental en Santiago y en provincias. Más o menos hay unos 30 o 35 personas que hacen documental permanentemente y unos diez de ellos trabajan el tema de la Memoria, son muy activos, sus películas son muy interesantes, han ganado premios y tienen circulación internacional en los festivales y yo creo que el hecho de que hoy día uno puede comprar una cámara bastante buena a un precio razonable y que uno puede terminar una película con un programa de montaje y prescindir de lo que se llama la Industria, que en este caso de bastante poco sirve, ha cambiado en el mundo entero las leyes de la producción porque un documental requiere menos dinero y se puede hacer con recursos mínimos y es un fenómeno universal.
En Argentina las Escuelas de cine producen centenares de películas documentales, en España también. Yo me acuerdo que el CECC de Barcelona tenía una producción equivalente a cinco casas de producción normales, al igual que la ESCAC y esto ha hecho que surjan películas de contra-información y que la gente se entere de temas que los medios convencionales no mencionan, pero no hay que olvidar que no es lo mismo una película documental de 20 minutos que un canal poderoso que cubre todo el país y que tiene programas populistas pero atractivos y eso pesa mucho porque el dinero manda todavía en los medios de comunicación. Mientras más poderoso es un medio más recursos tiene para traer la atención de los grandes públicos.
©José Luis García/Cinestel.com 25/05/2011