“La Leyenda del Rey Cangrejo”, historias y leyendas de la Italia rural
Estreno en Argentina
El cine italiano es probablemente el que mejor ha retratado los posibles rastros, perdurables o no, que dejan los sentimientos y la sensibilidad humana. Los realizadores Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis nos devuelven en una película -esta vez es una ficción- esa maravillosa forma de retratar el sentir popular tan distinta por ejemplo al cine francés, aunque esto último sea simplemente una mera cuestión de gustos.
“La Leyenda del Rey Cangrejo” (Re Granchio) es una historia que sigue los pasos del corto “Belva nera” que Rigo rodó en 2013 y del conocido documental “Il Solengo” (2015) de ambos directores, pues persigue representar para la pantalla la idea que allí unos cazadores comentaban en torno a una leyenda rural según la cual un loco, justiciero y bastardo tenía problemas para encajar en una comunidad campesina.
Luciano es un tipo tremendamente alcoholizado que se dispone a sacudir las estructuras de un pequeño pueblo mediante su no aceptación de alguna norma que él considera absurda. Su rebelión frente a la autoridad y un amor prohibido desencadenarán una tragedia que lo llevará hasta Tierra del Fuego. El guion se hizo con la idea de que el personaje principal fuera representado como alguien con aspiraciones anarquistas en la primera parte, volcándose de a poco hacia un marcado individualismo debido a la búsqueda de un tesoro.
El primer capítulo que muestra la película es crucial para este relato y está rodado en la misma casita de cazadores que se mostraba en los dos anteriores films, con actores no profesionales, a excepción en este caso de la actriz María Alexandra Lungu, siendo el protagonista, Gabriele Silli, un artista plástico que aquí debuta en las pantallas.
Aunque también es cierto que por momentos Luciano se muestra como alguien tranquilo que deja discurrir las aguas, lo que ahí sucede es que nos hallamos frente a una historia de ambiciones ocultas y equilibrios de poder, teniendo en cuenta que, como nos cuenta Alessio Rigo de Righi, éste es un personaje que “no logra encontrar su lugar adentro de la sociedad y trata de hacer que los campesinos amigos se rebelen al príncipe por lo que él ve que es una injusticia: la negación del derecho de paso por una puerta, lo cual es algo muy vinculado a ese momento histórico de fines del siglo XIX, aunque igualmente hoy día ese mismo problema sigue existiendo entre la propiedad de Castillo del Príncipe y el viejo centro de la ciudad. De hecho, la discusión inicial que se ve en el inicio fue espontánea y real entre los campesinos”.
– También hay en “La Leyenda del Cangrejo” un lado más intimista, conformado por esa relación amorosa que Luciano mantiene, que si bien en algunas películas no sería tan importante, en ésta sí que lo es, pues es fundamental para entender la psicología de este personaje cuando llega el desenlace. ¿Lo crearon así, ya con esa intención?
Sí, para nosotros fue fundamental trabajar en ese aspecto, el de la intimidad del personaje. En la primera parte pretendimos concentrarnos en su no saber encontrar ese lugar propio en su instinto casi destructivo con respecto a sus afectos, al amor,… y tratamos de plasmar eso en la puesta en escena utilizando lentes más cortos, como queriendo reflejar en las imágenes una sensación más de encierro o de claustrofobia, de alguna manera.
Al contrario de esto, en la segunda quisimos abrirnos por un lado a esa búsqueda interna de redención, donde con la escusa del posible hallazgo de la fortuna el personaje trata de volver para atrás y recuperar lo que ya tenía en el capítulo uno y que había perdido. Eso lo tratamos de contar abriendo más las imágenes y dejando a los personajes más solos, sin amparo, en el medio de esos paisajes más grandes, vastos, salvajes, majestuosos y algo violentos por momentos.
– Me pareció asimismo interesante el hecho de que en las sociedades rurales la gente solía cantar, cantaban entre ellos, y esto se encuentra también reflejado en la película. ¿Las canciones que se escuchan en el film proceden de la tradición italiana?
Sí, sin duda. Por un lado nosotros nos dimos cuenta de que esta gente canta muy seguido y de forma espontánea cuando estábamos pasando el tiempo con ellos, comiendo, bebiendo vino, escuchándolos, y por momentos transforman los relatos o una historia en canto; y por otro con el músico de la película, Vittorio Giampietro, nosotros hicimos una búsqueda de canciones populares que después entraron en la película y nos dimos cuenta de algo que nos llamó la atención, que es que las canciones se repiten en su melodía pero cambian el texto, la narrativa, de región a región.
Entonces lo que hicimos junto al músico fue seleccionar algunos temas, algunas melodías que nos gustaban, y él volvió a escribir los textos y registró de nuevo la música con hombres y mujeres del pueblo y cantantes coristas para tener eso en la película. Me refiero a las canciones populares, no a las que son diegéticas y que no se ve quién las canta.
– Creo que en algún punto esta película también se disfruta por las imágenes, especialmente la de los interiores elegidos y también los planos y todo lo que ello conlleva. ¿Quién fue el encargado de dirigir la fotografía del film?
El director de la fotografía de la película es Simone D’Arcangelo, con quien ya habíamos filmado “Il Solengo”, y coincido en que tiene un peso grande. Nosotros filmamos el capítulo uno en 16mm, mezclando un poco, y ya en la Tierra del Fuego nos fue complicado mantener el formato ya que no hay laboratorios acá en la Argentina y era un riesgo productivo que no nos podíamos permitir.
Al mezclar los formatos, trabajamos con él de manera un poco diferente en la primera y la segunda parte. En la primera parte la mayor dificultad estaba en realizar las escenas con los actores no profesionales, con los cuales encontramos una forma muy poco heterodoxa de filmar, ya que le pedimos a Simone armar una apuesta, sobre todo en los interiores, y no tocar nunca más lo que él había armado con respecto a las luces y la iluminación, en un juego que nos permitía a nosotros mover la cámara ampliamente para poder dejar a nuestros personajes libres de actuar y de moverse con el fin de ser lo más espontáneos posible.
En la segunda parte las dificultades eran más de tipo climático. Juntos decidimos filmar siempre de día para enfatizar esa sensación de desamparo de los personajes y esa violencia del lugar.
– Hubo un gran esfuerzo para coordinar coproducciones entre Argentina e Italia, -recuerdo los pasos que en ese sentido se daban año tras año en Pantalla Pinamar-, así que yo te preguntaría si consideras que esa relación está consolidada.
Yo estoy siempre viajando entre los dos países y en mi opinión está muy consolidada. Mi socio vive allá y yo estoy acá en Buenos Aires, y en términos generales me parece muy probable que así sea porque son dos países que tienen mucho en común, culturas parecidas aun cuando son muy lejanos a nivel geográfico, pero comparten mucho y cada uno tiene mucho que ofrecer al otro.
Por otra parte, la película ya se estrenó en los cines en Italia en diciembre de 2021 y todavía se sigue viendo en algunas salas italianas. También se ha estrenado en Francia al mismo tiempo que en la Argentina y después saldrá en Estados Unidos y en China, pero aún no tenemos la fechas definitivas. Más tarde vendrá la difusión digital.
©José Luis García/Cinestel.com