«Las cosas como son» de Fernando Lavanderos; tu cara no es simétrica
Entrevista al director.
Una de las mejores maneras de radiografiar a cualquier parte de la sociedad que constituye un país es a través de los visitantes externos que se quedan a vivir por un tiempo y carecen de los prejuicios que a priori solemos tener los autóctonos del lugar.
Fernando Lavanderos ha llevado dos veces esa posibilidad al cine, tanto en su debut en 2004 con «Y las vacas vuelan» como en este caso con «Las cosas como son», un drama sobre los choques culturales, el romance y la amistad que ganó en el Festival de Karlovy Vary 2013 el premio principal de la sección Foro de Independientes.
La película nos muestra a Jerónimo, un chileno de 30 años algo antisocial, solitario y escondido detrás de su barba y sus prejuicios, que trata de tener todo bajo control en su casa en la que arrienda piezas -alquila habitaciones, diríamos fuera de Chile- a los extranjeros, pero su estricta rutina es interrumpida cuando una atractiva noruega llamada Sanna llega a su puerta con una maleta.
Ninguno de los dos representa el tradicional cliché de sus nacionalidades. Jerónimo no es el típico ‘latin lover’ y Sanna no es del carácter frío y distante con el que se suele asociar a los europeos de más al norte. El director Fernando Lavanderos nos cuenta sus impresiones en diálogo con Cinestel.
– Trabajaste con no actores en tu primera película. ¿Ocurrió lo mismo en ésta?
El protagonista no es actor. Cristóbal Palma es un fotógrafo profesional y nunca había actuado ni en ésta ni en ninguna otra disciplina artística y la noruega Ragni Ørsal Skogsrød sí es actriz, estudió actuación y este es su primer largometraje porque sus trabajos anteriores los había hecho en un par de cortos.
– ¿Dirías que Jerónimo quiere ser otra persona porque no se siente bien consigo mismo?
Yo pienso que sí porque hay una cuota de inseguridad en él que lo lleva a desear ser otro pero también creo que al mismo tiempo no se atreve a ser otra persona. Él está en ese límite como de querer poner barreras, quedarse con lo que es y no arriesgarse a por ejemplo un cambio, que es algo que tiene demasiados riesgos, entonces prefiere quedarse en lo que está y poner un poco más de barreras y de distancia pero de esa manera no permitir que le pueda suceder algo o pueda alguien entrar, penetrar a esa burbuja que él tiene clausurada.
– Actúa como un voyeur que quiere conocer aspectos íntimos de Sanna sin que ella lo sepa, desconociendo por completo que la intimidad de las personas es un secreto. ¿Sería esa la visión que retratas acerca de Jerónimo?
Claro, él se maneja en esa inconsecuencia de no querer que entren a su mundo pero sí que se permite entrar un poco a la intimidad de las otras personas. Ahí está implícita esta temática que ocurre hoy en día y que tiene que ver con la exposición de nuestras vidas donde, por ejemplo, en Facebook están todas las cosas publicadas, ponemos fotos, la gente se mete a ver la vida de otros, escudriña en sus fotos, en las cosas que hizo, en las que les gusta,… entonces, se puede escudriñar mucho virtualmente, y esto es hacer lo que posiblemente hoy se hace de alguna forma virtualmente pero llevándolo a la vida real, a los acontecimientos reales y a las cosas concretas, es decir, meterse a la pieza de otra persona, ver lo que escribe, ver sus pertenencias, lo que hace, oler su ropa y de alguna forma, de esa manera plantear a dónde está el límite de eso; si se puede exponer de manera virtual pero no de esta otra forma más directa.
– En casi todas las conversaciones que mantiene, él es quien pregunta, el mundo entero parece que es ‘según Jerónimo’, e incluso en las pocas afirmaciones que hace se permite resaltar cosas obvias como cuando le dice a Sanna ‘tu cara no es simétrica’. ¿Hace todas esas preguntas porque quiere que los demás ratifiquen su verdad?
Sí, él tiene un concepto bastante rígido de las cosas, de hecho un poco el título de la película obedece a ese discurso suyo. ‘Las cosas como son’ podría ser una frase que dice él perfectamente en su vida cotidiana, o si no la dice, la piensa, entonces él, en base a esta estructura o a este mapa de la realidad, se comporta y se relaciona. Por eso, claro, en las preguntas que hace tiende, más que a querer saber, a ratificar esos pensamientos que él tiene en su cabeza y esos arquetipos y prejuicios que él maneja y que quiere de alguna forma confirmarlos sin tener pruebas de ellos porque de alguna forma siempre está buscando pruebas.
Ese mismo fisgoneo que él tiene, tiene que ver también con pruebas, porque saca fotos del diario de vida de ella, y es como para tener cierta certeza en la que él pueda ampararse, es decir, en la medida en que suceda cualquier cosa, ahí están las pruebas porque él guardó y protegió las precauciones para que, efectivamente, si algo pasa, esté ahí quién es el culpable y el responsable. Todo tiene que ver con lo mismo, con toda esa inseguridad y distancia que tiene y entrar por el lado a las cosas y no de frente.
– Tanto en tu anterior película como en ésta, uno de los personajes es extranjero, no es chileno. ¿Es para confrontar un poco cómo son vistos los chilenos desde otra perspectiva quizá?
Yo encuentro que en el choque cultural, cuando se hace de una forma un poco más documental, efectivamente, enfrentar a estas personas con toda la carga cultural que cada una trae, por contraste aparece toda la idiosincrasia, el carácter, muchas cosas que tienen que ver con la personalidad de estas distintas culturas. Chile es un país que está bastante aislado del mundo, como que estamos ahí abajo en el extremo sur, cercados por una cordillera y de alguna forma somos bastante isla y entonces hay poco contacto con extranjeros, aunque cada vez tenemos más porque por supuesto la globalización ha hecho que aumente mucho, pero por ejemplo en los ’80 era raro encontrarse con extranjeros en la calle. Entonces, siempre estamos un poco marcados con una fórmula de mirarnos el ombligo y siempre querer dar por sentado que las cosas son así y no mirar un poco para afuera.
Al evidenciar eso en una película, por ejemplo uno efectivamente trae el contraste de estas distintas culturas y aparece de verdad la personalidad que hay detrás y el choque cultural; entonces uno puede estar hablando de las cosas que pueden estar ocurriendo en determinada sociedad como la chilena mezclada con esa sociedad europea, por ejemplo. Al mismo tiempo está el contraste geográfico, es decir, viene ella desde Noruega, desde el otro lado del mundo y se relaciona con un chileno, -en la película anterior era un danés que se relacionaba con una chilena-, y hay una distancia geográfica muy marcada pero, por otro lado, hay similitudes que tienen que ver también con circunstancias geográficas porque Chile es un país frío en relación a Latinoamérica; eso hace que se produzcan ciertos puntos en común y al mismo tiempo hay cosas totalmente distintas como las que se expresaban también en «Y las vacas vuelan» que es que, por ejemplo, los chilenos nunca decimos las cosas de frente sino que siempre es por debajo, frente a esa transparencia medio arquetípica también que ocurre en la sociedad escandinava en donde la verdad es un valor importante, en donde no tiene sentido andar tapando tanto las cosas. Con esto no quiero decir que allí no se mienta y en Chile sí, sino que, en términos generales, en Chile hay una verdad siempre más camuflada, más tapada, que no se quiere decir directamente.
Me parece interesante contrastar estas dos culturas con la carga que tienen las dos y ambas películas obedecen a dos partes de una misma cosa; ésta podría ser la segunda parte de «Y las vacas vuelan» y ya la próxima va a ser otra cosa porque será una road movie que parte desde Santiago hasta Arica.
– Tanto en la anterior como en ésta, hay algunos ingredientes que son como de documental. ¿Es una intención tuya la de mezclar los géneros?
Sí, me interesa mucho esa mezcla. El documental es un género riquísimo que tiene un millón de posibilidades y también lo es la ficción y parece interesante este cruce de los dos géneros aportando cosas de cada uno. Me gusta la vida que trae detrás el documental compuesta con toda la espontaneidad y la frescura que puede aportar versus la narrativa de la ficción. Creo que mezclando esos dos elementos, salen cosas bastante interesantes, entonces me gusta contar historias de ficción con personajes inventados que están representando cosas con una narrativa que es que pasen cosas que empiecen y terminen en tal punto pero con muchos elementos que son propios de la realidad que los aporta el documental, la persona que hay detrás de ese personaje, en dar ese espacio de improvisación, aparece sí o sí todo el volumen personal que puede tener ese intérprete.
Es decir, la reacción para tal o cual cosa cuando se deja subir un poco ese diálogo ya no es solamente ese personaje sino que también es esa persona que interpreta el personaje, entonces aparece ahí de alguna forma, la vida en estos personajes y eso es un poco lo que más busco, esa vida, esa «verdad» que tiene que ver con la esencia de cada persona que a veces aparece en pequeños detalles y diálogos y actitudes pero que son reflejo de actitudes muy propias y muy humanas.
– ¿Por qué crees que hay ahora esta ola de interés hacia el cine chileno? ¿Es por la calidad más que por ser una moda?
Sí, yo creo que de un tiempo a esta parte se ha abierto el abanico en el cine chileno. Antes las películas eran bastante parecidas, se hacían pocas y de un tipo determinado, y hoy en día desde hace algunos años se han abierto las posibilidades en el sentido narrativo y se empezaron a explorar las posibilidades de tipos del películas distintas que se podían hacer y el resultado ha sido muy positivo, se están haciendo muchas películas, muy diversas, de distintas temáticas y tonos y eso hace que, por ejemplo, por cantidad, exista como una explosión de contar de forma distinta diferentes historias y temáticas. Entonces estamos en esa explosión donde antes no estaban contadas y dichas las cosas por eso hay mucha gente experimentando y creando, haciendo cambios vanguardistas o teniendo ideas nuevas que aportan mucha frescura al cine. Yo creo que eso ha influido en que existan muchas películas de cineastas chilenos y que les esté yendo muy bien en festivales a lo largo del mundo.
©José Luis García/Cinestel.com