“La Reparación”: el abuso sexual en las infancias y adolescencias

Estreno en Buenos Aires
El 85% del abuso sexual en las infancias y adolescencias se produce en el ámbito intrafamiliar. Se cuestiona la veracidad del relato de los niños, pero no se cuestiona la culpabilidad de los adultos. El silencio siempre ampara al agresor que paga abogados y especialistas para su defensa, pero ¿quién defiende a las víctimas?
La directora argentina Alejandra Perdomo aborda este problema desde una perspectiva crítica y realista, tomada sobre el terreno y alimentada con testimonios de víctimas, de colectivos y de especialistas.
“La Reparación” es una película que involucra a todos, pues el silencio cómplice de testigos cercanos a los hechos y la torpe actuación de la Fiscalía en la defensa de los derechos de los menores de edad, provoca que este problema perdure impidiendo que una solución adecuada florezca.
Pero en una sociedad que está cambiando, las víctimas rompen su silencio y enfrentan el miedo en este documental que tiene como objetivo primordial visibilizar estas temáticas para ayudar a prevenirlas y erradicarlas. Su directora está convencida de que si cada quien y cada cual aporta su granito de arena, se puede construir un mundo menos peor.
Podría haberse dicho que esta película configura una trilogía en conjunto con las dos anteriores de la realizadora, pero esto no es así ya que Perdomo está decidida a seguir tratando y denunciando estos temas en sus filmes, desde la perspectiva de los diferentes tipos de violencias que puedan estar sufriendo las mujeres.
Para la finalización de estas películas, la aportación que ha hecho la psicóloga, psicoanalista, asistente social y profesora universitaria argentina Eva Giberti, creadora del Programa Las Víctimas contra las Violencias (Línea 137), es fundamental. Perdomo está convencida de que una violencia te lleva a la otra y están todas muy concatenadas. Le preguntan que cuál va a ser la próxima violencia que va a abordar. Quizá la próxima película sea sobre víctimas de feminicidio. “Debe ser que este tipo de relatos representa su sentir y su padecimiento y tengo la fortuna de que quienes forman parte de mis documentales han sentido que su palabra ha sido respetada, y eso es para mí lo más importante” -resalta al principio de esta entrevista-.
– Según lo que vemos en “La Reparación”, existe un perfil mayoritario de este tipo de delincuentes. ¿La dinámica familiar suele ocultar las agresiones sexuales a menores cuando se cometen?
Esto que da a conocer la película es producto de un trabajo de años y de estadísticas que señalan que el mayor porcentaje de los agresores son hombres. Eso no quiere decir que no haya mujeres que también ejercen violencia, pero sobre todo eso ocurre en estos círculos de absoluta confianza como es el seno familiar, porque siempre se dice que quién te va a cuidar mejor que tu familia, que tus padres, y sin embargo, lamentablemente lo que sucede en esos casos de violencia es muy doloroso.
A veces los agresores no son los convivientes de una misma casa, sino que se trata de otros familiares sobre quienes se les dice a las niñas y a los niños que tienen que querer y respetar. Eso significa una vulneración absoluta, porque el agresor está siempre en una relación asimétrica de poder, y en especial cuando se trata del ámbito infantil o adolescente, ya sea por parte de la Iglesia, de un docente o de un adulto cualquiera que ejerce ese dominio, no solamente a través de la fuerza física, sino apoyado en la ventaja posterior de que si es acusado puede contratar un abogado.

Alejandra Perdomo, directora de “La Reparación”
Como bien lo dice la doctora Virginia Berlinerbrau en la película, el niño no tiene acceso directo a la justicia; es más, al niño o la niña se le tilda de mentiroso, de que está fabulando, cuando realmente es imposible que esa víctima infantil relate hechos que no ha vivido. Una persona a esa edad, quizás no puede distinguir lo que está bien de lo que está mal, sobre todo si es su padre o madre quien erróneamente se lo enseña. A priori es muy difícil para un infante poder distinguir entre el bien y el mal por sí mismo.
Por eso es tan importante que se concientice y se visibilice esto. Que en las escuelas desde el nivel inicial en el jardín de infantes, se empiece a hablar que nuestros cuerpos nos pertenecen a nosotros y que nadie los puede vulnerar. Nadie tiene derecho a tocarlo o a lastimarlo, y estas niñas y niños deben ser capaces de que si hay una caricia de más, puedan detectarla y puedan contarlo, pero además hay que creerles. Esa es otra tarea que hay que desarrollar.
– Cuando investigabas para el proyecto de esta película, ¿encontraste algún caso de agresor sexual infantil que se haya arrepentido, aun cuando no quisiera aparecer en el documental?
La persona acusada lo primero que hace es negar los hechos o decir que contó con el consentimiento del menor, e inclusive insinuar que fue una provocación. Ya desde un principio no fue de mi interés hablar con un acusado de haber cometido un delito tan feroz como es una agresión sexual en la niñez, porque realmente alguien que transgrede de esa manera tan violenta no merece mi escucha. Alguien que es capaz de hacer eso, ¿qué disculpa cabe?
– En la película se toca también el tema de las complicidades de personas que ven o tienen un presentimiento, pero callan. ¿Es importante que los testigos se atrevan a denunciar?
Acá en Argentina, en cuanto a las violencias contra las mujeres, el movimiento enorme que fue el #NiUnaMenos, y que se replicó a nivel mundial, permitió que cualquier persona pueda denunciar si está escuchando algo de alguna familia vecina, pero después el recorrido con la justicia es otro.
En el caso del abuso intrafamiliar, esto es muy complejo porque prima el silencio en tanto y en cuanto hay gente que es reticente a denunciar al padre, al abuelo, a un tío o a un padrino; a alguien que está dentro de tu familia. Yo creo que es mucho más fácil para una persona -mujer, niño,…- denunciar a un extraño que está fuera de ese círculo de confianza que a alguien que se sienta a la mesa con ellos.
– Hacia el final de la película se menciona algo muy importante: la Línea Nacional 137. ¿Funciona ya en todo el país?
Sí, afortunadamente ya hoy es federal y las víctimas cuentan con esa asistencia para hablar, para ser escuchadas, contenidas,… Yo ese trabajo que hacen lo pude ver muy bien cuando en mi anterior trabajo, “Cada 30 horas”, ellos podían mandar un móvil policial de manera particular, con agentes sin uniforme por si estaba el agresor dentro de la vivienda o en el lugar donde estuviera, para poder disuadir la situación y tratar de preservar la víctima de la mejor manera posible. Y después se la sigue asistiendo, primero asesorando, informándole de los derechos que tiene y de las herramientas con las que cuenta, y si ella quiere denunciar la acompañan y la asisten.
– Y en esa parte final también aparece el movimiento feminista como artífice de una campaña contra este tipo de abusos. ¿Pero no crees que tendría que ser más gente quien se movilizara? Porque todos hemos sido niños y niñas y deberíamos de entender este problema y obrar en consecuencia, protestando.
Debería de ser así, por supuesto. Creo que afortunadamente todo esto es como un amanecer. Por suerte, el feminismo sigue avanzando en esta lucha enorme de tener una sociedad más igualitaria. Pero la situación se da así porque el patriarcado está muy arraigado en todas nuestras costumbres, por eso se habla de un proceso de deconstrucción que tenemos que hacer todas y todos.
Yo tengo más de 50 años. Me eduqué y crecí dentro de una cultura machista, y ahí hay muchas violencias absolutamente naturalizadas, que se toman como actitudes normales y que no lo son; inclusive que una mujer en un mismo puesto laboral perciba un sueldo menor que un hombre. A una mandataria como Merkel o una ministro se le pregunta cómo hace para compatibilizar su rol en la vida familiar con su puesto de poder, y eso a un hombre no se lo van a preguntar nunca. ¿Por qué? Porque está totalmente naturalizado que quien se debe encargar de las tareas del hogar, del cuidado de los niños o de los adultos mayores, siempre ha de ser una mujer.
Todo tiene que ver con eso. Hay muchas cosas por cambiar. Ojalá que “La Reparación” sume un granito de arena y sea un disparador para que nos pongamos a pensar y reflexionar todas estas cosas para que de a poquito podamos ir cambiando el mundo.
©José Luis García/Cinestel.com