En “Nuestra Bronca” los Slutzky persiguen que se haga justicia

El director de cine Shlomo (Sergio) Slutzky lleva ya mucho tiempo intentando que un sospechoso de crímenes de lesa humanidad llamado Aníbal Gauto, comparezca ante la justicia argentina para que pueda determinarse su grado de implicación en la desaparición de un familiar suyo, el Dr. Samuel Slutzky, quien fue una de las víctimas potenciales de Gauto en el Centro de Detención Clandestino “La Cacha” durante la última dictadura militar (1976 – 1983).
Sin embargo, resultó paradójico que quien supuestamente había violentado a activistas judíos de izquierdas en Argentina, acabara refugiado en Israel y sabiendo esto, es Shlomo el que se compromete a lograr la extradición del sospechoso a Argentina, para que sea indagado y juzgado y condenado como lo fueran sus colegas de Batallón en octubre 2014 por secuestro, tortura, asesinato y sustracción de menores.
Tomer Slutzky, el hijo de Shlomo, ha acompañado a su padre en numerosos acercamientos a este problema y ahora toma la batuta de “Nuestra Bronca”, esta película documental rodada por ambos, cuyo título hace referencia a la “bronca” (una palabra que en América se emplea para denominar el enojo y la furia) de unos 100.000 argentinos que actualmente viven en Israel y que de ninguna manera quieren que este tipo de delitos queden impunes, frente a una inexplicable e incomprensible negativa del gobierno israelí a posibilitar una justicia tardía que en parte repare el mal y los daños que se cometieron.
Desde un análisis de ámbito general, muchas veces se percibe que esa lentitud de la justicia tal vez esconda el propósito de favorecer un tipo de amnistía encubierta que tenga que ver con la edad,… como si se quisiera esperar a que aquellos criminales se hagan mayores, llegando a la vejez o fallezcan antes de que tengan que rendir cuentas. De hecho, Shlomo explica que la mayoría de arrestos domiciliarios a mayores de 70 años no se cumplen en la Argentina.
Aparte de eso, Gauto parece ser que hizo una estafa al Banco Central de la Argentina y se escapó en el medio del juicio que por ese delito se estaba celebrando en el año 2013. Hubo un pedido de la Interpol respecto a ese caso, pero hasta ahora -y han pasado ya casi 10 años- el sospechoso no ha sido deportado desde Israel a Argentina y el presunto delito estaría a punto de prescribir, una controvertida prerrogativa de la que afortunadamente carecen los delitos de lesa humanidad, que sí se mantienen vigentes para ser juzgados en cualquier momento, preferiblemente cuando éstos son descubiertos, cosa que pocas veces se cumple. En esa ocasión, hubo un cambio de juez y el nuevo anuló el pedido de extradición internacional. Gauto sigue imputado en la causa, pero a Israel no le consta petición alguna a la que atenerse.
En “Nuestra Bronca”, lo que Tomer, -quien también es cineasta en su vida habitual-, hace es retratar el punto de vista de su padre, Sergio (Shlomo), una decisión acertada teniendo en cuenta que su progenitor es quien mantiene una denuncia contra Gauto en los tribunales israelíes.
Shlomo responde las preguntas de Cinestel:
– En algún momento Gauto declaró que él no es un “pez gordo”. ¿Pero es que sólo hay que juzgar a los peces gordos o cada uno tiene que responsabilizarse de lo que ha hecho?
Tenés razón en lo segundo que dijiste, pero eso a nivel moral. Yo puedo entender que en un determinado momento se juzgue a quienes han hecho estos delitos, y tenemos que entender que en Argentina, gente que estaba en el mismo puesto que él, o sea, que estaba contratado como Agente Civil de Inteligencia Militar, -¿Y quién es un agente de ese tipo, sino una especie de espía o algo por el estilo?-, pero él dice que sólo hacía tareas burocráticas y que hacía carpetas sobre mí, sobre ti, para ver dónde trabajamos, con quién nos encontramos y demás.
Yo he encontrado en el Departamento de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires una carpeta donde está toda la información sobre Samuel Leonardo Slutzky, el primo hermano de mi papá, y con esa carpeta fueron a detenerlo, a secuestrarlo,… en base a esa carpeta lo torturaron para tratar de sacarle información y es así como murió; todo por esas carpetas que supuestamente hizo una persona que decía que estaba en una oficina y hacía carpetas. Pero fuera de eso, a Aníbal Gauto hay testigos que lo vieron como guardia en el Centro de Detención clandestina La Cacha en la ciudad de La Plata, donde se mandaba a la gente que las carpetas decían que había que interrogar bajo tortura, y gente que estaba en el mismo puesto que él en la Oficina, fue condenada cuando pudo ser identificada y procesada.
Es verdad que Gauto no fue un “pez gordo” porque no era Etchecolatz, el jefe de la Policía de Buenos Aires, pero tiene información y seguramente que sabe más que eso, así que me parece que por lo menos sí tiene que ser indagado y, si es necesario, juzgado.
– En el documental muestras nuevamente uno de los juicios en contra de algunos colegas de Gauto, como hicieras en tu anterior película, los cuales sí fueron condenados, pero al mismo tiempo se mostraron desafiantes y poco arrepentidos de lo que hicieron. ¿Has pensado más a fondo qué es lo que les ocurre para que se muestren así?
En Argentina hay una especie de fidelidad a la causa y hay pocos casos en los que esta gente asumió algo de su responsabilidad, porque ellos siguen atendiendo a los códigos de silencio.

Sergio «Shlomo» Slutzky, co-director de “Nuestra Bronca”
Sí que hubo un diálogo que yo mantuve con Teodoro Aníbal Gauto, cuando él todavía no sabía que yo era familiar de un desaparecido y pensaba que yo era un periodista, en el cual yo le pregunto que por qué no pedía ir a la Embajada para declarar ahí. Y entonces él me respondió que no cree en la justicia argentina porque piensa que “es una justicia de venganza” y que las Madres de Plaza de Mayo lo único que quieren es llevarles a todos ellos a prisión perpetua. Pero justamente porque hay un sistema jurídico democrático, es que hay ciertas trabas. Por ejemplo, él está pedido para ser indagado, pero Israel, si él estuviese pedido para ser juzgado, entonces podría entregarlo a pesar de que no hay un acuerdo de extradición entre ambos países. Gauto se protege en esa circunstancia burocrática.
– ¿Pero entonces Argentina no tiene mecanismos para enviar una comisión judicial a Israel con el fin de interrogarlo allí?
La Argentina podría haber hecho más, pero pienso que en determinado momento quizás hubo una cuestión de orden de prioridades que tiene que ver con primero ocuparse de los que tienen acá, y además creo que hay una especie de reticencia a enfrentarse con Israel.
Lo que es seguro es que hay todavía en Argentina ciertos poderes que defienden a Gauto, así como los hay también en Israel. Y lo que no entiendo es que si esta persona es alguien que supuestamente se gana la plata en el país de limpieza de oficinas y demás, cómo es que se puede permitir pagar a una de las abogadas más caras de Israel, una abogada que atiende a oligarcas rusos; y en Argentina a un abogado que ha cobrado decenas y decenas de miles de dólares. O sea, esto sale de alguna parte, de algún bolsillo, así que la pregunta clave es quién defiende a Gauto.
– Tal vez hay otro sector que también podría haber actuado en este caso y no lo ha hecho, y ese es la Fiscalía argentina. ¿No podría haber una actuación de oficio en el sentido de esclarecer las implicaciones de Gauto en todo esto?
Supuestamente hay una diferenciación. En su momento se pensó que por el conflicto habido por el tema de Irán, tras la destrucción en Buenos Aires con una explosión del edificio de la AMIA, de la comunidad judía, en 1994, se podría enviar un fiscal a Irán para que hiciera allí una investigación y eso finalmente no se hizo, pero yo personalmente le pregunté al que era entonces el Canciller argentino, Héctor Timerman, que si quería mandar una comisión de investigación a Irán, por qué no la mandaban a un país un poco más fácil como es Israel, y mucha respuesta no hubo.
Pero de vuelta, yo pienso que esto sí que tiene que ver con una cuestión de, repito, que hay un prurito a enfrentarse a Israel, pues igual que para ellos es importante el tema del edificio de la comunidad judía y el de la Embajada israelí, que fueron destruidos en dos atentados en la Argentina, a nosotros el tema de memoria, verdad y justicia nos es importante y tenemos que resolver este caso.
– Pero, yendo hacia atrás en el tiempo, se tiene la impresión de que tras la llegada de Alfonsín al poder las cosas empezaron a cambiar y que después fue Menem quien lo estropeó todo. ¿Fue así o habría que matizar algo al respecto?
Yo pienso que Alfonsín, dentro de sus limitaciones, hizo bastante. Él empezó los juicios, pero quizás el error de él fue decir que se iba a juzgar a todos, y entonces cuando no se pudo juzgar a todos hubo una sensación como de fracaso en ese sentido, y por otra parte, mientras se hacían los juicios hubo otra revuelta militar en contra de Alfonsín y el pueblo estaba dispuesto a salir a la calle y a enfrentarse con los que hacían esa intentona, pero Alfonsín, por sus limitaciones como demócrata-liberal que le tenía un poco de miedo a las masas, trató de evitar problemas, así que finalmente esos militares no fueron castigados como hubiera sido necesario y después hubo otros intentos.
Menem vendió el país a un precio barato cuando hizo las privatizaciones, a través de las cuales se ve que recibió favores, e hizo leyes que dieron una nueva amnistía a los militares, algo que en la época de Néstor Kirchner se rompió y se pudo empezar a juzgar.
– ¿Y no te parece que “Nuestra Bronca” aboga más por el ahora que por lo que pasó?
Es más, la película la cerramos en febrero de este año, pero nuestra acción no está cerrada. Yo por ejemplo estuve acá en Buenos Aires en agosto junto con otros dos familiares de desaparecidos que viven en la Argentina, y nos encontramos con el Ministro de Justicia, Martín Soria. Si bien él tenía un informe de situación sobre qué es el caso Gauto, se quedó impresionado de entender que más allá del tema de lesa humanidad, esta persona ya se escapó de cuatro pedidos de captura internacional, y me dijo que iba a hacer todo lo posible dentro del marco de no intervención de lo político con el ámbito judicial. Igualmente opinó que esta persona que se ha escapado cuatro veces de las solicitudes de un poder judicial “no es un perejil” (perejil: persona que no vale nada), debe de ser alguien que tuvo protección como para salvarse de esas requisitorias.
Hay algo que no fue contado suficientemente en la película, porque sintetizamos todo en 70 minutos y quizá habríamos necesitado convertirla en una serie para abarcar todo esto, y ahí te aseguro que habría habido un capítulo español porque Gauto hace una estafa en el año 1980 junto con su mujer, cuando roban la plata de 400 sueldos que tendrían que haber sido pagados y se escapa a España el mismo día que la cobran, donde permanece algo más de un año y de repente lo agarran porque vino a Argentina a cobrar unos bonos con un documento falso.
Cuando lo hablé con él y le pregunté que cómo hizo para salirse, me respondió que hubo dos argentinos que fueron a hablarle y le pagaron el pasaje de vuelta a toda su familia. Cuando le explico que a él le tenían que haber retenido el pasaporte, si es que estaba detenido ahí, me dice que lograron sacarle al aeropuerto y darle un pase. O sea, que esto no es algo normal. Cuando le pregunto que qué fue lo que le pidieron a cambio, me respondió que nada.
Yo no puedo no pensar que esto estaba ligado con el lugar de trabajo de él antes, es decir, con los servicios de inteligencia. Es impensable que en ese momento que en Madrid había miles y miles de argentinos refugiados, y que los servicios secretos argentinos tenían mucho interés en saber qué era lo que pasaba ahí dentro, no mandaron espías que se intentaron colar dentro de la colectividad de refugiados.
Además, España tuvo que sacar un pedido internacional de captura contra él, o sea, tu país está dentro de este baile, tanto por haberlo recibido como por no haber ejecutado el pedido de captura de Argentina de 1980. Mientras tanto, Gauto hizo esa estafa en España, se escapa de España, vuelve a la Argentina, se demoran los pedidos de captura,… Este no es un perejil, como dice el Ministro Soria.
©José Luis García/Cinestel.com