«The Ancestral Sin», de David Deri; el arbitrario reparto demográfico

20 Festival de Cine Judío de Barcelona 2018
La desclasificación de unos documentos del gobierno israelí dio lugar a una serie televisiva de varios capítulos, uno de los cuales, «The Ancestral Sin», ha significado todo un escándalo entre la gente de aquel país, pues el trabajo de David Deri da a entender que en Israel hubo y hay discriminación hacia los judíos de origen sefardita que llegaron al poco tiempo de la formación del estado que rige en la actualidad.
La trascendencia y la polémica creada fue tal, que el episodio de la serie se ha transformado en un documental que provocó largas discusiones en el seno de la sociedad y la política israelí.
Ahora se reconoce a través de este film que Israel no sólo tiene problemas con sus países vecinos de mayoría musulmana, sino que además los ha tenido y los sigue teniendo en su mismo territorio, pese a la voluntad de mucha gente de que eso no pase.
La familia del director es de ascendencia marroquí, y aunque la armonía con los judíos siempre ha sido sostenida dentro de muchos de los países del norte de África, lo cierto es que en las primeras décadas de la constitución de Israel como país, fueron centenares los que se desplazaron a esa zona de Oriente Próximo como refugiados.
La cuestión clave está en lo que pasó cuando estas personas llegaron a Israel, pues ahora sabemos a través de los documentos y las entrevistas que exhibe el film, que una gran mayoría de judíos que no procedían de Europa fueron deportados y confinados en pequeñas poblaciones extendidas por todo el territorio, en su mayoría árido e inhóspito.
Parece ser entonces que como los judíos europeos fueron quienes fundaron el país, ellos mismos se adjudicaron la prerrogativa de distribuir a lo largo y ancho del territorio a quienes llegaron después, reservándose para sí mismos los lugares socialmente más aceptables.
En ese sentido, «The Ancestral Sin» es un documental que va directo hacia el corazón del sionismo, doctrina que considera lo judío como un pueblo incluso con más énfasis que como una religión, y verdaderamente su visionado trata de repensar en cómo se hicieron las cosas y qué consecuencias tuvieron en la vida de muchos judíos mizrajíes que llegaron tanto desde el continente africano como desde Oriente Medio.
A través de entrevistas es como conocemos sus testimonios de descontento con la marginación creada desde entonces por los judíos asquenazíes que suelen ostentar siempre el poder, y su sensación de haber sido engañados aun cuando las tensiones han ido disminuyendo con el tiempo.
Yeruham es el nombre de la localidad donde fue confinada la familia del director, cuyos padres explican ante la cámara de qué forma no les han hecho ni caso en todo este largo tiempo transcurrido. Otros damnificados por el problema, así como un burócrata severo y recto del sistema que tiene un carácter seco y un comportamiento poco sociable, y también varios académicos, completan el arco de declaraciones que integra el filme, que además presenta como pruebas irrefutables la transcripción de lo dicho en las reuniones de la Agencia Judía, que es el organismo encargado de esa inmigración en el país, así como otros testimonios escritos, entre ellos determinados cruces de correspondencia.
La parte más dura de «The Ancestral Sin» está en la constatación de que estas personas eran amenazadas si no aceptaban su ubicación definitiva, incluso negándoles comida o separándoles de sus hijos. Todo un escándalo de increíbles dimensiones.
©José Luis García/Cinestel.com