Visitó Barcelona Terry O’Neill, el gran fotógrafo que odia las cámaras

Terry O’Neill es un prestigioso fotógrafo británico que ha tenido la gran suerte de poder disparar su cámara ante celebridades muy diversas, desde los Rolling Stones, pasando por Orson Welles, Audrey Hepburn, Mia Farrow, Paul Newman, Frank Sinatra y muchos más, hasta la mismísima reina de Inglaterra.
Desde hace unos años existe una exposición itinerante con un pequeña parte, pero al mismo tiempo representativa, de sus fotografías, que ahora se inauguró en la Filmoteca de Catalunya, aunque dos años atrás, en 2016, ya se pudo ver por primera vez en Catalunya durante la celebración de la anual Mostra de Cinema Llatinoamericà que se desarrolla en Lleida entre marzo y abril.
En Cinestel ya dimos debida cuenta en aquel entonces sobre el contenido de la exposición y si el célebre fotógrafo no estuvo en el Pla de Lleida fue porque no suele viajar. Tan sólo se ha acercado a presentar exposiciones en Madrid y Barcelona.
A su llegada a la Filmoteca hizo primero una rueda de prensa previa a la inauguración, que precedió además un encuentro con el público que abría un breve ciclo que contiene películas como la espléndida adaptación que hizo en 1957 Stanley Donen de un musical de George Gershwin, «Funny Face», con Audey Hepburn y Fred Astaire como protagonistas; la magnífica «Blow-Up», de Michelangelo Antonioni, que estuvo inspirada en un relato del argentino Julio Cortázar titulado «Las babas del diablo»; la ópera prima en cine del fotógrafo americano William Klein, «Qui êtes-vous, Polly Magoo», rodada en Francia con los actores Dorothy McGowan y Jean Rochefort; y la más reciente «Life», que hiciera Anton Corbijn en torno a la figura mítica e icónica de James Dean a partir de la amistad que este actor mantuvo con el fotógrafo Dennis Stock.
El presente y su contraste con el pasado
«Los 60 fueron unos años muy creativos. A la gente joven nos daban una oportunidad y nosotros la tomábamos. Fue una época increíble. Todos nos ayudábamos los unos a los otros, eran increíbles los 60’s. Ahora ni siquiera los políticos son geniales, estamos ante un especie de aburrimiento y parecen obsesionados consigo mismos. Ésta no es una buena época. Yo pienso así, de todas maneras». -se lamentaba O’Neill ante los medios-.
El eminente británico dejó de trabajar en su oficio de siempre, la fotografía, y considera que hoy en día las relaciones entre las celebridades y los fotógrafos han cambiado y se han vuelto más impersonales. Su crítica va todavía más allá cuando opina que actualmente no se están haciendo buenas películas. Para él, es la televisión la que ahora hace el trabajo más creativo, aunque reconoce que algunas cosas que se dicen a través de la pequeña pantalla le horrorizan.
Su método con las celebridades
Terry O’Neill no es un fotógrafo de esos que captura las imágenes al vuelo, sino que siempre ha preferido tenerlo todo muy planificado desde antes de disparar. En ese sentido se le puede calificar como un retratista que intentaba plasmar en una película fotoquímica aquello que ya a priori tenía visualizado en su mente. Para conseguirlo solía convivir previamente con las estrellas cuya imagen iba a reflejar y puede decirse sin exagerar que cada foto de las miles que sacó contiene una historia paralela que en la mayoría de los casos se podría contar.
Entre las cosas que explicó en la Filmoteca de Catalunya, destaca su orgullo por una foto a la actriz Faye Dunaway (con quien tiempo después se casó), a la mañana siguiente de haber recibido un Oscar. Esa imagen se subastó por 190.000 dólares para causas benéficas.
También habló de su relación amistosa especial con Frank Sinatra o con Paul Newman, de quien dijo que era un buen hombre a quien le gustaba la velocidad de los coches mucho más que su carrera de actor. Después de un rodaje, lo acompañó a su casa y tomaron un vino.
Otros de sus calificativos hacia los retratados son que Nelson Mandela fue una persona maravillosa y que le encantó Ava Gardner a quien conoció en España. Amy Winehouse fue una de las últimas celebridades que retrató, sobre la que pensó que iba a ser una gran cantante de jazz, aunque reconoce que su adicción a las drogas hizo inevitable su fatal desenlace.
Hubo también famosos que lo miraron con un cierto desagrado, entre ellos Steve McQueen a quien sólo pudo sacar unas pocas imágenes. O Elton John, celebridad a la que no le gustan las fotos. Y hay una curiosidad en su presentación ante los medios en Barcelona que quizá pasó desapercibida, pero que es muy representativa de su modo de pensar: cuando habló de Paul Newman lo hizo en presente, como si aún estuviera vivo, y cuando se refirió a Elton John se expresó usando el pasado. Ello refleja cuan importante es para Terry O’Neill esas imágenes que él dice que se fabrica en su mente fotográfica. En la Filmoteca llegó a decir que odia las cámaras porque disfruta más con la idea previa del proyecto. «Con ellas intento capturar lo que veo en alguien. Yo ya lo tengo todo antes en mi mente» -aseveró-.
¿Película o formato digital?
Este gran fotógrafo británico comenzó trabajando con una cámara marca Leica, para después usar una Nikon y acabar su carrera profesional con una Hasselblat. Está considerado como el primer profesional que usó la cámara de 35mm allá por el año 1963, la de carrete en una época en la que sus colegas seguían usando la de placas, más pesada y por tanto menos manejable.
Respecto al formato digital dijo en Barcelona que únicamente lo ha usado una vez en un trabajo para la televisión, pero que no le gusta porque cree que no es lo mismo y está convencido de que la película fotográfica tradicional va a volver.
También remarcó que «a la gente le encanta ahora fotografiarse a sí mismos, es la era de la selfie. Todo el mundo quiere salir ellos también en la foto. No sabemos de quién es la culpa, pero mía no es». Terry O’Neill es un poco receloso de las redes sociales, y asegura que todas esas cuestiones las lleva su hijo. «Me he de proteger a mí y he de proteger a la persona que sale en la foto. Ellos me han dejado entrar en su vida y qué menos que este respeto y esta protección. Tengo un IPhone pero no saco fotos con él porque me parece una distracción. De todas formas, la gente hace fotografías y es mejor hacer que no hacer» -contó en la rueda de prensa-.
En cualquier caso, el prestigioso fotógrafo ha abierto la puerta en un concurso fotográfico que organiza, a una sección específica para los móviles porque asegura que les estaba llegando un material muy bueno.
©José Luis García/Cinestel.com