El cine argentino acabó el 2020 en una situación de gran complejidad
Con los esfuerzos de la nueva gestión del INCAA por intentar saldar las deudas que dejó el saliente y advenedizo presidente anterior, -sobre algunas de las cuales deberá responder ante la Justicia-, comenzó un año 2020 difícil, extraño y nunca visto, en el que hubo un larguísimo encierro de la población en sus casas, en cumplimiento de lo decretado por las autoridades sanitarias.
Como especificaron numerosas asociaciones en un comunicado conjunto a mediados del mes de diciembre, esta situación “obligó a interrumpir rodajes, cerrar salas de cine y dejó a miles de trabajadores y trabajadoras sin empleo, agravando la situación del sector”.
Ante tal panorama, la larga lista de firmantes puso de manifiesto su preocupación a consecuencia de los aplazamientos y demoras ocurridos en temas que consideran clave para el futuro del cine argentino.
La exhibición en salas de cine es fundamental para el sostenimiento económico del Instituto, a la espera de que también los legisladores incorporen cuotas a las plataformas de streaming (OTT’s) que cuenten con usuarios en la Argentina. Ése es probablemente uno de los principales obstáculos a los que se enfrenta en la actualidad el organismo presidido por el cineasta Luis Puenzo, pues se acaba de decir que por lo menos hasta febrero próximo el acceso a los espacios públicos de exhibición va a permanecer bloqueado en el país.
Aparte de ello, la fuerte devaluación de la moneda es otro de los agravantes que está padeciendo esta cinematografía. Las películas cuestan ahora el doble de lo que costaban poco tiempo atrás y el número de proyectos factibles de ser desarrollados se ha multiplicado por diez desde que se promulgó la tan bienvenida Ley del Cine de 1994.
Reclamos de una parte del sector y la respuesta de Puenzo
Pese a esta situación tan compleja a nivel general, un gran número de trabajadores de esta industria afirma que se sienten abandonados por la actual gestión del INCAA.
Según decían, el Instituto “no acompañó al sector en la crisis, no pagó o pagó con retraso lo adeudado a las películas, no pensó políticas urgentes para la reactivación, no impulsó el pedido por la reapertura de salas ni el pedido para gravar a las OTT y ni siquiera tuvo la sensibilidad de recibir a sus representantes” -se quejaban en su comunicado-.
Estos reproches fueron todavía más allá y también se refirieron a un lanzamiento tardío de los concursos, falta de cupos de equidad de género, y puesta en riesgo de los festivales de cine nacionales. Igualmente explicaban que no se nombró al nuevo Consejo Asesor y que se demoró ocho meses la convocatoria de la Asamblea Federal.
La respuesta de Luis Puenzo no se hizo esperar y, a través de un informe de gestión, les hizo llegar a los cineastas un comentario acerca de lo que el Instituto puede y no puede financiar: producciones y no productoras, así como obras sociales sindicales y otros proyectos en curso, “al solo efecto de ser utilizados en dichos proyectos y no para solventar otros gastos ni costos empresarios”. Igualmente, el INCAA concede préstamos -que no subsidios-, destinados al equipamiento industrial.
Durante el año 2020 se incluyeron pagos parciales de subsidios entregados a ochenta y dos películas nacionales, la mayoría de ellas en virtud de su lanzamiento a través del programa “Jueves Estreno”. “Actualmente -aseguraba Puenzo-, a partir de la reactivación de los rodajes, estamos trabajando en el relanzamiento de la industria, diseñando medidas cuyo eje es un nuevo Plan de Fomento, que dará prioridad a la recuperación del costo de una Película de Presupuesto Medio, tal como marca la Ley: un valor basado en datos objetivos, que fueron muy inciertos mientras no hubo rodajes”.
El Presidente del Instituto afirmó además que ese nuevo modelo de Fomento “incluye consideraciones específicas, no sólo según los costos de producción, sino también a partir de sus formatos y características: documental, ficción o animación, las particulares condiciones de producción de las regiones y la diversidad de géneros”.
Se ven distintos palos en las ruedas del cine argentino
Pero en el medio de una de las crisis más severas, en la que no se sabe si algo que se podría aprobar ahora se tendría que cambiar al cabo de dos meses, surgen otros reclamos más genéricos y esenciales que han florecido a raíz de las reflexiones a medio y largo plazo de Puenzo y de la necesidad de buscar fórmulas de supervivencia para el sector, pues hay toda una serie de agrupaciones profesionales que temen que con los desequilibrios del 2020, mucha de la gente que trabaja en el cine pueda no continuar haciéndolo en un futuro.
El Presidente dice que temas como la devaluación podrían ser “una bomba en el tiempo” para el cine argentino, y señala a “los que fingen no entenderlo porque la caja es grande, y puede ser más grande si consiguiéramos gravar a las plataformas de streaming. Los que no quieren dejar de llevarse el dinero del Estado como lo han hecho siempre. Los que han fomentado el trabajo precario a espaldas de los sindicatos, a veces asociados a empresas extranjeras. Los que no quieren la reconstrucción de una industria que puede volver a serlo si conseguimos recuperar y actualizar una cultura del trabajo que nos viene de lejos. Y por otra parte, quienes les creen lo que dicen, como si el cine pudiera ser ajeno al país, a nuestra economía quebrada, a la pandemia que sumó dificultades enormes”, -apuntaba el veterano cineasta-.
Junto a estas declaraciones, hubo una manifestación de diversas entidades profesionales ante la sede del INCAA el pasado 14 de diciembre, donde hablaron distintos representantes para pedir que se les invite a participar en conversaciones para saber qué se les venía en el año 2021.
Entre los intervinientes, Juan Mascaro (DOCA) insinuó que Puenzo “pertenece a un sector en el cine argentino que siempre planteó un cine para pocos y pocas y los consagrados”, y aseguró que el Presidente “no está por una ampliación de los derechos en el cine para que mucha más gente filme”.
Y mientras Francisco Marqués (CDC) expuso sus dudas acerca de las pretensiones del equipo que dirige el Instituto de incluir las series televisivas en el que será el nuevo Plan de Fomento, Sandra Gugliotta (DIC) calificó la actual gestión como “la peor de la Historia”, ya que según dijo, se ha destruido toda la producción de 2020 y de 2021 porque “todo lo que venía mal, se hizo peor, y se mantuvo a la gente que estaba en la gestión anterior”.
Las propuestas a futuro
Pero sobre la base de que gran parte de los problemas que ahora padece el cine argentino a consecuencia de la crisis provienen de factores externos, ante los cuales el INCAA no tiene decisión además de ser inciertos, Puenzo planea poder relanzar el cine nacional a partir del segundo trimestre del nuevo año. Se trata de una estimación, pues en este trance pocas cosas se pueden aseverar con rotundidad.
Entretanto, parece que seguiría habiendo la posibilidad de continuar habilitando ayudas extraordinarias, si llegara el caso. Se acelerarían los procesos de digitalización administrativa del Instituto y se aumentarían los montos que reciben las provincias para la celebración de festivales de cine.
Asimismo, ya se supo que se iniciarán las obras postergadas por las medidas tomadas ante la crisis en el Cine Gaumont de Buenos Aires y en la ENERC, tanto en la sede Nacional como en las Regionales. E igualmente se impulsarán proyectos que requieran de una aprobación legislativa previa en torno a temas como son las cargas impositivas, la paridad de géneros o la aplicación de cupos.
Entre la amplia lista de medidas que los firmantes del comunicado de protesta propusieron por la situación de incertidumbre en la que se hallan muchas productoras, se encuentra la de que se legisle para que cualquier película estrenada en el circuito de proyección no pueda superar un máximo del 20% de salas cinematográficas, estableciendo además una cuota de pantalla del 25% para el cine nacional; realizar concursos a proyectos de exhibición, distribución y conservación de cine argentino que incentiven, promuevan y apoyen proyectos generados desde los Espacios INCAA y alienten el compromiso de privados en la generación de públicos; e impulsar el CINAIN para la preservación y conservación del cine local, poniendo en marcha además el deseado proyecto de la Cinemateca, que tanto tiempo se está haciendo esperar.
©José Luis García/Cinestel.com