«Ábalos, una historia de 5 hermanos»; Vitillo multiplicado por 5

Estrenada en el cine Gaumont de la ciudad de Buenos Aires
Solamente Vitillo sigue vivo. El famoso conjunto de música folklórica de Argentina, Los Hermanos Ábalos, uno de los más antiguos de Latinoamérica, fue uno de los pocos que lograron destacar en Buenos Aires ante la prevalencia del todo poderoso tango.
Los Hermanos Ábalos fue un quinteto de cinco voces (todos cantaban) que comenzó en Santiago del Estero en 1939 y se mantuvo en marcha durante 60 años, tocando diferentes instrumentos, algunos de los cuales eran igualmente pertenecientes a la mejor tradición musical.
La debutante Josefina Zavalía Ábalos dedica este documental al último superviviente del grupo, Vitillo Ábalos, que en el filme se apodera de la atención de la cámara para mostrarnos en su mayor parte cómo es su vida actual, cuáles son sus recuerdos, y una contribución suya a un nuevo proyecto musical.
En «Ábalos, una historia de 5 hermanos», la voz de Vitillo resuena durante todo el documental, así como la de su sobrino-nieto Juan, un joven que se dedica a tocar la guitarra eléctrica en un conjunto de rock y lo ayuda en la recopilación de viejos temas del grupo a través de un método de fusión musical, algo que también se está haciendo en ocasiones con el tango, sobre todo en Buenos Aires.
El propósito de esta experiencia eminentemente musical parece ser el de ampliar el legado de Los Hermanos Ábalos, mediante la creación de lo que podríamos llamar «nuevas experiencias musicales».
Y no estamos hablando de un grupo menor, ya que sobre todo a raíz de la aparición del conjunto en la película «La Guerra Gaucha» (1942), dirigida por Lucas Demare, su fama fue espectacular.
Tratándose de un documental musical que sigue la vida actual de Vitillo a sus 96 años y sus ganas de vivir, el filme va dirigido principalmente a todos aquellos que amen este tipo de música y la hayan disfrutado, ellos y sus ascendientes, de esta fórmula folklórica argentina de alegres sones. Co-dirigido junto a Pablo Noé, el relato queda definido por la expresión inicial de su protagonista de que hay que vivir la vida y muestra cómo se puede llegar a tener casi 100 años de edad en unas condiciones que son inmejorables.
©José Luis García/Cinestel.com