«La danza de la realidad», visita guiada a la mente del chileno Alejandro Jodorowsky

Artista extremo y que también lanza a los espectadores hacia los extremos, o amas su cine o lo odias, Jodorowsky presentó en la Quincena de Realizadores de Cannes 2013 su nueva película, primera parte de una autobiografía imaginaria, «La danza de la realidad» que fue ovacionada en esa ciudad francesa más bien por su singularidad, no intenta imitar a nadie, como reflejo de los sueños y pesadillas que circulan por la cabeza de este psicomago ya entrado en los ochenta pero con antecedentes familiares de gran longevidad.
Tras 23 años sin hacer cine, Jodorowsky intenta encontrarse a sí mismo. Nacido en Chile en 1929, en la pequeña ciudad de Tocopilla, donde se filmó la película, Alejandrito Jodorowsky se enfrentó con una educación muy dura y violenta, en una familia desarraigada. A pesar de que los hechos y las cifras son reales, la ficción se abre paso a través de un mundo poético donde el director reinventa su familia, incluyendo a su padre y su ruta a la redención, la reconciliación del hombre y de su infancia.
«La danza de la realidad» discurre durante la primera década de vida de Jodorowsky y muestra a un padre tercamente enfundado en el estalinismo, agresivo y sadomasoquista, y a una madre que procura ser bondadosa y que siempre dialoga en clave y tono de cantante de ópera, como si estuviera haciendo una representación permanente en un teatro. El realizador contaba en una entrevista que en la vida real su mamá quería cantar ópera pero que su papá le quitó la vocación a palos.
Durante sus más de dos horas de duración, la película trata de seguir los cánones de la danza, disciplina en la que no importan tanto los personajes sino más bien lo que simbolizan con sus creencias, sus movimientos y sus actos. La narración no sigue una lógica lineal y va mezclando fórmulas en las que se resaltan los delirios, el humor absurdo, la fantasía, el sinsentido, la exageración, la altisonancia y la grandilocuencia.
El hogar de los Jorodowsky, inmigrantes ucranianos que tenían una tienda en Tocopilla, estuvo siempre dominado por las manías y los modos dictatoriales del padre. El director no duda en reconocer que su progenitor era un monstruo y asegura que cortó con su familia a los 23 años y ya no los volvió a ver de nuevo. Para hacerse una idea de la crueldad que se muestra de este personaje, señalar que rechaza la anestesia en las intervenciones de un odontólogo a su hijo porque dice que el dolor se domina con la voluntad.
La película va basculando entre diversos temas sin asentarse en ninguno porque todos son tratados de una manera incómoda, en forma de farsa, melodrama, fantasía y muy cercana al vodevil. No falta tampoco una escena polémica, de esas que dan que hablar al tiempo que promocionan la película, y que se produce cuando la madre logra recuperar al padre de un estado agónico; una secuencia grotesca, de mal gusto, un auténtico esperpento.
Desde su propia visión del pueblo donde habitaba cuando era chico como si fuera un circo, Jodorowsky emplea esos raros y extraños personajes que aparecen en el film para hablar de diversos temas, como el enano que anuncia a voces que la Bolsa de Nueva York ha caído y que el 70% de los chilenos están sumidos en la pobreza, los travestis y homosexuales comunistas que acuden a una reunión, las desmedidas muestras de afecto hacia el presidente de la nación, los nazis que desfilan por las calles de Santiago y el numeroso grupo que con algunas o todas las extremidades castradas se dirigen por las calles hacia el mar.
Uno de los hijos del director, Brontis Jodorowsky, es el protagonista junto a la soprano Pamela Flores. Al igual que ocurría con Raúl Ruiz, Alejandro vive en París pero a diferencia del anterior, nunca antes había rodado en Chile. Esta es su séptima película y en Santiago el Fondart no le dio la subvención de 400.000 dólares que solicitaba por lo que acudió al crowdfounding y logró que 900 personas aportaran 40.000 dólares, dinero que decidió después devolver porque había encontrado coproductores en México y Francia, pero se mantienen los nombres en los títulos de crédito finales. Antes del fin de la historia, el actor argentino Gastón Pauls hace un breve cameo y el propio Jodorowsky también aparece en muy contadas ocasiones.
©José Luis García/Cinestel.com