«Alguien a quien amar»; un relato sobre el descubrimiento del amor

Seminci, sección oficial.
La directora danesa Pernille Fischer Christensen nos presenta un adecuado drama emocional sobre el descubrimiento del amor dentro de uno mismo y el camino de vuelta hacia el disfrute de la vida. En la película, Thomas Jacob es un cantautor de fama mundial cuyos temas y estilo nos recuerdan a los del canadiense Leonard Cohen. Después de una larga ausencia, regresa a Dinamarca para grabar un nuevo álbum musical y se reencuentra con la hija de la que se distanció y con su nieto de once años con el que conecta de inmediato. La historia contrasta la desproporcionada lucha hacia la libertad personal que ha llevado a cabo el cantante, y que le ha obligado a levantar fronteras respecto a sus seres queridos.
Mikael Persbrandt es el actor principal de «Alguien a quien amar» (En du elsker), sobre el que es necesario indicar que es uno de los actores de teatro más conocidos de Dinamarca y que algunos asuntos tratados por la realizadora, en este caso parecen sacados de su propia biografía pues allí son conocidos sus coqueteos con todo tipo de drogas, lo mismo que le sucede a su personaje en la ficción y a algún otro dentro del filme. A pesar del triste panorama de fondo que representa su estilo de vida, el núcleo de la película es una historia de amor familiar a la que no se le sabe remediar toda la tragedia que les ha llevado a los protagonistas adultos a tomar caminos demasiado aventurados y peligrosos que no pueden sortear a pesar de su bondad y humanidad.
El filme de Fisher es un buen ejemplo sobre cómo algunas personas pueden llegar a meterse tanto en un trabajo determinado, al que identifican con la libertad, que sacrifican otras cosas importantes como son la relación con sus familiares más directos e íntimos. Thomas va descubriendo lo interesante y gratificante que es cuidar de su nieto, conociendo de antemano que los caminos recorridos en el pasado le pueden volver a jugar una mala pasada. La directora sabe captar positivamente para el espectador todas las texturas de la vida tanto en los ambientes cerrados como abiertos en el paisaje invernal danés, con una historia agridulce y convincente de principio a fin, fielmente ambientada y actuada.
La misma realizadora expresaba muy bien en pocas frases la génesis de su obra: «No se puede usar una infancia infeliz como excusa para seguir pasando mierda a la siguiente generación. Todos nosotros, cada generación tiene la obligación de conseguir que la siguiente esté un poco mejor. Hay que intentarlo por lo menos, especialmente en esta época».
©José Luis García/Cinestel.com