Venecia: «Algunas chicas» de Santiago Palavecino; ambigüedad de acción y de vida

La sección Orizzonti del Festival de Venecia acogió la primera proyección de la nueva película del argentino Santiago Palavecino, un thriller psicológico que sabe mantener las tensiones entre sus distintos personajes aunque es algo generosa con los tiempos de resolución del complejo entramado que está intentando resolver, en un contexto de mujeres que están sumidas en una profunda tristeza interior con un conflicto consigo mismas y con lo ocurrido en su pasado.
Ante una aparente crisis matrimonial, una cirujana llamada Celina visita la casa de campo de una amiga a la que no ha visto desde tiempos universitarios. Cuando ella llega, se da cuenta de que algo está pasando con Paula, la hijastra de su amiga, cuya ausencia es palpable. Mientras tanto, dos chicas, la mística Nené y la cínica María, acosan a Celina con preguntas incisivas porque quieren reclutarla para su grupo disfuncional.
Poco después, se entera de que Paula había intentado suicidarse pero no puede hacerse cargo de ese problema que tiene porque ella misma también los tiene, de hecho ha llegado hasta ahí porque está huyendo de algo oscuro y encima de todo, ha llegado al peor lugar de todos los lugares posibles para salvarse. A partir de ahí, poco a poco van renaciendo pequeños fantasmas que van infectando a todos los que están alrededor.
«Algunas chicas» parece un filme cuyo guión hubiera sido concebido a imagen y semejanza de las actrices que aparecen en la película, -una Ailín Salas dubitativa, una Agustina Muñoz impulsiva y segura de sí misma,…-, pero Santiago Palavecino aclaró a los medios en la ciudad italiana que su método consistió en regalarles a cada una de las cuatro protagonistas un ejemplar del libro en el que está basada la película, «Entre mujeres solas» de Cesare Pavese. Lo que hizo fue pedirles que armaran su personaje de la manera más libre posible. Tras escuchar sus puntos de vista, él adecuaría el guión a la mayoría de sus sugerencias. El director de fotografía, Fernando Lockett, las seguiría cámara al hombro para plasmar una historia oscura y hasta emocionalmente oclusiva, con esa sensación, en «Algunas chicas» larga y perenne, de que algo grave está por suceder.
Esa prolongación en el tiempo hizo que algunos espectadores abandonaran la sala por anticipado, sin ver concluir la película, pero también es cierto que el cine de terror y de suspenso tiene un enorme público fiel que no suele ser precisamente el que acude a estos festivales más diversos en su programación, por lo que Palavecino no sólo se ha puesto a experimentar en este género en cuanto al relato fílmico sino que también, curiosamente, en cuanto al tipo de público en su presentación mundial veneciana.
Uno de los personajes del reparto, Morelli, encarnado por uno de los actores argentinos que últimamente está apareciendo en cine con más frecuencia, Germán de Silva, pronuncia unas pequeñas frases en un momento de la película que explicarían muy bien cómo es este tipo de cine de género que a diferencia de otros, se propone una mirada únicamente hacia las angustiosas consecuencias de algo sin fijarse demasiado en las causas que lo originaron. Le dice a una de las chicas: «No trates de entender querida, ponete contenta. El placer de nosotros es el tuyo». Y muy elocuente también que la protagonista principal, encarnada por Cecilia Rainero, sea una cirujana, profesión encargada de reparar algo físicamente sin que importe tanto el origen de ese problema.
«Algunas chicas» es una película pesadillesca, con la sensación por momentos de que los personajes están atravesados por un sueño que no los quiere abandonar y que permite que Cecilia cada vez esté cayendo en una espiral que parece estar transformando su escapada en un encuentro con su propio destino.
©José Luis García/Cinestel.com