«Alumbrones» de Bruce Donnelly; el sentido de doce artistas cubanos

El pensamiento ayudado por el apoyo de estímulos como la vista, el oído, el olfato, el gusto o el tacto, estimulan la creación artística. Doce interesantes y carismáticos artistas plásticos cubanos diseccionan su visión sobre la vida en la isla a través de la mirada de la cámara del director sudafricano que radica en Nueva York, Bruce Donnelly. En «Alumbrones», estos creativos nos transmiten cómo viven el arte desde un país tan singular como Cuba, donde hay muchas dificultades para acceder a Internet y cuando todavía resuenan en el imaginario popular los ecos de lo que fue y significó el Periodo Especial que se tuvo que padecer tras el derrumbe de los países del viejo bloque comunista. En formato de entrevista fraccionada, esta película muy bien filmada, captura un país en un momento de cambios importantes.
Es bastante común que los artistas de la pintura manejen muchas veces materiales reciclados para su trabajo y en Cuba, tras haber vivido tiempos muy magros, es algo habitual entre ellos. «Alumbrones» nos dibuja el perfil de estos creadores que componen sus plasmaciones surrealistas a partir de un mundo real que a su vez también tiene muchas de esas connotaciones. En la película, ellos intentan explicar cuál es el modo y uso del proceso creativo a través de las herramientas de que disponen y lo que significa para ellos.
Respecto a los cambios que se están produciendo en la realidad cubana, su preocupación estriba en los mecanismos de adaptación de sus problemas actuales a los retos de transformación, antes de lo que pueda suceder en un mundo de la política al que consideran distante. Aderezado con distintas músicas, desde afrocubana hasta salsa, el documental se detiene mucho más en los vínculos que existen entre sus protagonistas y el lienzo, retratando el idealismo que se desprende de lo que dicen los pintores jóvenes y los testimonios de los más mayores, que en este caso están más asociados a sus experiencias personales del pasado. La película tiene también algunos momentos en el Taller Experimental de Gráfica de La Habana, uno de los más reputados del mundo, y algunas pinceladas de humor que la hacen más agradable.
Aunque doce personas son un abanico más que suficiente con el fin de conocer las distintas miradas que tienen estos artistas para adivinar en qué pueden coincidir y en qué no, es inevitable que el espectador se dé cuenta del papel preponderante de uno de ellos, el más veterano de todos: Pedro Pablo Oliva Rodríguez, nacido en Pinar del Río, que demuestra tener un gran espíritu crítico y para quien su aversión desenfrenada a la injusticia, junto con un amor sin igual por su país, le han ganado un merecido lugar entre los artistas más queridos y alabados de Cuba.
El mundo a su alrededor se plasma en su obra a través de figuras e imágenes diversas y complejas, mediante las cuales se refleja una verdad muy personal. Y sin dudarlo, su lienzo más representativo es ‘El Gran Apagón’, un enorme cuadro que ha sido comparado en importancia al ‘Guernica» de Picasso, pintado entre 1994-95, en pleno Periodo Especial, que según la revista mexicana Réplica 21 «entroniza un paisaje confuso después de la utopía».
Además de Oliva, los artistas que aparecen son: Sandra Dooley, Luis Rodriguez NOA, Eduardo Guerra, Orestes Gaulhiac, Isolina Limonta, el matrimonio formado por la pintora Yamile Pardo y el escultor Edel Bordón, y el grupo de pintores y grafiteros ‘Four Boys’ formado por Darian Rodríguez Medevos, Luis Enrique Toledo del Río, Luis Miguel Pérez Ilanez y Raimon Rodríguez Moya.
©José Luis García/Cinestel.com