Entrevista a Menene Gras, directora del Asian Film Festival de Barcelona
Por la enorme geografía que abarca, el Asian Film Festival Barcelona es una de las muestras de cine más dificultosas de preparar que existen en Catalunya. Su directora es Menene Gras Balaguer, con quien hasta el año 2003 estuvimos compartiendo la experiencia del cine latinoamericano -ella fue la creadora del premio al mejor guion de la Mostra de Lleida-, una época en la que, por ejemplo, “Nueve Reinas” se presentaba en aquel certamen a nivel europeo.
Pero Menene es desde tiempos anteriores a ello una profunda conocedora de la idiosincrasia del continente más extenso y poblado del planeta, Asia.
Crítica de arte, fue profesora de Filosofía en la Universidad y sigue siendo una investigadora especializada en arte contemporáneo europeo y asiático. Con la creación de Casa Asia, también asumió su dirección de cultura y exposiciones. Y asimismo, el cine asiático está entre sus prioridades.
El Festival de Cine Asiático de Barcelona es una muestra poco común por el inmenso mosaico de nacionalidades que puede llegar a abarcar en una sola edición, con lo cual sus organizadores se tienen que tomar ciertas precauciones a la hora de confeccionar la grilla de programación.
A su directora le apasiona la geografía y el estudio del giro cultural que muchos de esos países han dado en los últimos 30 años. Y aunque ella intenta contenerse, la realidad es que cada año hay un ligero incremento de películas a exhibir que no se produce porque sí, sino porque las obras cinematográficas que llegan son en una gran parte de muy buena calidad y hacer descartes entre filmes tan interesantes es extremadamente complejo.
También esta muestra de cine es una oportunidad para que Asia esté más presente en nuestra ciudad, a la que se suma, entre otras cosas, una programación de cine que abarca el resto del año en los Cinemes Girona de Barcelona, además de los CaixaForums de Madrid y de la capital de Catalunya, pues aunque Casa Asia tiene su sede en Barcelona, también posee una delegación en la comunidad madrileña y es un organismo de diplomacia pública que recibe el apoyo directo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, la Generalitat de Catalunya y los Ayuntamientos de Barcelona y de Madrid.
Menene Gras Balaguer responde las preguntas de Cinestel:
“Entre las películas que habitualmente presentamos se encuentran las premiadas por la Asian Awards Academy, que tiene sede en Hong Kong, y que son obras seleccionadas por un jurado asiático internacional compuesto por críticos y otros profesionales del cine que cada año reconocen filmes de ese cine hecho en sus respectivas geografías”.
“Entre esos títulos de este año están “Ayka” por un lado, y también “Still Human”, que es la película con la cual hemos inaugurado el Festival, que continuará más allá de sus fechas de celebración con una retrospectiva de las películas de Yasujiro Ozu en la Filmoteca de Catalunya”.
– ¿Y cómo hacéis para llegar a tantas películas y cinematografías geográficas?
Abarcamos 25 países y no todas las cinematografías son iguales ni todas sus industrias de cine son iguales. Sabemos que hay países que son conocidos por su producción y que tienen un público importante, como es el caso de Japón, por ejemplo, o el caso de Corea que es un país que en pocos años ha conquistado la escena y sobre el que se acaba de estrenar “Parasite” (Parásitos), de Joon-ho Bong, que es una historia excelente y que nosotros la pedimos inmediatamente, pero la distribuidora nos dijo que la estrenaban justo tres días antes del Festival y no pudimos tenerla. Pero es una película que va a fomentar el interés por el cine asiático.
China también ha hecho un avance magnífico. Produce mucho cine y tiene una industria importante. Una de las películas suyas que exhibimos es “Dying to survive”, un filme que ha sido el más taquillero, ha hecho muchísimo dinero en un país de casi 1500 millones de habitantes. Me fue muy difícil localizar al distribuidor y cuando lo hice, me pidieron 7500 euros por un pase, pero logré hacerles ver que estaban muy equivocados y que esto no funcionaba así, porque el Festival es para que la película se vea y se dé a conocer. Tuvimos muchas conversaciones, muchas llamadas telefónicas, y al final conseguí un precio razonable para poderla exhibir.
A mí me interesa investigar el fenómeno de que haya sido la película más taquillera. Es decir, ¿por qué ha sido la película con mayor número de espectadores? Eso es lo que tiene que descubrir el público del Festival que vea el film. Más allá de lo que esta historia significa. Pero ya es un argumento a tener en cuenta.
También tenemos mucho cine de Irán, que es uno de los países más avanzados en este tema y, de hecho, estamos trabajando con la Farabi Foundation y por primera vez con el Iranian Independence. Ambos trabajan mucho porque las escuelas de cine iraníes funcionan muy bien, ya que la docencia dedica mucho interés a la enseñanza de todo lo que es el guion, y por lo tanto son siempre arquitecturas muy sólidas.
Añado que el traductor que tenemos para las películas iraníes está especializado, porque son historias que contienen muchísimo diálogo y exigen mucha atención, debido a que lo que se dice son expresiones y modismos con una gran cantidad de matices, y ahí es donde tú puedes ver que en conversaciones coloquiales muy populares hay una construcción que te permite entender muchas cosas que a lo mejor la imagen en movimiento no te dejaría ver.
Afganistán es un país que tiene mucho cine también y nosotros lo vemos con gran interés. Este año proyectamos cinco películas y tienen su público. Entre ellas destacaría “A letter to the President” (2017), que por fin la tenemos aquí porque la distribuidora se negó el año pasado a que la exhibiéramos; y otras dos películas que son excelentes, una es “A thousand girl like me” (Mil mujeres como yo), basada en un hecho real sobre la violación y el abuso de un padre hacia su hija; y después “Rockabul”, casi un documental sobre una banda de rock en Kabul y todo lo que pasó allí con ellos.
– El cine de Bollywood, con sus finales felices, no encaja mucho con los Festivales. Pero, ¿hay películas en la India más allá de Bollywood?
Sí las hay. Hay un cine que es el que cuelga de los clásicos, el de Satyajit Ray por ejemplo, que es uno de los directores que yo conocí cuando hacía críticas en el London Film Festival cuando estaba estudiando allí. Aquellos eran los clásicos realistas, que de alguna manera se pueden relacionar con todo lo que fue el realismo italiano.
A mí solo me interesa el cine auténtico, el cine que habla de la vida normal y corriente, que explica lo que está pasando, lo que está sucediendo; pero Bollywood no me ha interesado nunca para el Festival. Como fenómeno ha tenido mucho éxito en la India porque es un punto de fuga, es como un escape que permite que la gente sueñe en que el mundo puede cambiar, les da esperanzas, los saca momentáneamente de la miseria para que puedan soñar que a ellos también les puede pasar lo que le pasa al que está en la película. Y su mensaje siempre es ése: que tu destino puede cambiar, que puedes llegar a ser muy rico o tener una mujer guapísima o un novio más que guapo.
Realmente ese cine crea una ilusión colectiva en una sala de cine, lo cual es importante, y también es una necesidad para determinado público. Pero nosotros tenemos otro amplio cine de la India, y éste es un cine realista, más marginal y que no tiene nada que ver con Bollywood.
– ¿Y crees que el Festival de Busan en un revulsivo para buscar nuevos talentos?
Busan es un gran Festival, es de los más antiguos de Asia, e intenta por lo menos reunir todo tipo de producciones del sudeste asiático que a su vez es una zona muy amplia. Ahí no está incluida Asia Central, Pakistán, Bangladesh o la India, pero básicamente es un Festival de una geografía muy específica y muy próxima, con lo cual a mí me parece que ése es un certamen fundamental a tener en cuenta siempre.
Lo que nos ocurre a nosotros es que su celebración coincide demasiado con las fechas del nuestro, pero intentamos siempre conocer la programación. También hemos tenido aquí, en ediciones anteriores, a un programador y una programadora del Festival de Busan. Y este año tenemos asimismo a un crítico coreano que viene desde esa misma ciudad para ver nuestro Festival.
Intentamos que Corea tenga una presencia importante, como la tiene Japón, Irán, China,… que poseen muchas películas. Pero me gusta también tener en cuenta a países como Singapur, Malasia, Tailandia, o Indonesia, una nación que ahora está haciendo una escalada bastante importante de cara a las próximas ediciones, con todas las dificultades que suele tener el país, que ahora es un territorio totalmente ingobernable con casi 20.000 islas, en el que por tanto, es muy difícil llegar a todo.
En indonesia vive y escribe el García Márquez de Asia, que es Eka Kurniawan, quien tiene a su agente aquí en Barcelona, que es Pontas. Y si algo pasa en Indonesia, también a través del cine vemos qué es lo que está ocurriendo.
– ¿Cómo es que vuestro Festival también incluye producciones procedentes de Australia y Nueva Zelanda?
Porque abarcamos la geografía que empieza en las ex-Repúblicas soviéticas y acaba en Nueva Zelanda. Es decir que proyectamos cine de Asia Central, Meridional, Sudeste Asiático, y llegamos hasta Australia y Nueva Zelanda porque forman parte de las Cinco Asias, en este contexto de ser otra parte del mundo con una globalización diferente.
También hay que decir que nosotros no nos ocupamos de países árabes como pueden ser los Emiratos o Qatar, ya que ellos quedan fuera de nuestra geografía.
– ¿Y por qué Japón posee una cinematografía tan potente?
Japón tiene la cinematografía “más”, y ese más aquí equivale a explicar que es un país que después de la guerra desea cambiar su imagen y quiere mostrar historias en el cine sobre todos los japoneses, no solo una parte de Japón, que es aquella que fue más castigada o por la que se castiga al país.
Ellos quieren mostrar esa cultura tan importante y que su identidad sea más conocida. Y es que Japón destina una gran parte de su presupuesto nacional para exportar su cultura y, después de los Estados Unidos, es el país que más dinero dedica para la proyección de su imagen cultural. Por lo tanto hace ya muchísimos años que ha podido sacar a un Kurosawa y a otros directores, y darlos a conocer.
Esta disponibilidad anterior ha hecho que Japón haya sido el país de la zona que representaba toda Asia. Y ahora mismo esto ya no se puede decir, porque hay otros países como Corea que realmente están muy fuertes, a pesar de todos los problemas que genera su separación en dos territorios. También podríamos añadir a China, India y algunos más.
– ¿Y te cuesta encontrar películas en países como Mongolia?
Mongolia está creciendo mucho y de hecho ya no es tan difícil. En un momento dado sí lo fue, pero hace unos años conocí en Amsterdam a una ministra de cultura de Mongolia, y nos pusimos en contacto.
Luego ya las cosas fueron viniendo y realmente ellos están teniendo un cine muy importante, porque todos los sitios que han estado bajo la dominación soviética son países que han sido conscientes de la importancia del cine y de la atracción que tenía. Por lo tanto han sido capaces de ir desarrollando otros cines, como en el caso de Kajastán o Kirguistán.
– ¿Entonces es quizá esa amplia diversidad geográfica la que os ha obligado a programar un Off-Festival?
Tal vez podríamos reducir el Festival, apurar toda la selección una y otra vez, pero está claro que cuando estás haciendo la selección y ves una película y ves otra película, a veces has tenido que tomar decisiones sin haber podido terminar de ver todo, porque sino te puedes quedar sin algunas películas para el Festival.
Eso hace que muchas veces hayas optado a priori por una película y después te encuentres otra que realmente te interesa, pero entonces ya no puedes dejar aquella sobre la que ya has hablado con el distribuidor.
Por otro lado, también es cierto que hay películas que te parece interesante que se vean, mejores o peores, pero que tienen su razón de ser. Y me doy cuenta que por ejemplo, la gente que suele venir todos los sábados a los Cinemes Girona, muchas veces cuando voy a presentar la película y me dicen al salir que les ha encantado, han alcanzado una mayor aproximación a las realidades de esos países.
El cine es un libro y es también un viaje y todo ello se hace en una hora y media o dos horas. Por eso no se puede competir con esto y evidentemente, cuando tienes la posibilidad de poder abarcar una geografía que no es la de los cinco países de siempre y que tiene una industria cinematográfica interesante, son realmente muchos los países que pueden mostrase y te vienen muchas ganas de poder mostrar las películas, aunque a veces pienso que me gustaría poder acortar un poco, porque siempre surgen problemas, se necesita dinero y hay que traducir y subtitular. Yo las exhibiría con subtítulos en inglés, pero hoy por hoy no se puede.
©José Luis García/Cinestel.com