Lucrecia Martel en la Filmoteca: “No es tan fácil hacer cine”

¿Es posible crear una película en diez días?
La cineasta argentina Lucrecia Martel se animó a participar en una primera experiencia de este tipo que está llevando a cabo en Barcelona la Acceleradora de Cinema, una iniciativa de la cooperativa catalana La Selva que consiste en innovar las dinámicas del proceso de creación y realización de una película, poniendo al servicio de la creatividad las herramientas básicas del proceso de creación.
45 jóvenes directores de diversas partes del mundo (32 de ellos, mujeres) están siendo guiados por la realizadora de Salta, para poner en práctica una fórmula de trabajo, prácticamente científica, diseñada especialmente para este encuentro.
El taller se propone profundizar en la escritura de diálogos, la dirección de actores y la posproducción, teniendo como eje central el sonido, por encima de la imagen.
“No es tan fácil hacer cine en Sudamérica”, dijo la directora en la Filmoteca de Catalunya durante la presentación a los medios de la retrospectiva completa que se le dedica en Barcelona. Su filmografía consta de cuatro películas y tres cortos, una cifra que tal vez pueda parecer escasa, ante lo cual ella dice que cree que se trata de algo “ecológico, hay demasiado de todo y yo tampoco tengo tanto para decir de todo. Entonces, cuando realmente tengo deseos de compartir algo, lo hago”.
Martel cree firmemente que “el diálogo es la única parte donde uno está escribiendo el sonido de la película, es una partitura sonora, y eso es algo sobre lo que a veces nos falta conciencia en el cine.” Para ella, un simple cambio de tono en una frase de cualquier persona o inclusive algunas pausas mientras se habla, ya indican reverberancias de los otros, “de su madre, de sus parientes, de sus amigos o de las personas con las que tiene conflicto o de las cosas que escucha en la televisión”.
“De lo que trata el curso es de cómo escribir un diálogo y cómo filmarlo después, porque alguien comete la estupidez de creer que cuando dos personas hablan, solamente hablan dos personas, y yo que me he dedicado a observarlo, nunca veo eso. Hablan todas las voces que están presentes en uno y en otro” -dijo en la Filmoteca-.
Pero el sonido es una arbitrariedad que a ella le ha dado resultado. Basta ver “Zama”, su más reciente película, para constatarlo. Por eso no puede comprender que desde quienes editan libros sobre cine haya “esa rara distribución de la atención” que hace que los estudiosos del tema vean las películas como una actividad fundamentalmente visual. “Si uno va a la biblioteca de la Filmoteca de Catalunya, seguramente la cantidad de libros sobre el sonido no va a llegar ni al 15%” -subrayó la directora-.
Cómo llegar a la audiencia
Consciente de que “no se puede compartir todo con todo el mundo” y de que “es muy difícil complacer a todos”, la cineasta asegura que “el momento cuando uno comienza a desesperarse por los espectadores es cuando uno empieza a querer jugar en las grandes ligas, en el mainstream.” E igualmente cree posible hacer uso de la evolución de las redes para poder llegar a los espectadores de cine, pero no comprende a los que por norma sólo aspiran a llegar a las masas, a la multitud; una aspiración que siempre está asociada al mercado de las ventas y las cifras, pero que para ella, no es humana.
“Roberto Carlos dice que quiere tener un millón de amigos, pero quién puede tener un millón de amigos, cómo haces para llegar a todos los cumpleaños, te pasarías la vida de fiesta. Hay que ser más modesto y yo esas aspiraciones locas de millones, nunca la he tenido -continúa-. Me encanta hablar con la gente y que, aunque ni siquiera me diga si le gustó lo que cuento, quizá le evoque o le recuerde algo de su propia vida infinitamente más interesante que la película. Ese movimiento, en el que una cosa que uno hace, al otro le genera otra cosa, y ese otro genera otra cosa en otra persona, es lo que nos vuelve esta especie tan extraña que somos, al necesitar todo el tiempo compartir cosas. Después está el mercado con sus reglas, pero si uno se somete a eso, ¡por dios, qué tristeza!”
Rechazo a los superhéroes
A Lucrecia Martel le llama la atención el auge que están teniendo los superhéroes entre el llamado cine ‘mainstream’, y admite que sus promotores deben tener una narrativa muy precisa ante el hecho de que en la realidad no existe tal cosa.
La realizadora recuerda que durante una parte de la Guerra Fría, los superhéroes dejaron de ser interesantes. “Y ahora otra vez surgen, cuando todos estamos medio asustados porque en todos los países la extrema derecha parece reactivarse y en lugares donde no creíamos que pudiera volver a suceder, uno ve marchar a los neonazis. Entonces, no quiero ser catastrófica, pero alguna relación hay” -se lamentó-.
Martel también critica que para resolver el “problema de las mujeres y el mito, ahora todos se declaren feministas y conviertan al héroe en heroína”. Además, sobre quienes ven ese tipo de cine, la cineasta opina que “son gente vaga, que no quiere pensar”. E igualmente se refiere a que las tres películas más taquilleras de Marvel tienen la palabra ‘War’ en el título o un grado militar (Captain America). “Que pensemos que en torno a la idea del enemigo hay algo posible de resolver, es una gran tontería.” -remarcó-.
Y en vista de que “las chicas son ahora las que pegan a la gente en el cine”, y sin ánimo de ponerse extremista, como queriendo provocar la reflexión, la realizadora también se pregunta “qué es exactamente una película de acción y qué significa exactamente esa palabra. Qué es un enemigo. Qué utilidad tiene la idea del enemigo. Y después, cómo se salva a la gente, ¿con un iluminado que viene con un escudo inalámbrico XX? Cuando yo miro esas películas, me cuesta mucho verlas porque las bandas sonoras son horrorosas. Y no veo nada sobre lo que ya la humanidad no se haya arrepentido, que es lanzarse rayos entre unos y otros, tirarse una bomba y usar la tecnología para someter a otros o para combatir a otros que están sometiendo, pero que finalmente todo es para que algún modelo de sometimiento gane”.
Curiosamente, Lucrecia Martel mantuvo hasta donde pudo su propósito de rodar para el cine la historia de “El Eternauta”, en la cual, al contrario de las que promociona Marvel, la heroicidad se encuentra diseminada por todo un grupo de residentes que tienen que resistir una invasión y no en una única persona. “Para nuestra cultura argentina, una historieta en donde los alienígenas eligieron Buenos Aires como lugar de aterrizaje, sorprende porque no hay mucha gente que quiera aterrizar ahora en la Argentina y más bien se les llenarían las naves capaz para fugarse a otro lado” -ironizó en Barcelona-. El film no se ha podido rodar porque la directora no logró llegar a un acuerdo sobre los derechos.
©José Luis García/Cinestel.com