«Barroco» de Estanislao Buisel; humor, mentiras, amor e intriga
Desde el 4 de diciembre en el cine Gaumont de Buenos Aires a las 21.10h.
El debut de Estanislao Buisel en el largometraje de ficción es prometedor porque ha sabido hacer un relato polivalente para el espectador en el que sus distintas aristas sirven para quedar concentradas en una resolución al más puro estilo de las ya clásicas fotonovelas. La elaboración de una de ellas por parte del joven protagonista, la relación con su novia flautista barroca y la oportunidad que le ofrece el trabajo en una librería porteña que acaba de conseguir, son temas que se añaden a este cóctel en el que por su inexperiencia y deseos de probar unas sensaciones nuevas, el muchacho inmaduro se ve envuelto en una confusión de verdades y mentiras.
«Barroco» es una película que inicialmente se dedica a hacer una presentación personal y gráfica de su personaje principal que tiene un gusto preferente por el arte, y poco a poco va avanzando hacia situaciones cada vez más tensas y de suspenso. Buisel nos proporciona en su presentación, una experiencia que viene a ser como la aparente armonía que acaba por explicar el caos en el que vive ese vendedor de la librería, todo tratado con buen equilibrio, humor, ritmo y proporción. Y si la película tiene vertientes diversas, es posible que los espectadores también tengan diferentes miradas al respecto. Tratando de identificarlas, le hacemos unas preguntas que el director responde para Cinestel:
– ¿Cree que para el personaje principal del film, la vida es buscar oportunidades de negocio por encima de otras cosas como la satisfacción amorosa?
No había pensado al personaje en esas categorías. Julio parece estar viviendo una aventura, inventada por él, sin ser muy consciente de que lo está haciendo. No sabe porqué hace lo que hace. Pero estoy seguro que no es por dinero, por más que robe. Es por la aventura, que le permite pensar su vida como una trama. Como el Quijote.
– Con ese comportamiento con tendencia al hurto es como si no le importara en absoluto su reputación a nivel profesional y tampoco el futuro con respecto a su novia. Usted que estudió psicología, ¿cree que eso es algo que se puede considerar patológico o son formas arriesgadas de experimentar en la vida?
Me resulta difícil pensar a los personajes desde el punto de vista psicológico. Sí creo que están dotados de una psyché, que tienen un mundo anímico del que solo podemos ver el comportamiento, como pasa en la vida. Y que las reducciones a teorías de la psicología moderna solo ilustran esas teorías.
Julio está empezando a salir con su novia. Quizás no piense en el futuro en absoluto. Creo que se da cuenta que le gusta cuando la pierde.
A nivel profesional existe algo dual, por un lado está la fotonovela, y por otro el trabajo en la librería. A Julio le importa, mucho, la fotonovela; el trabajo en la librería es solo para pagar las cuentas. No ve un futuro profesional ahí.
– La historia sucede en Buenos Aires pero tal vez podría haber ocurrido en cualquier otra parte del mundo. ¿Era consciente de ello cuando escribió el guión o estaba pensando específicamente en una historia porteña?
Todas las historias pueden ocurrir en cualquier parte. «Las nieves del Kilimanjaro» de Hemingway, «La isla a mediodía» de Cortazar y «El sur», de Borges son la misma historia: un hombre vive su muerte de manera subjetiva. Y los lugares donde transcurre son bien distintos ¿Cómo sería una historia porteña? Supongo que aquella que se relacione con elementos porteños. Yo estaba pensando en una historia porteña, o sea, para ser filmada en Buenos Aires, donde vivo. Esto era muy importante a nivel de producción. Necesitábamos tener las locaciones a mano. Intenté realizar una película en donde se retratara la relación que tienen los artistas con sus materiales de trabajo. El lugar que ocupan los productos culturales en aquellos que los producen.
– ¿Por qué se decidió por poner algunos intertítulos que señalan la cronología del relato?
La película está pensada en secuencias largas que duran un día. Cada día es posibilitado por el anterior y posibilita al que le sigue. Los intertítulos puntúan este procedimiento, dan cuenta de algo que existe en todas las películas, la separación en secuencias.
– Me pareció interesante la asociación que la película hace con las fotonovelas, y sobre todo hoy en día en que hay gente que se hace muchas fotos con su celular. ¿Lo hizo porque cree que cada uno de nosotros vamos armando nuestra propia fotonovela casi sin darnos cuenta o porque es un género que le gusta?
Lo hice para mostrar el procedimiento de realización de un relato audiovisual. La fotonovela funciona como espejo del resto de la película. No conocía mucho de ese universo, ahora conozco un poco y las Kiling me gustan mucho.
– Presentó el proyecto de esta historia en Cine en Construcción. ¿Cree que estas herramientas ayudan al debutante? ¿Cómo fue su experiencia?
No gané, es un concurso. Estas herramientas pueden ser útiles si se saben usar. Yo no supe cómo hacerlo. Fuimos a San Sebastián con mi mujer, Mariana, y mi productor, Agustín Gagliardi. Es un mundo bravo, de hombres de negocio. Nosotros estábamos preocupados por cómo funcionaba narrativamente la película. No pensamos en hacer negocios. Fuimos un poco cándidos. Igualmente la experiencia fue buena. Vimos cómo funcionan las cosas en los grandes festivales y para la próxima, si se da, estaremos mejor preparados.
©José Luis García/Cinestel.com