“Billy”, documental de Max Lemcke sobre un conocido policía criminal

Estrenado en España
Con el apoyo económico de decenas de personas a través del mecenazgo y sin financiación pública alguna (en España no se estila mucho eso de revisar los horrores del pasado), el director madrileño Max Lemcke dirige la única película que se ha hecho hasta la fecha sobre un torturador que trabajó para la Brigada Político Social, un cuerpo policial represor.
Se trata de Antonio González Pacheco, conocido también por su apodo de Billy el Niño, un criminal que continuó con sus actividades delictivas y que nunca fue juzgado por ellas. Por contra, fue numerosas veces condecorado por el Estado español y, según publicaba LaSexta, las cuatro medallas que recibió le reportaron un plus del 50% más en su pensión de jubilación. (noticia)
“Billy” recoge testimonios de los torturados por este déspota que murió impune en mayo de 2020.
Lemcke se quedó estupefacto cuando hace unos años leyó una información de prensa que literalmente decía: “El 30 de abril de 2014, la Audiencia Nacional rechaza la extradición a Argentina de Antonio González Pacheco, alias “Billy el Niño”, argumentando que los delitos de sus torturas durante la dictadura habían prescrito”. El motivo parece ser que es que la Ley de Amnistía de 1977 no solamente liberaba de la prisión a los presos políticos sino que, paradójicamente, también a sus torturadores; una especie de borrón y cuenta nueva torcido y malicioso.
“Billy” es un film que pudo haber sido una ficción en vez de un documental, pero la pretensión de su director de que los espectadores conozcan lo mejor posible las tropelías y demás abusos cometidos a través de sus auténticos testimonios, lo ha llevado a abordarlo desde este género y no solamente haciendo énfasis en su valor testimonial, sino que también ahondando en lo que este sujeto contratado por el Estado español hizo, mostrándolo a través de un arranque con un estilo found footage e inclusive llegando hasta el ensayo cinematográfico.
La película comienza contextualizando lo que era la militancia de izquierdas contra la que luchaba el Estado a través de lo que ellos mismos -los funcionarios- autodefinen como “cloacas”; y sigue haciendo referencias a lo que fue el importante movimiento estudiantil de los sesentas y a la trayectoria de este individuo al servicio de la guerra sucia en España, un territorio que parece haber aceptado estar en democracia muy a su pesar y por el hecho de que no podía hacer cosas diferentes a lo que hacen sus vecinos y aliados internacionales, más que por convicción propia, pues con sus actos en éste y otros temas esa última posibilidad queda prácticamente desmentida.
Dicho lo cual, en el documental se preguntan “¿De qué transición estamos hablando?”; y es que el Estado español todavía tiene bastantes asuntos pendientes que resolver sobre su pasado fascista. Países serios y responsables como Alemania hicieron lo que debían y muy correctamente, pero España… ¡mañana, mañana!,… en un mañana que no llega nunca, mientras que el silencio continúa alimentando este “memoricidio” al cual se refiere uno de los testimonios aquí reflejados.
Entre los temas que saca a relucir el filme se hallan algunas incongruencias surgidas desde la izquierda a partir de finales de los setentas y la intriga que provocan los datos de un atentado ocurrido en un restaurante de la calle Correo de Madrid, el cual fue reivindicado por ETA cuarenta y cuatro años después de haberlo cometido. Algo que parece muy pero que muy extraño.
Entre quienes declinaron participar en “Billy” se encuentran algunos dirigentes del PSOE, -un partido que funcionalmente parece más de derechas que de izquierdas, aun cuando se llame “socialista”-, así como otros de la antigua y extinta UCD, Martín Villa entre ellos.
Asimismo los productores invitaron a participar a personas próximas al criminal González Pacheco y en especial a miembros de la Policía Nacional española. Todos ellos dijeron que no igualmente, -hay alguna breve intervención de un portavoz del SUP policial-, por lo que la película se construye en base a testimonios de los supervivientes a las torturas y de políticos como Alfonso Guerra y Pablo Iglesias, así como algunos otros estudiosos sobre el tema, principalmente de la Universidad. El activista antifranquista Chato Galante también tiene una mención y es recordado en el film.
©José Luis García/Cinestel.com