Falleció Alfredo Guevara, hombre de cine e intelectual cubano fundador del Instituto cinematográfico de Cuba
Fue uno de los fundadores del ICAIC, el principal inspirador del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana y uno de los autores del famoso documental «El Mégano». Fundó también el Noticiero ICAIC Latinoamericano que luego pasaría a ser dirigido por Santiago Álvarez, y el Grupo de Experimentación Sonora del Instituto.
Alfredo Guevara murió en una clínica de la capital cubana a los 87 años tras haber sido ingresado una semana antes por problemas cardíacos.
Fue el promotor del movimiento plástico cubano que revolucionó el diseño del cartel cinematográfico, en 1958 trabajó como asistente de dirección con Luis Buñuel en «Nazarín» y en 1975 fue nombrado viceministro de Cultura.
Le fue impuesta por el presidente de la República Francesa, François Mitterrand, la Orden de la Legión de Honor, en el grado de Comendador. Desde 1968 estuvo colaborando con la UNESCO como especialista en políticas culturales, donde ejerció entre otras funciones la de miembro del Consejo Ejecutivo y representante de Cuba; En 1983 es nombrado Embajador de Cuba ante la UNESCO; recibió, de manos del director general Federico Mayor, la Medalla de Oro Federico Fellini otorgada por primera ocasión a un cineasta. Profesor Emérito, le fue otorgado por el Instituto Superior de Arte, el título de Doctor Honoris Causa en Arte. En el 2008 le es conferido el Premio de la Latinidad, por su contribución a la cultura nacional y por sus esfuerzos a favor del desarrollo y la difusión del cine latinoamericano y caribeño.
EXTRACTO DE ENTREVISTA CONCEDIDA EN DICIEMBRE DE 2003 (Agencia Garcy Prensa Noticias)
Presidente de honor del Icaic y del Festival de La Habana, Alfredo Guevara, fundador de la institución audiovisual cubana y director del certamen desde sus inicios, ofrece a Garcy Prensa Noticias una visión llena de matices sobre el lugar que le corresponde en la actualidad a este acontecimiento cinematográfico en la capital cubana:
«Es un Festival regional, pero por determinadas características de su organización desborda esa condición, no en materia de concurso, pero sí en materia de presencias. De este modo tenemos filmes de prácticamente todas las partes del mundo, sobre todo de las cinematografías más desarrolladas, pero de lo que me gustaría hablar es de lo que nadie habla, y es que el Festival es también un tejido de seminarios y talleres en los cuales aparece una vez al año toda la densidad intelectual teórica que es la trama no visible de una cinematografía que, pese a inmensas dificultades, se sostiene».
«De este modo tuvieron lugar varios seminarios, uno sobre la diversidad cultural, en el que participaron con intervenciones especiales Chile, Francia, España, los cubanos desde luego y otros países en lo cuales, no sólo se teoriza o se defienden criterios, sino también se buscan caminos de afirmación como la Cinemateca digital que está echándose a andar para favorecer la diversidad dentro del mundo que nos corresponde, que es América Latina e Iberoamérica. Hemos tenido también, y muy candente, el seminario-taller sobre género y diversidad en la construcción de arquetipos en el audiovisual sobre la masculinidad, la feminidad y otras manifestaciones de la sexualidad».
«Esto es bien importante porque sabemos que en el audiovisual, en general todos los medios tecnológicos de comunicación e información contribuyen a afirmar estereotipos, a modificarlos, a magnificarlos y a no permitir, hasta donde pueden desde luego, la reestructuración de la imaginería de estos arquetipos, es decir, de realidades y falsificaciones.
Igualmente se celebró el seminario ‘Latinos en USA, idioma, cine y cultura’, que ya va por su cuarta edición y el del mundo audiovisual del niño latinoamericano en el que hubo mucha participación de buena parte de América Latina.Yo creo que esa densidad intelectual del Festival, que no es ni complementaria ni contradice el complejo tejido de películas de distintos países, le da una significación especial y, como es de lo que menos se habla, es de lo que más quiero hablar yo».
– ¿Usted destacaría el Festival como plataforma en la cual se pueden reunir personas para crear o compartir posibles proyectos comunes?
Lo es; no pocos proyectos han salido en el curso de la vida de los últimos decenios en el marco de este Festival. Hay un concurso de guiones y hace dos festivales hicimos una retrospectiva de todos los guiones premiados que llegaron al cine y, aunque no recuerdo el número, lo importante es que fueron muchos y que esto le da un prestigio al concurso porque los guionistas saben que primero ganan una cierta cantidad de dinero pero también que, como está patrocinado precisamente por productoras, televisiones y la SGAE, guión que gana, guión que tiene el primer monto de recursos financieros y voy a decir algo no vulgar, sino del común decir, ¡dinero trae dinero!
– ¿Qué opina sobre el auge de los documentales?
El documental, que tuvo tanta importancia hace tantos decenios, se ha mantenido en el mercado, desde luego como uno de los géneros fundamentales pero más para llenar espacios de televisión que como un movimiento con fuerza propia. No me atrevo a juzgarlo, pero yo creo que se puede apreciar un renacer, tal vez la época lo exige, porque si no se testimonia lo monstruoso y lo maravilloso de la época, los dos extremos, estaremos perdiendo la oportunidad de sembrar para su permanencia en la memoria.
– ¿Ese género puede ayudar a no repetir errores del pasado?
«Seguramente, aunque yo no calificaría el documental, aunque en cierto modo lo insinúe, como un género sólo para refrescar la memoria o para asegurar que ella pueda existir en un futuro. Yo creo que el documental es un medio de expresión propio a lo mejor de zonas realmente íntimas y complejas del ser humano, de la sociedad o de la historia».
©José Luis García/Cinestel.com