Pinamar: «Boca de pozo» de Simón Franco; un libramiento desmedido
Vencedor del Balance de Oro en la edición del 2012 por «Tiempos menos modernos», Simón Franco regresó a Pantalla Pinamar con su nueva película, «Boca de pozo», un drama interpretado en su papel principal por el actor Pablo Cedrón, que supone toda una reflexión sobre los excesos, tanto en el trabajo como en el tiempo libre disponible, y que fue rodado en Comodoro Rivadavia, en la Patagonia argentina. El relato se inicia y acaba en una planta petrolera cercana a esa localidad y en el medio de todo eso, toda una serie de cosas se suceden para mostrarnos cómo libera su angustia ese protagonista que está viviendo su vida como una carrera contrarreloj interna y desordenada.
Simón Franco atendió las preguntas de Cinestel y de otro medio acreditado en el Encuentro pinamarense:
– ¿Cómo elegiste el tema de los pozos petrolíferos? ¿Por qué esa actividad profesional en la película?
Bueno, yo soy de Comodoro, en el sur de Argentina, que es una ciudad netamente petrolera donde nací y viví, y éste es un tema que siempre me interesó y que he considerado entre comillas «muy mío». Los pozos y toda la actividad petrolera tienen ahora un gran auge por el precio del petróleo y por eso más me llamó la atención todavía.
– ¿Quisiste retratar a una persona en un pleno estado de desesperación callada e interior?
La película narra justo una persona que trabaja en una boca de pozo, aunque ese factor es indistinto a si hubiera tenido otro trabajo como el de camionero, que también está mucho tiempo fuera de su familia, y acá lo que quise contar más o menos es el contraste de este trabajo duro y físico de quince días con muy bien sueldo y el de cuando viajan a la ciudad y se encuentra en esa disfuncionalidad dentro de la familia y ese no saber cómo gastar la plata (dinero), en qué gastarla y encontrar maneras de consumismo rápidas y fáciles para satisfacerse del sueldo alto que ganan.
– ¿Cómo fue la elección del protagonista? ¿Lo tenías ya claro desde el principio?
No lo tenía claro. Capaz que quería que fuera un actor algo más joven que Pablo Cedrón, pero después con los productores, cuando evaluamos con qué actor podíamos contar, me junté con Pablo y me encantó, así que fue un hallazgo que él esté y no haber contado con otros más jóvenes que quizá no cerraban con el perfil que yo necesitaba. Lo que tiene su actuación es que parece que es parte del paisaje, es un personaje sobre el que no sabés qué va a hacer, como muy monótono, y eso es lo que buscamos en toda la película. También está el detalle del dolor físico por tanto esfuerzo en el trabajo que a veces se cronifica y que quisimos reflejar en esa mano que a veces se cubre.
– Él tiene un compañero chileno. ¿Crees que eso se puede prestar a lecturas diversas en el espectador?
En la Patagonia hay jujeños, formoseños, salteños,… de diferentes partes del país, y también hay muchos chilenos. Por eso me gustaba también reflejar esa diversidad que vive Comodoro Rivadavia hasta con paraguayos y bolivianos que van y trabajan. Por esta demanda de las empresas, que necesitan mucha gente, otra gente se fue a hacer lo que antes los autóctonos hacían, tanto si es un albañil, que también faltan en la ciudad, como si es un trabajador del petróleo. Esa es la razón por la que están conviviendo muchas étnias allá.
– ¿Es una constante que este tipo de trabajadores cuando van a la ciudad recurran a prostíbulos y drogas? ¿Son gente que no se hallan a sí mismos?
Es algo nuevo por el hecho de que donde hay plata siempre hay vicios y es la manera más fácil de complacerse rápidamente. Estos operarios justamente no tienen una formación o una contención del estado familiar, lo cual que hace que caigan rápidamente en estos vicios. Un poco, la ciudad vive una problemática socioeconómica así, aparte de que es una localidad en donde está el empleado público, el comerciante, la enfermera o la maestra que cobran sueldos mucho menores, pero cuando vos vas a un supermercado o a tomar un café son precios como si todos trabajaran en el petróleo. Lo que estos trabajadores tienen es que nunca pensaron que iban a ganar semejantes cantidades de dinero y caen en las garras del consumismo, e igual compran objetos o tecnología para tener algo instantáneo y no con vistas al futuro.
– ¿Las imágenes en las que se ve el pozo, están rodadas en plena actividad o se consideraba que eso podía ser peligroso?
Realmente tuvimos mucha seguridad. Un pozo no se puede parar para una filmación. Se podría hacer, pero tendríamos que pagar las consecuencias de ese tiempo que no es rentable para ellos al estar haciendo una película y pararlo cuatro horas. Lo que hicimos fue estar a recaudo de cuando estaba funcionando y cuando los operarios, los boca de pozo reales, cambiaban cada caño (tubo), ahí entraban Pablo Cedrón y Nicolás Saavedra, el chileno, y les daban una mano tras recibir explicaciones y demostraciones de cómo se hacía. Seguidamente ellos se alejaban para tener un plano solamente de los actores, pero se trabajó con el equipo petrolífero andando.
– ¿Por qué dejaste el final abierto sin una resolución reconocible de algunas tramas?
Entiendo que la vida de cualquiera es como una torta y que yo estoy contando una porción. Cuando cierro las cosas en una película es porque quiero darle todo masticado al público, y uno cuando va viviendo nunca cierra todo ya en un momento concreto. Entonces, si alguien como mi personaje tiene el problema con los prestamistas, que no sabe qué va a pasar, va a ser padre nuevamente, y él lo que hace es ir tapando huecos, eso no se puede ultimar. Lo que sí la película cierra y saca de conclusión es que va a ser difícil que salga del pozo.
– Tu anterior película la estrenaste hace tres años. ¿Todo este tiempo lo has dedicado a la producción de esta nueva?
Mi anterior película, «Tiempos menos modernos», también la filmé en la Patagonia en el 2010 y se estrenó en el 2011 y a partir de eso me dediqué a escribir el guión, conseguir productor, presentarla en el Instituto a ver si salía con la calificación de interés, y a partir de la respuesta afirmativa, uno ya se pone a trabajar en la pre-producción real porque sabés que vas a contar con un subsidio.
– ¿Eres partidario de las coproducciones o más o menos intentas evitarlo?
No tengo ningún problema en que así fuera y el guión de la película siempre se manda a encontrar fondos de otros lados porque realmente, filmar una película fuera de Buenos Aires te encarece un 30% ya que tenés que llevar un equipo técnico, la cámara, dar de comer las tres comidas diarias, convivir en un hotel, y todo eso encarece.
©José Luis García/Cinestel.com
©fotos Giovanni Sacchetto/Pantalla Pinamar