“Borom Taxi”, el sentir de la inmigración africana en Argentina
Estreno en Buenos Aires
Del Senegal a la Argentina hay un trecho geográfico realmente significativo, pero la vida en su constante fluir induce a muchas personas a querer intentar buscarse la vida más allá de las fronteras que les vieron nacer.
Andrés Guerberoff debuta en el largometraje con “Borom Taxi”, una película que indaga en el pensamiento de los llegados a la Argentina procedentes de otro gran continente, a través del sentir y punto de vista de Mountakha, un inmigrante senegalés que sobrevive intentando alargar la venta callejera en Buenos Aires hasta que verdaderamente consiga su objetivo: trabajar en el oficio de camionero que hacía en su nación natal.
Mountakha se pregunta entretanto si podrá ser un buen vendedor, o si su destino estará ligado a la actuación. Algunos de sus nuevos amigos tienen un vínculo particular con el cine.
El protagonista asegura estar viviendo en un país “de blancos” y también entiende que debe adaptarse a esa nueva idiosincrasia que implica cambios significativos en lo que se refiere al desarrollo de su día a día.
El director responde las preguntas de Cinestel:
– Inmigración africana siempre ha existido en Buenos Aires. ¿Qué particularidades posee la actual como para que encontraras esa necesidad de dedicarle una película?
Cierto que la inmigración africana siempre ha existido, pero en una escala muchísimo menor, pues acá eran mucho más visibles las corrientes migratorias de otros orígenes. Hace alrededor de quince años hubo lo que se podría denominar como una primera tanda bastante pequeña de emigrantes que en general venían escondidos en barcos, mientras que desde hace unos ocho años esa inmigración es mucho más fuerte y su procedencia es mayoritaria desde Senegal, en un momento en el que las condiciones políticas y culturales en la Argentina les hacían fáciles las condiciones a los migrantes.
En ese contexto fue como a través del boca en boca se empezó a incrementar la cantidad de inmigrantes que empezaron a llegar. Solían muchas veces hacer un recorrido vía Madrid-Quito y vía Brasil cruzaban en balsa por algún lugar en la frontera entre Formosa y Chaco, -no sé exactamente los puntos por donde cruzaban escondidos en esas embarcaciones-. Así llegaron muchísimos chicos de Senegal y chicas en menor grado.
Realmente fue una impresión nueva de la ciudad ver a todos estos migrantes con expresiones muy particulares, sus rostros misteriosos, sus atuendos, esa impronta espiritual-religiosa,… Cambió en ese sentido el paisaje urbano y sobre todo, como son vendedores ambulantes en general, por necesidad, por dificultad de conseguir trabajos en blanco y como una cuestión cultural, les gusta tener empleos donde tienen mucho grado de independencia, en cierta forma de libertad de horarios y movimientos, lo cual, al estar ellos habitando el espacio público se hicieron presentes y generaron curiosidad no sólo en mí, sino en un montón de gente que ni siquiera conocían la procedencia de todos estos migrantes y el asunto se fue dando a conocer de a poco.
Lamentablemente muchas veces se dio a conocer en la prensa a partir de noticias o falsas o un poco tiradas de los pelos, donde alguna que otra vez protagonizaban algún incidente, reflejando una sociedad porteña o argentina en general que tiene un gran componente racista.
Me pareció que esa curiosidad que me despertaba esas ganas de conocer y de saber un poco más eran motivo suficiente para investigar y en principio incorporar un par de personajes en una película que estaba escribiendo y que no era particularmente sobre emigrantes africanos, pero cuando me acerqué más al tema con la intención de empezar a filmar esa parte, ahí sí que empecé a conocer en profundidad esta especie de ciudad que estaba integrada en el interior de la ciudad que ya conocía, donde todo está construido de una forma tan fugaz, transitoria y frágil, generando la sensación de que puede desaparecer al día siguiente. Así que todos esos espacios, rostros y expresiones que conocí me parecieron motivo suficiente para desarrollar una película en torno a eso. Y así me pasé cuatro años involucrado en todos esos ámbitos y en un vínculo muy estrecho con las personas de la comunidad de migrantes senegalesas con las que entablé amistad y realmente creamos un vínculo bastante cercano.
– Precisamente “Borom Taxi” deja entrever algunas dificultades para la obtención de un permiso de trabajo. ¿Quisiste poner el punto sobre las íes en ese trato tan discriminatorio? ¿Esa problemática suele ser común a la mayoría de ellos?
A mí me llamaba mucho la atención cuando iba conociendo a estos migrantes, que un montón de ellos tenían oficios o profesiones vinculadas a carreras universitarias en Senegal. Pero acá el 99% de los llegados de África trabajan en la venta ambulante. No sé si eso es así en España, pero acá los años recientes fueron bastante duros para muchos migrantes, no así a su llegada, como te contaba antes y entre los años 2017 y 2020 que estuve yo ahí filmando mucho en el barrio comercial del Once, donde suelen vender, la verdad que la intensidad con la que los hostigaba la policía era enorme. Cada quince minutos, sin exagerar, ellos tenían que levantar la manta y estar caminando un poco para el costado por la calle. Era como una especie de danza bastante macabra de coreografía como de ballet en la cual los policías por obligación se acercaban, ellos tenían que levantarse e irse, después los policías de iban, ellos volvían, con la problemática de que algunas de esas veces, las situaciones se ponían mucho más violentas y obviamente los que terminaban perdiendo eran los migrantes y pasaban noches en la comisaría tras confiscarles la mercadería, con el dolor tremendo que eso implicaba para ellos al quedarse en cero con sus productos para vender y creando situaciones muy desgarradoras a diario.
Obviamente, en el trasfondo de todo eso estaba el no poder conseguir trabajos en blanco o hacer sus papeles para estar tranquilos y desarrollar una vida acá un poco más placentera.
– El protagonista menciona que cuando llegó a la Argentina sólo pensaba en la plata. ¿Eso podría definir el inicio del proceso al que se enfrenta un inmigrante económico hasta que consigue integrarse en su sociedad de recibimiento?
Sí, la verdad es que el dinero es una problemática generalizada y para la gente que vive en unas condiciones tan precarias todo tiene una dimensión enorme, pero a mí me parece que más allá de esa frase ellos siempre han tenido un problema u otro en relación a eso, con muchos reclamos de sus familias para que puedan mandar más plata.
Pero en el medio, la situación acá cada vez se puso más complicada con el cambio cada vez menos favorable para poder enviar dinero hacia el exterior, motivo por el cual ahora Mountakha y su hermano se fueron por tierra hasta México, creo que con intención de entrar a Estados Unidos para trabajar en un lugar donde les pueda rendir mejor la plata para poder hacer esos envíos a la familia.
Dentro de la comunidad senegalesa hay de todo, como en cualquier otra. Algunos migrantes tienen más habilidades que otros para armarse un esquema económico más sólido, más abundante. Mountakha en un costado es como una especie de artista entremezclado con un vendedor y tampoco es que le resulta tan fácil como a otros generarse estabilidad. Y las condiciones claramente no ayudan.
– ¿Y cuál es el significado del título del film y qué representa para el personaje principal?
Borom significa “dueño”, por lo que “Borom Taxi” significa dueño de taxi y eso se originó en una confusión. En un momento en el que yo estaba viendo posibilidades e investigando formas de traducir palabras como “camionero” o “chofer-conductor”, una de las opciones que recibí fue ésta y cuando me enteré que había una confusión de por medio, de todas maneras me pareció interesante la idea de una asociación no tan lineal, pero yo estaba teniendo cierta percepción de una especie de procesión religioso-comercial en la que estaban involucrados estos migrantes, guiada por Bamba y la creencia espiritual,… no solamente por lo económico, sino que también había como una especie de idea de Dios guía que los iba llevando por ciertos territorios.
Eso me llamó la atención y me pareció muy potente todo ese trasfondo y algo de eso quise reflejar en la película. Me pareció que el título es una idea relacionada al viaje, al dinero, y Borom es una palabra que la usan mucho en el contexto religioso: el dueño de las almas, el dueño de sus vidas, el dueño de sus destinos,… así que desde un lugar no tan literal, me pareció que podía ser interesante dejar este título a pesar de la confusión inicial.
©José Luis García/Cinestel.com