Barcelona: Carlos Acosta presentó «Yuli» y su nuevo acceso a Peralada
Actuará en el Castell de Peralada y estrena film este 14 de diciembre
Coincidiendo con el estreno en España de «Yuli», la nueva película de la directora madrileña Icíar Bollaín, el bailarín cubano de proyección internacional, Carlos Acosta, estuvo en Barcelona para rubricar su compromiso con la organización del Festival Castell Peralada para organizar un espectáculo de danza con su propia compañía que se llevará a cabo el 15 de agosto de 2019, dos años después de que debutara en ese mismo escenario el mismo día que ocurrieron los atentados de la negra jornada para la capital de Catalunya del 17 de agosto de 2017.
Acosta Danza desarrollará para la ocasión las obras ‘Imponderable’, con coreografía de Goyo Montero y música de Owen Belton sobre canciones de Silvio Rodríguez; y ‘Mermaid’, coreografiada por el belga Sidi Larbi Chaerkaoui y con música inspirada en las tradicionales canciones coreanas del mar.
Acosta posee altas condecoraciones del Reino Británico, tras haber actuado durante largo tiempo en el prestigioso The Royal Ballet, del que en la actualidad sigue siendo actor principal invitado, lo cual le libera para poder trabajar por su cuenta e inclusive acudir a La Habana, donde fundó su propia compañía de danza que está integrada por una selección de los mejores bailarines de Cuba, además de una academia especializada.
«Esa metrópolis que es Londres se me cayó encima. Ya no lograba saber cuál era mi sitio allá. No tenía amigos ni sabía adónde ir hasta cierto punto, y entonces empecé a escribir mi autobiografía» -cuenta Carlos Acosta en su comparecencia ante los medios de Barcelona-. Y es que la película de Bollaín está basada en su libro ‘Sin mirar atrás’, editado en inglés en 2007 por una editorial londinense, pero que ahora Plataforma Editorial lo acaba de publicar en castellano en un volumen de 452 páginas.
«Yuli», la película
Paul Laverty fue el encargado de armar todo el guion del filme, que si bien está fuertemente basado en las experiencias personales del bailarín desde que éste era niño, aquí se le han añadido algunos elementos de ficción, como puede ser el lugar al que Carlos a veces se escapaba durante su infancia, que en este caso ha sido cambiado, realzado y orientado hacia la historia que se cuenta.
«Yo todavía me pellizco y me pregunto que cómo ha pasado todo esto de hacer una película sobre mi vida, porque realmente nada más tengo 45 años ahora, y creo que lo que se ha hecho va a quedar para la posteridad» -explicaba Acosta en la rueda de prensa-.
Preguntado por Cinestel acerca de aquellos otros detalles de su vida que podrían haberse incorporado a esta ficción a riesgo de prolongar en demasía su metraje, el reconocido bailarín respondió que como en una hora y media no se puede meter una vida entera, para eso está el libro, donde él mismo explicita fragmentos muy concretos de, por ejemplo, la intimidad de sus padres, el conflicto racial que había dentro de la familia o el éxodo del año 1994, que fue algo que dejó huella en toda la colectividad cubana.
Su mayor ilusión ha sido la posibilidad de retratar «la experiencia de este niño viajando de un país a otro, pero que lo que él siempre quiso es estar en Cuba con sus padres, despertarse y ver a su madre, quizá ser camionero como su papá,… y constantemente ha tenido que estar abandonando su tierra por el empecinamiento de su padre de que su hijo fuera bailarín para cumplir su sueño» -explica-.
El proyecto de la película se estuvo fraguando durante más de 10 años, mientras que su ejecución final se prolongó por dos años más. «Cuando se hizo el primer boceto del guion, yo me di cuenta de que estaba ante un guionista atípico, porque lo que él estaba proponiendo era algo que no se había hecho y de mucho riesgo; e inicialmente la película tenía muchos ingredientes para ser un desastre» -aseguró el artista cubano, en la confianza presente de que eso no acabó ocurriendo-. «Lo que me preocupaba era la posibilidad de que yo echara a perder mi propia película» -apostilló-.
La danza es su vida
Actualmente, aunque Carlos Acosta sigue bailando, lo hace mucho menos que antes porque además de dirigir su compañía, también ha creado una Academia de Danza en La Habana que ya está en su segundo año y con la que trata de lanzar la carrera de jóvenes talentos procedentes de países en desventaja, donde normalmente no lo pueden pagar, y entre cuyos alumnos hay dos españoles de bajos recursos, así como también un dominicano y tres colombianos.
En cuanto a la compañía, Acosta se propone llevar lo mejor del talento cubano a todo el mundo. «Yo pude haberlo hecho en Inglaterra o en Nueva York -asegura-. Hubiese sido quizá más fácil y más egoísta, pero mi corazón está en Cuba y yo siento esa responsabilidad de ayudar a mi país que me dio la posibilidad de estudiar un arte caro de una forma gratuita».
«Mi oficio es el mejor del mundo», añade hacia el final respondiendo a otra pregunta de Cinestel. «No se puede explicar lo que uno puede llegar a sentir cuando en una actuación tú estás en una especie de trance detrás de un escenario, -sigue diciendo-, porque todo está oscuro y tú sabes que hay alguien ahí que te está viendo, y que más tarde cuando termina el espectáculo los vas a ver que están conmovidos por tu actuación. Eso no tiene precio. Incluso esa labor se hace poniendo muchas veces tu propia salud en riesgo para el placer de otro, y eso para mí muchas veces es muy difícil de comunicarlo, pero yo sé lo que se siente, y es muy especial» -concluye-.
©José Luis García/Cinestel.com