Cerró el último laboratorio para revelar cine fílmico en Argentina

Con más de 30 años de historia, el pasado viernes 13 de mayo cerró para siempre sus puertas el laboratorio de procesado fílmico Cinecolor Lab Argentina, el único que quedaba en el país para el revelado de película en sus formatos tradicionales de presentación en las salas. Un día antes, Beto Acevedo, gerente cinematográfico de esta empresa que hoy en día pertenece al Grupo Chilefilms, aseguraba que esa jornada de clausura definitiva de los servicios de proceso en 35 mm «se podría denominar como el día de la melancolía (al menos para mí)». Y agregaba que «solo tengo recuerdos maravillosos de miles de películas, cientos de directores, fotógrafos, productores, sonidistas, editores, cortadores de negativo y de todos los rubros técnicos, mis queridos distribuidores y sobre todo de cada uno de los compañeros empleados y jefes que han acompañado estos últimos 35 años».
La restauración de la mítica «La Historia Oficial», de Luis Puenzo, fue uno de sus últimos trabajos.
Acevedo reconoció que los cambios tecnológicos liderados por el mundo digital hicieron que «el laboratorio se convirtiera en insustentable», aunque «aguantó más de lo que los más optimistas augurábamos».
El gerente ya se mudó de la sede de Olivos a la del barrio de Palermo, donde opera Cinecolor Digital, no sin antes introducir una reflexión muy importante sobre el tema de la gestión del patrimonio fílmico en la Nación: «Hemos perdido el 90% del cine mudo, el 50% del cine sonoro y aunque les parezca increíble, parte de nuestro cine capturado en formatos de video de los últimos años. Es indispensable que pronto la ley de la Cinemateca Nacional se cumpla y todo nuestro patrimonio esté en un solo lugar donde sea cuidado por gente que ame y sepa lo que hace. Ojalá que pueda ser en el predio del viejo Cinecolor donde están los equipos que servirán para proteger, preservar y restaurar el patrimonio fílmico de más de cien años de nuestra Industria, pero si no se lo logra, habrá que buscar otro, pero pronto, muy pronto».
El cineasta Pablo César abundaba en el tema a través de su cuenta en Facebook manifestando que es «una noticia tremenda para el cine argentino, para la memoria de las obras y para la preservación de las mismas. Todos sabemos que hasta ahora ningún soporte digital ha podido igualar la calidad de la imagen del negativo 35mm y que, más allá de eso, yo nunca me imaginé que una tecnología podía pretender reemplazar a otra. El digital y el film pueden convivir en sana armonía, incluso se pueden complementar en muchas cosas con resultados excelentes. Son texturas y calidades diferentes».
César agrega que si bien considera el soporte digital muy operativo y muy útil, piensa seguir filmando en 35mm en un momento en que Kodak anunció que este año pondrá a la venta una nueva cámara en Super 8mm. «Esto quiere decir, más allá de todo «romanticismo» por el soporte fílmico, que muchas veces se vuelve porque se revaloriza la calidad o la capacidad de algo. En Italia están remontando Ferrania y tendremos negativo 35mm, 16mm y Super 8mm este año», -añadió-.
En su disertación, el director de «El Cielo Escondido» incide en la importancia de la preservación fílmica cuando habla sobre lo escrito por Fernando Báez en el libro «Historia Universal de la Destrucción de los Libros», cuyo texto intenta detallar lo que ha perdido la humanidad por la quema de obras escritas tras las invasiones de unos a otros. Explica Pablo César que «un libro es parte de la memoria de alguien, su visión, su manera de relatar las cosas. Una película también nos muestra una época, la forma como vivía y como hablaba la gente en una década y en otra».
Pablo César es uno de tantos profesionales del cine argentino que manifestaron estos días su descontento con la irreversible decisión de Cinecolor. En ese sentido, el realizador decía también que «Beto y su equipo se han dedicado con amor durante años a sostener un laboratorio y a cuidar de cada una de las películas. Un negativo 35mm dura más de 100 años. ¿Cuánto van a durar los discos rígidos? ¿Qué pasará cuando alguien dentro de tan solo 10 años le quiera mostrar una película que hizo y la tiene en un disco rígido, y al conectarlo no funcione o, simplemente, no haya programa alguno que lo pueda reproducir? Dicen que el LTO dura 30 años, pero hay que esperar que pasen 30 años para ver si es verdad». César apela a la comunidad cinematográfica de Argentina a que tome conciencia del problema «para encontrar una solución antes de que sea demasiado tarde».
©José Luis García/Cinestel.com