Barbet Schroeder: «Todo lo que descubrí en la vida viene de Ibiza»
La Filmoteca de Catalunya dedica la retrospectiva ‘Mostrar sense jutjar’ a Barbet Schroeder, productor y cineasta de nacionalidad suiza, nacido en Teherán, de madre alemana, criado en Colombia y educado en Francia. El director de fotografía catalán Néstor Almendros fue colaborador habitual suyo, y asimismo ha producido filmes de Eric Rohmer o de Jacques Rivette, entre otros muchos involucrados con la compañía que fundó llamada Les Films du Losange.
Este ciclo de cine está dedicado a su faceta como director, oficio desde el que asegura haber intentado ser lo más realista posible: «No puedo hacer cosas de ficción que no parezcan verdad y necesito saber todo sobre la realidad que estoy filmando»; -aseguró en Barcelona-.
La droga, el juego o el terrorismo son algunos de los temas que ha tratado en sus películas, que suelen estar divididas entre la ficción y el documental.
Habla varios idiomas, aunque no el alemán porque su madre marchó del país y nunca más quiso hablarlo. Su padre fue el geólogo Willy J. Schroeder, quien trabajó en Colombia, donde vivió con su hijo tras haberse divorciado.
De muy joven estuvo a punto de ser el asistente de Fritz Lang en un rodaje en la India, pero el proyecto se quedó en nada debido a la ceguera que padeció en aquel entonces el cineasta de origen austríaco. Más tarde hizo fotos para una editora italiana, para poco después acceder, con una recomendación de Eric Rohmer por el medio, a Jean Luc Godard, quien lo aceptó en su equipo inmediatamente después de que Schoreder le propusiera trabajar gratis para él.
En 1964 crea la productora Les films du Losange en su habitación de la casa de su madre en París, desde donde ofrece la mitad de las acciones a amigos con los que quería trabajar, como el propio Rohmer, Jean Douchet o Pierre Couttrell. Las primeras películas de que dispusieron hubo que inflarlas desde los 16 hasta los 35mm, pero según dijo en Barcelona, ese remedio resultó ser un tremendo fracaso.
Sobre la primera película que dirigió, «More» (1969), asegura que fue rodada en clandestinidad en la Ibiza franquista, isla que conoce muy bien por haber pasado muchos veranos desde que tenía 11 años. Ese film fue musicalizado por los componentes del famoso grupo Pink Floyd, quienes habían pasado aquel verano en Formentera. «La hicimos en 15 días, rodaje y edición incluidos. El disco fue un éxito fantástico, mucho más que los otros más serios de ellos» -aseguró Schroeder en la Filmoteca de Catalunya-. «Todo lo que descubrí en la vida viene de Ibiza» -remarcó-.
Llegada la década de los 80, se animó a dirigir más películas, esta vez en Hollywood, donde trabajó con actores de la talla de Mickey Rourke o Jeremy Irons. Y no fue su última oportunidad, pues por ejemplo en 1995 rueda «Kiss of Death» (El beso de la muerte), película que permitió el traspaso de Nicolas Cage desde la comedia hasta el drama. «Lo solicité para el papel, -afirma- pero el estudio no lo quería. Le decían que era un actor de comedia y que no podía hacer acción, pero después de esa película hizo diez de acción, ¡con músculos y todo! -ironiza-«.
Asimismo, también hizo cameos en algunas películas como en «Mars Attacks!», donde interpretó a un presidente de la República Francesa, o en otros filmes donde ha hecho los papeles de fantasma, de Tim Burton, de duque o de mecánico de automóviles.
El enfoque de su cine
Barbet Schroeder ha rodado tanto ficción como documental. De hecho, subraya que su aproximación a las películas de ficción tiene mucho que ver con cómo se investiga el documental. Y tampoco oculta su necesidad de ver a muchísimos actores y actrices antes de decidirse a contratar a alguno o alguna.
Además está especialmente empeñado en afirmar que le gusta «mostrar pero no juzgar». «Odio el poder, cualquier poder, incluso mi poder de director, pero es parte del trabajo, debo hacerlo, pero no me gusta» -asevera con rotundidad-.
También dice que prefiere hacer «cosas excitantes, nuevas y aventureras». En la Filmoteca presentó personalmente dos de sus filmes: «Maîtresse» (1975), un explícito relato sobre la extrañeza de las fantasías sexuales hechas realidad muy ligado a técnicas sado-masoquistas; y su última producción «Le vénérable W.» (2017), historia sobre un controvertido y xenófobo líder budista de Myanmar que concluye la «trilogía del mal» iniciada en 1974 con su documental «Général Idi Amin Dada», y continuada por «L’avocat de la terreur» del año 2007.
Charles Bukowsky
Barbet Schroeder era admirador del poeta y escritor estadounidense de origen alemán, Charles Bukowsky, a quien encargó el guion de «Barfly», experiencia sobre la que también publicó un libro llamado «Hollywood» en el que relata los siete años que pasaron hasta que se pudo rodar el proyecto. «Era una película imposible de hacer, pero al final tuvimos el dinero. Al productor le interesaba el dinero de la recaudación, pero no la película» -reveló en Barcelona-.
La amistad de Bukowski también le permitió hacer un documental de cuatro horas compuesto por 50 monólogos de 3 minutos cada uno, titulado «The Charles Bukowski Tapes». La película le otorgó un reconocimiento que le permitió dirigir «Le Mystère von Bülow» en 1990, que fue seleccionado para los Oscar. Luego dirigió algunos otros filmes en los Estados Unidos, incluyendo la aterradora «J.F. compartiría un apartamento», (Mujer blanca soltera busca) con Bridget Fonda y Jennifer Jason Leigh antes de regresar a Francia.
«La virgen de los sicarios»
«Con Vallejo me pasó lo mismo que con Bukovsky, -dice Schroeder-. Fui a verlo porque me enamoré de su obra, leí todo, y después me fui a encontrarlo en México. Para mí «La virgen de los sicarios» es una historia que se parece a mi más grande historia de amor en el cine que es «Vértigo», pero al mismo tiempo, tantos muertos no podía ponerlos en el cine, porque en el libro había demasiados muertos».
Y es que, el productor y cineasta reconoce que un muerto en el cine tiene diferente peso al de una obra escrita. «Pero cuanto más hablamos, más nos dimos cuenta de que ahí había una película fantástica -asegura-. La negociación duró cinco días, durante los cuales el número de muertos fue bajando. Preveíamos en principio 18, pero llegamos al final a menos de cinco aproximadamente. Lo pusimos al mínimo porque yo quería que la gente amara a los personajes y no empezara a juzgarlos de inmediato como asesinos horribles. Esa era una historia de amor y yo quería que el público amara al niño y al escritor de la misma manera» -confiesa Schroeder-.
«La virgen de los sicarios» también fue una película rodada de forma semi-clandestina, porque a las autoridades locales colombianas no les gustaba que se llevara al cine el conocido libro de Fernando Vallejo.
La teleserie «Mad Men»
Con la oportunidad de rodar un episodio de la teleserie «Mad Men», Barbet Schroeder alcanzó otro de sus propósitos, el de inmiscuirse en el terreno de las series televisivas para intentar comprenderlas, ya que para él son como mega-películas troceadas de larga duración.
«Cuando llegué, empecé a hablar con todo el equipo -explicó en la Filmoteca de Catalunya-. Y yo les dije que nada iba a ser más bueno que la primera toma. El primer día de rodaje hicimos una escena en la que el actor principal John Hamm está maravilloso y enseguida pasé a la segunda, por lo que se quedaron sorprendidos ya que todos los directores repiten dos o tres tomas de cada escena. Enseguida pensaron que yo era un super-profesional» (risas).
Historias fuera de lo común
Schroeder busca sorprenderse él y también sorprender al público si puede, de modo que siempre siente la necesidad de encontrar historias que estén fuera de lo común para su cine. «La vanidad es una cosa universal que funciona» -dijo en Barcelona-. Y en su interés como cineasta siempre ha priorizado el retratar «gente que no hace cosas buenas», pero solamente para mostrarlas y no para denunciarlas.
De la Nouvelle Vague prefiere no hablar mucho: «Eso es un grupo de directores que cada uno se fue de su lado y no se puede tener una definición general. Cambiaron muchas cosas, porque fue un cambio muy grande el que ellos experimentaron» -afirma-.
En su siguiente proyecto rodará sobre un libro de 500 páginas que se llama «El arte de perder» acerca una familia que se pasa durante toda la guerra de Argelia ayudando a las fuerzas francesas y que después tiene que salir a Francia a campos de refugiados para luego, siendo inmigrantes, hacer trabajos muy duros y mal pagados.
©José Luis García/Cinestel.com