Cine argentino: la inflación licua los presupuestos de las películas
La desbocada inflación que está padeciendo la Argentina está teniendo graves consecuencias en aquellos proyectos de películas que tendrían que estar ejecutándose con normalidad. Estamos en el mes de septiembre y el INCAA presidido por Ralph Haiek tampoco ha convocado reunión alguna en lo que llevamos de año de uno de sus órganos de co-gobierno, el Consejo Asesor que reúne a todos los sectores que representan a esta cinematografía. Y como sin los comités se paraliza la producción, distintos grupos y entidades formadas por trabajadores del cine exigen el nombramiento de estos representantes.
El Instituto recién aumentó a 25 millones de pesos el costo medio de una película nacional de largometraje, pero la entidad Directores Argentinos Cinematográficos (DAC) considera que ese monto medio debería de ascender a 37 millones para paliar los últimos desequilibrios económicos.
Paralelamente, los directores y productores también vienen reclamando con desesperación que se cumpla con los tiempos pautados para los pagos y para todo tramite administrativo de las películas en el circuito INCAA.
La situación es extraña e insólita, pues no solamente están teniendo problemas las películas cuyo desarrollo está en curso y que no saben si se podrá acabar el rodaje o la postproducción, sino que además el no nombramiento del Consejo Asesor coloca al cine argentino en su conjunto en una situación delicada, puesto que al ser el órgano competente tanto para decidir sobre cómo serán los presupuestos como para nombrar a los comités de selección de los nuevos proyectos, lo que están consiguiendo es que se paralice la producción.
Distintas agrupaciones de profesionales del cine han ido emitiendo comunicados en las últimas semanas reclamando lo que dice la Ley de Cine y su reglamentación, que no es otra cosa que aplicar el 50% de la recaudación del Instituto de Cine a subsidios a películas nacionales. Los anticipos de subsidios, los premios y las coproducciones no forman parte de ese 50% que dice la ley, sino que corresponden a la otra mitad del presupuesto.
Concretamente, la Mesa de Directores solicita, aparte del nombramiento del Consejo Asesor, la publicación detallada de los gastos de los ejercicios 2018 y 2019, una convocatoria urgente a que sesione la Asamblea General, así como la interrupción de cualquier gasto extraordinario del Instituto, al menos hasta que se celebren las próximas elecciones generales de finales de octubre.
¿Tiene el cine argentino fecha de caducidad?
Fue el Doctor en Derecho Julio Raffo quien alertó a la comunidad cinematográfica sobre la gravedad que para el sector tiene el artículo 4 de la ley de reforma tributaria votada en el Congreso Nacional, la cual pone una fecha de caducidad a la percepción de los impuestos que conforman al Fondo de Fomento Cinematográfico, para diciembre del 2022.
Tal vez no sea un defecto de forma, pero tiene toda la pinta de que contraviene la propia Ley del cine. Y claro, como el oficialismo actual tampoco se ha interesado en dar explicaciones al respecto, parece ser que en esa fecha probablemente se acabaría con el cine argentino de no hacer nada por remediarlo.
El Colectivo de Cineastas decía en un comunicado que “es urgente que esta reglamentación sea derogada y que al mismo tiempo se establezcan por ley nuevas fuentes de ingreso, como el impuesto a las plataformas digitales de contenido audiovisual, para fortalecer el Fondo de Fomento Cinematográfico impulsando que nuestra cinematografía siga creciendo”.
Un nuevo Plan de Fomento
“Convocamos a la comunidad cinematográfica, a que diseñemos un Plan de Fomento basado en la pluralidad y equidad de género, con eje en los eslabones más débiles de nuestro castigado cine” -mencionaba en otro comunicado la Mesa de Directores-.
Contemplar vías con formatos de producción alternativas que trabajen con equipos reducidos, tiempos de rodaje discontinuos y formatos híbridos, es otro de los aspectos que también reclama el Colectivo de Cineastas, al igual que un sistema de cobros por etapa de producción y un nuevo sistema de puntajes que dé lugar a nuevas camadas de futuros cineastas.
Estos directores piden también que se instrumente una cuota de pantalla para el cine argentino del 33,33%, que se fije un tope de copias simultáneas con las que pueda salir una película a las salas, y que se implante el modelo francés por el cual, si cierra una sala de cine, solamente pueda ser reabierta para esa misma actividad y no para otra.
En general, todas las asociaciones tildan de irresponsable a la actual gestión del INCAA presidido por Ralph Haiek, sobre todo por su sistemática sub-ejecución del presupuesto destinado a Fomento, pero también por la suspensión de créditos abriendo no más que una sola convocatoria anual, además de por modificaciones reglamentarias que califican como arbitrarias, así como por el incumplimiento del pago de las cuotas a aquellos ganadores de concursos como el de la Incubadora o el de Historias Breves.
Preguntas y más preguntas
Y a todo esto, son múltiples las preguntas que surgen: ¿Por qué se le ponen trabas a la selección de nuevos proyectos? ¿Cuándo se nombrará el Consejo Asesor para este año 2019 que ya encara su recta final? ¿Y la Asamblea Federal? ¿Qué ocurre con el CINAIN? ¿Al patrimonio fílmico argentino se le da la importancia que merece, tanto en esta como en las anteriores gestiones? ¿Cuál es el motivo por el que el INCAA ha preferido dar prioridad a criterios de ahorro, paralizando al mismo tiempo las dinámicas propias y legales de esta institución del cine? ¿Por qué se degradó el Ministerio de Cultura en Secretaría? ¿Y adónde fueron los fondos sub-ejecutados por la actual gestión del Instituto?
Sería interesante conocer lo que puedan decir al respecto los responsables de este ente autárquico regulado por la Ley del Cine.
©José Luis García/Cinestel.com