Cine colombiano: cortometrajes que tienen una proyección internacional

Colombia es un país que posee una potente variedad fílmica, y en el caso de los cortometrajes lleva ya un tiempo intentando hacerse camino en la esfera internacional. No es tarea fácil, pero poco a poco algunos realizadores, noveles en su mayoría, están consiguiendo logros importantes.
En esta ocasión vamos a poner el foco en dos trabajos en corto que tuvieron la oportunidad de representar al cine colombiano en el prestigioso Festival de Cannes. Y además, esto ocurrió en dos años consecutivos, 2016 y 2017.
Aunque se entiende, porque en realidad en ambos casos los programadores se supone que pudieran ser los mismos, no deja de ser curioso que ambos filmes de corta duración traten temas muy similares aquí representados en la ficción, y que están relacionados con conflictos sufridos por mujeres en su etapa juvenil. Uno es rural y el otro urbano.
«Damiana» (2017) es un filme rodado en lo que es la selva colombiana, cuyo director es el prometedor Andrés Ramírez Pulido, un joven realizador que demuestra estar preocupado por la excelencia a nivel técnico y por alcanzar a transmitir la emoción de un personaje y una situación bastante compleja.
Ambas cosas las consigue a través de la historia de una joven que ha ingresado en una especie de reformatorio para jóvenes con problemas sociales. El corto está rodado en exteriores y nos habla sobre un grupo de chicas que están en un proceso de recuperación, (tal vez sean adictas a las drogas, pero aquí no se menciona).
Ramírez incursiona en el mundo interior de su chica protagonista, una joven que añora a su padre y que en silencio se pregunta por qué tiene que estar ahí. El tipo de educación que se les da en ese lugar es de tipo castrense, hostil, despectiva y, obviamente, ella no está a gusto.
Aun cuando su final es abrupto, el conjunto del relato nos sugiere que Ramírez tiene talento inclusive para realizar un largometraje sobre éste o cualquier otro tema, cosa que parece que ya estuvo haciendo. Y el haber sido antes ayudante de dirección en filmes como «Paisaje indeleble» o «Dos mujeres y una vaca», evidentemente ayuda en el resultado.
«Madre» (2016), por su parte, es el segundo film del ganador de la Palma de Oro de Cannes 2014 con el corto «Leidi». Simón Mesa Soto retrata a una chica que vive con su mamá y un hermanito. Tiene 16 años y sale de su barrio en Medellín para acudir a un casting para una película porno.
Esta película fue propuesta y financiada por una fundación sueca que lucha contra los abusos sexuales infantiles y juveniles y que tiene como lema «Rompe el silencio». Cuando se presentó en Cannes, Mesa Soto contaba que tuvo total libertad para abordar el guión, siempre y cuando el tema de fondo del filme tratara esta problemática.
El problema de estos castings realizados por europeos en Latinoamérica ha sido abordado en ocasiones por el cine como reflejo de unos hechos reales que en Europa no se suelen conocer y sobre los que Mesa piensa que son muy difíciles de combatir.
«Madre» es una ficción y su protagonista dice anhelar una vida de lujo. El director colombiano le confiere al filme algunos aires de documental en determinados momentos, procurando mostrar distintos ambientes en los que se mueve su actriz principiante protagonista.
©José Luis García/Cinestel.com