Realidad Virtual: ¿Además de «ver», podremos «visitar» otras películas?

CineEurope 2017
Sorprendió saber que en la cita de Cannes de este año, el gran cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu presentó «Carne y Arena», el primer corto de Realidad Virtual que se exhibía en el Festival.
¿Nos hallamos entonces ante un tipo de desarrollo tecnológico que podrá aportar savia nueva al conjunto de la exhibición cinematográfica? Pues parece que todo dependerá del nivel de innovación paulatina que aporten las áreas creativas que están trabajando en el terreno audiovisual.
Ya se conoce que IMAX inauguró en Los Ángeles un centro especializado en el tema, con 14 espacios virtuales en los que se pueden visualizar pequeños avances de películas.
También son catorce las personas que pueden entrar a cada sesión del primer cine de Realidad Virtual en el ámbito europeo, que recién fue abierto en la ciudad holandesa de Ámsterdam.
Y es que Samhoud Media es una empresa de Holanda que ha sido la primera de Europa en interesarse para aplicar esta técnica en la producción de películas. Hasta hace poco, las imágenes de Realidad Virtual sólo existían en formato de juegos infantiles y juveniles. Y precisamente, la base creativa de esta compañía se compone de jóvenes empleados de alrededor de 20 años de edad, que han nacido y crecido totalmente en esta era digital.
Todos ellos tienen en la productora la misión de saber analizar y detectar las nuevas tendencias para aplicarlas a unos filmes que de momento, en su mayor parte, están siendo de animación. The Virtual Reality Cinema se ha impuesto a sí misma como empresa la renovación total de su lista de películas en exhibición cada dos semanas, y tiene además la intención de abrir nuevos locales en otras ciudades del viejo continente.
Invitados a «visitar» una película
Jan Maarten Groen, jefe de contenidos y distribución de Samhoud Media, nos invitó a algunos de los presentes en CineEurope 2017 a visitar su stand en Barcelona para asistir a una demostración del producto que ya están comercializando para el público, y en el que tanto confían.
Varias sensaciones te invaden a bote pronto la primera vez que te colocas semejante artefacto electrónico en la cabeza tapándote los ojos completamente: la primera es que habías pensado que tal vez pesaría algo más, y la segunda es un considerable extrañamiento, que es normal por otro lado ante cualquier situación nueva. La nitidez de la imagen es lo primero que hay que regular en función del grado de visión del visitante virtual, mientras que los auriculares están separados dentro de un espacio muy cómodo.
A partir de ahí, se nos da la opción de seleccionar la película que deseamos «visitar». Elegimos por ejemplo una ficción con animales en la naturaleza y comienza un cortometraje de animación en el que van ocurriendo una serie de cosas que te obligan a ir moviendo la cabeza y desviando la dirección de la mirada hacia donde eso nuevo está sucediendo.
Entendiendo que mires hacia donde mires, siempre vas a ver algo, los creativos han colocado una serie de elementos en la acción, como pudiera ser un pajarito, que te van llamando la atención, aunque la decisión de mirarlos o no, es definitivamente tuya, porque en realidad dispones de un campo de visión de prácticamente 360º. Por supuesto que la breve historia que estás viendo contiene en sí misma una lógica narrativa, en este caso sin diálogos.
Al menos para un primerizo en esto del Cine de Realidad Virtual, la experiencia en el stand de la productora y exhibidora holandesa fue asombrosa y agradable, aunque de momento todo ello suscita grandes interrogantes alrededor de cómo se integrará esta tecnología entre las ofertas culturales y de ocio en un futuro. A su vez, también surgen tras su visionado distintas ideas y planteamientos en torno a un abanico de posibilidades que posee esta manera de «visión inmersiva» en una película. El tiempo dirá.
©José Luis García/Cinestel.com