El cine como vehículo de propaganda nazi es analizado en la Filmoteca de Catalunya

Del 8 al 19 de enero en la sede de Barcelona. Entrevista.
El papel desempeñado por la propaganda en el régimen nazi ha sido y sigue siendo objeto de estudio y análisis por destacados especialistas en diferentes campos. La escenificación de los congresos del partido y las apariciones públicas de Hitler, sus discursos, la prensa, los noticieros cinematográficos, las artes en general y el cine en particular estaban bajo el control del aparato de propaganda del estado. La Filmoteca de Catalunya dedica uno de sus ciclos a analizar junto a expertos en comunicación el uso propagandístico que del cine hicieron los nazis.
En cuanto consigue hacerse con el poder, Hitler toma una de las primeras medidas del gobierno nazi: implementar a través de los medios de comunicación un aparato de propaganda, y designa a Joseph Goebbels como responsable máximo del Ministerio de Información y Propaganda del Reich. Desde este ministerio, partiendo de la exaltación del nacionalismo y con un mensaje subliminal que imponía obediencia al partido por encima del individuo, se consolidaron las ideas nazis en gran parte de la sociedad alemana. El ministerio utilizó el cine para “educar” los gustos del público e instaurar la idea de que el arte debía estar sometido al poder político.
El nazismo otorgó una gran importancia al cine. En 1934 el Ministerio de Propaganda inicia el control estatal sobre la industria cinematográfica. Los guiones y las películas se censuran e incluso se llega a prohibir la crítica cinematográfica, reemplazándola por una mera descripción del argumento. Es evidente que la industria cinematográfica constituía una
auténtica empresa destinada a difundir una ideología responsable de los crímenes más tremendos de la historia de la humanidad.
En la idea conceptual de este ciclo participó Daniela Rosenfeld, directora del Festival de Cine Judío de Barcelona, quien en diálogo con Cinestel nos aporta más datos acerca de la iniciativa.
– ¿Cómo surgió la idea de presentar este ciclo en la Filmoteca?
En el mes de abril del año 2012, el Centro Sefarad Israel de Madrid hizo un pequeño ciclo que ellos llamaron ‘El celuloide del odio’ en el que proyectaron algunas películas nazis antisemitas. A partir de ahí, nosotros comenzamos a desarrollar la idea y ya llevábamos tiempo estudiando el tema del cine de propaganda nazi, cómo lo utilizaron para influir en la población alemana tapando los crímenes que se estaban cometiendo, de modo que la gente le diera la espalda a eso que estaba sucediendo. No se canalizó todo ello exclusivamente a través del cine, pero realmente el séptimo arte influyó mucho.
Poco a poco nos fuimos planteando poder hacer un ciclo más amplio, no solamente utilizando las películas antisemitas sino consiguiendo que quedaran reflejados los tres ejes temáticos del cine nazi. Nos pusimos en contacto con el Goethe Institut de Barcelona en junio del 2012 y junto con ellos hemos ido desarrollando la idea, han habido varias idas y vueltas, problemas por un lado y por otro porque es un tema muy delicado que toca muchos puntos sensibles, y finalmente ha salido adelante. La idea principal es estudiar cómo a través del cine, que fue una de las facetas del aparato de propaganda nazi, influyeron de alguna manera en las masas y en la conciencia colectiva de Alemania.
– Mucha gente cuando conozca este ciclo se preguntará que cómo se han mantenido estas películas en el tiempo y me parece que en Alemania tienen un Instituto que las posee en archivo y vela por el buen uso de ellas. ¿Es así?
Sí, está la Fundación Murnau y el Bundesarchiv alemán que es quien gestiona estos archivos y estas películas dentro de Alemania, porque fuera del país no existe una legislación al respecto, y allí están totalmente prohibidas en cuanto a proyecciones públicas si no van acompañadas de un debate y una introducción que es lo que nosotros consideramos que se debería hacer y es lo que hizo el Centro Sefarad. En la introducción se explica exactamente dónde están las trampas y dónde está la mentira, contextualizando históricamente qué es lo que se está diciendo en la película y qué es lo que realmente estaba pasando. De alguna manera es como una vuelta de tuerca o estudiar un poco más el fenómeno nazi desde otra perspectiva, directamente con un poco más de profundidad. Nuestra idea es que no se quedara en el tema de la maldad de los nazis, los campos de concentración,… sino ver ciertamente el alcance que tuvo el régimen nazi y cómo efectivamente llegó a todos los niveles, porque por otra parte también nos parece muy destacable mencionar el tema de que una de las primeras cosas que hizo Hitler al llegar al poder fue crear el ministerio de propaganda al frente del cual puso a Goebbels, osea que realmente para los nazis, el tema de la propaganda era fundamental.
– Y sobre todo la importancia que se le dio al cine como método de difusión de esa propaganda.
Exacto. Porque hay que tener en cuenta que nosotros siempre decimos que igual ahora desde la vista contemporánea nos parece un poco extraño todo esto, pero estamos hablando de los años 30 y 40, no existía Internet ni la televisión, sí que existían la radio, los periódicos y el cine, y esa era la forma realmente de llegar a las masas porque ahora pensándolo con la mentalidad de este siglo XXI quizá parezca extraño, pero no lo era si lo contextualizamos y lo fijamos en la época histórica en la que toda la variedad de medios de comunicación que tenemos actualmente, no existían.
– En el ciclo, aparte de las seis películas que estrictamente son de propaganda nazi, hay cuatro documentales más contemporáneos que aluden directamente a este tema. ¿Ya se habían mostrado estos trabajos?
Sí, incluso tres de ellos ya se proyectaron en el festival en diferentes años. El último, que es el de Félix Moeller, el director de «A la sombra del judío Süss», es un documental sobre la vida de Veit Harlan, el director de «El judío Süss» y su relación con los nazis, que abarca más allá porque también hace entrevistas a sus descendientes y es muy interesante ver cómo manejan los descendientes, porque claro, desde nuestro punto de vista judío nosotros sabemos cómo manejamos los descendientes en el tema del holocausto, pero este documental también da una muestra de cómo manejan ese tema los descendientes de los nazis, incluso el propio director es descendiente de nazis, Félix Moeller, además de ser hijo de la directora Margarethe von Trotta, ya que su abuela paterna era nazi.
También está «Prisioner of paradise» que es la historia de un actor y director que en su momento era un genio en Alemania, Kurt Gerron, que trabajó con Marlene Dietrich en «El ángel azul», incluso fue el primero que cantó «Mack de knife», el que estrenó ‘La ópera de los tres centavos’ de Bertolt Brecht, que finalmente acaba en el campo de concentración de Theresienstadt y allí le obligan a filmar una película de propaganda que no llegó a estrenarse pero sí se utilizó porque ese campo fue el gran éxito de la propaganda de los nazis hacia el exterior ya que hasta ahí llegó la Cruz Roja y a ellos se lo vendían como un balneario, como que era un campo de reposo para los judíos que no podían trabajar y se vendió como una gran mentira que es lo que finalmente fue y a él lo obligaron a filmar una película que se llamaba «El führer da una ciudad a los judíos».
Igualmente presentamos una película que también se exhibió en ‘El documental del mes’ y la pasamos nosotros, que aquí creo que se llamó «Gueto» pero que su título es «A film unfinished», que narra la historia de que durante mucho tiempo había unos rollos de película filmados por los nazis en el gueto de Varsovia en los que se veían fiestas de judíos y toda una serie de escenas de la vida cotidiana que nunca se llegaron a entender hasta que finalmente, con la caída del muro de Berlín, apareció un rollo perdido que era el rollo en el que verdaderamente se mostraba que todo esto era una escenificación, osea que era otra película de propaganda que estaban preparando los nazis sobre el gueto de Varsovia para demostrar que la vida de los judíos dentro del lugar no era tan tremenda como lo que se podía llegar a saber clandestinamente que estaba sucediendo. Era una forma de tapar los crímenes también.
Y la última es un pequeño avance de una película que es un documental que va a estrenar Félix Moeller en Berlín, un corte de la película, que es justamente sobre un ciclo que la Filmoteca de Munich ha realizado por varios países, incluso dentro de Alemania, un ciclo parecido a éste, adaptándolo al archivo de esa Filmoteca, y Félix Moeller ha ido a estos actos y ha filmado estas presentaciones mostrando cómo es la reacción del público y cómo se llevan adelante este tipo de proyecciones.
– Aparte de eso, cada proyección tiene su introducción por parte de alguien que ha estudiado previamente el contenido y después hay también un debate muy interesante al final del ciclo sobre el que quería que nos comentaras algo también.
Entre la Filmoteca, el Goethe y el Festival pensamos que dejando solamente las películas con su presentación no era suficiente y que teníamos que dar como un broche de cierre a todo esto. Entonces surgió la idea de hacer un debate posterior una vez proyectadas ya todas las películas de propaganda porque la gente que más o menos vaya siguiendo el ciclo, una u otra película, además de la presentación supongo yo que se plantearán muchas cosas y es normal porque es un tema que da para mucho. Se barajaron varios nombres y finalmente se decidió que en este debate estuvieran Stefan Drössler que es el director de la Filmoteca y el Museo de Munich, Esteve Riambau, director de la Filmoteca de Catalunya y Romà Gubern, escritor e historiador de medios de comunicación de masas, como los ponentes principales y luego el resto de ponentes estarán en Fila 0 para cada uno dar su aportación y generar un debate con el público con todo lo que se ha visto en estos días para poder acabar de sacar las dudas y lo que pueda surgir a partir de las proyecciones, porque hay algunas de las películas que por la duración se hace imposible que vayan seguidas de un coloquio o debate ya que se trata de filmes de 114 o 125 minutos y entonces habría sido muy complicado hacerlo así.
©José Luis García/Cinestel.com (datos conceptuales del ciclo, prensa FCJB)