«La conspiración del silencio»; temiendo una necesaria y justa mirada hacia atrás

Las películas de corte histórico centradas en la labor fundamental de luchadores por la justicia dentro del desempeño de sus relaciones profesionales, siempre son bienvenidas cuando aportan una idea más exacta y nos ayudan a reflexionar sobre el contexto en el que se desarrollaron unos hechos del pasado. Este es el caso de «La conspiración del silencio», un filme de ficción necesario que se sirve de informaciones acerca de lo sucedido en el año 1958 en Frankfurt y las condensa en el joven fiscal Johann Radmann, quien encuentra unos documentos que le permiten poner en marcha un proceso judicial contra algunos miembros de las SS que sirvieron en Auschwitz.
Trece años después del fin de la II Guerra Mundial, Alemania se encontraba en plena reconstrucción y en esa especie de milagro económico que van parejos uno del otro. A través del periodista Thomas Gnielka, el recién nombrado fiscal conoce detalles sobre un profesor que da clases y que era un antiguo guardián del campo de concentración, pero un único testimonio no sirve; hacen falta más pruebas y las consigue, convenciendo así al brillante fiscal general Fritz Bauer para iniciar una investigación más exhaustiva que, como se sabe, arrojará unos resultados que consiguieron cambiar el curso de los acontecimientos en favor de una mejor justicia.
El joven fiscal es minucioso en su trabajo, detallista, humilde, determinado y conciso. Sólo le faltan los beneficios de la experiencia pero ahí está su jefe, interpretado por un majestuoso Gert Voss, uno de los mejores actores alemanes de teatro de todos los tiempos que falleció en julio de 2014. Su papel es el de la ponderación, con todo lo que eso implica para proceder con tacto y prudencia e intentar llegar hasta la verdad sobre los implicados en la barbarie cometida que aún estaban impunes. El filme también saca a la palestra la existencia de criminales, algunos más conocidos que otros, que lograron eludir la acción de la justicia al recibir apoyos para su ocultamiento tanto en Alemania como en América del Sur.
Toda esa labor de búsqueda de certeza de las responsabilidades de lo ocurrido se encuentra con múltiples obstáculos en forma de límites con los que choca y que son inherentes a un sistema donde es más fácil olvidar que recordar. Muchos de los investigados parecen estar implicados, pero se encuentran en una sociedad que prefiere desviar su atención para otro lado, ignorar el pasado y mirar hacia adelante. Algunos que podrían hablar no lo hacen por miedo y además todo el mundo parece estar ocultando algo, protegiendo a alguien o directamente siendo culpable.
«La conspiración del silencio» fue dirigida por el italiano residente en Munich Giulio Ricciarelli, autor de premiados cortometrajes, que aquí aborda con soltura y buen empeño sus labores, con un trabajo de cámara clásico y una importante dirección de arte que consigue transportarnos a aquella época de enaguas y rock & roll en la Alemania derrotada por unos aliados que, como se ve, tenían dispares puntos de vista.
Con un montaje suave, rítmico y preciso, este no es un filme moralista, pero para dotarle de un adecuado sentido cinematográfico tiene en cuenta el componente emocional de su protagonista, quien inicia una relación amorosa un poco condicionada y perturbada por sus deseos de llevar a cabo correctamente su función pública. Hay que tener en cuenta que, si bien el fiscal jefe y el periodista existieron en la realidad, el joven fiscal Radmann sintetiza en la película toda la labor que en verdad desempeñaron tres fiscales y que desembocó en los juicios de Auschwitz, mucho menos conocidos que los anteriores de Nuremberg.
El punto clave de la película está en reflexionar sobre el porqué se cometieron esas atrocidades, cuando todos los cuerpos de estructura militar tienen el deber de negarse en el momento en el que se les piden cosas tan inhumanas como hicieron los nazis, ¿debieron asumir sus propias responsabilidades esos ‘subordinados’ ejecutores?, ¿qué se puede pensar de la gente que calló y miró para otro lado tanto durante como después del holocausto? Los cuatro fiscales que lucharon por esclarecer la verdad y que son la base de esta película, son unos héroes que lucharon por la justicia y en favor de que cosas así no se vuelvan a repetir. Esa es también la filosofía de fondo de «La conspiración del silencio», muy válida también para nuestros días.
©José Luis García/Cinestel.com