«50 Chuseok», de Tamae Garateguy; la nostalgia de un coreano-argentino

Estreno en Buenos Aires
Chang Sung Kim nació en Corea pero llegó a la Argentina con ocho años de edad. Su arribo coincide con la primera expedición migratoria que llegó a Buenos Aires hace ahora 50 años. Como suele suceder, la mayor parte de ellos y ellas llegaron para quedarse, aun cuando también las tradiciones culturales también se exportan de origen, y de ahí el título de este documental, «50 Chuseok», en referencia a una fiesta local del país asiático que dura varios días y en la que se celebra la finalización de las cosechas agrícolas.
Una chica de UPA!, la notable directora Tamae Garateguy con algo de ascendencia asiática es quien, abandonando sus películas de género, nos introduce en la comunidad coreana que vive en la capital argentina a través de este filme que termina siendo un viaje nostálgico y de descubrimiento al mismo tiempo, que asimismo consigue resaltar los contrastes entre ambas culturas.
Es posible afirmar sin equivocarse, que los coreanos y sus descendientes que viven en Buenos Aires ya son y se sienten plenamente argentinos, y la película hace un ejercicio de revisión de esa realidad cuando en su inicio quiere evidenciarlo en sus caras, sus gestos y sus palabras a través de un acto junto a otros conocidos argentinos; una manera simbólica pero efectiva de plasmar en imágenes lo que es una relación recíproca y respetuosa.
«50 Chuseok» prosigue su relato centrándose en la figura de su protagonista, un porteño que nació en Daejeon (Corea), pero que no ha vuelto a pisar aquel lugar desde su infancia. Y aquí es donde llegamos a la parte central y culminante del documental en la que los sentimientos de Chang Sung Kim eclosionan y de a poco la nostalgia va a comenzar a aflorar.
Es importante subrayar algunas expresiones que el protagonista del filme lanza, y que le salen del alma motivadas por sus sentimientos de ese momento, mientras está en Corea en todo momento rodeado por las componentes del equipo técnico de filmación, incluida la directora que también interviene en alguna que otra de las secuencias.
La película completa esta historia emocional con imágenes de Kim en la fiesta central de Chuseok y con algunas referencias explícitas a la influencia del K-pop como movimiento musical en la Argentina. Tamae Garateguy consigue plasmar en su primer trabajo en el género documental lo que es un reflejo humano y particular de aquella inmigración que llegó a la capital argentina hace medio siglo.
©José Luis García/Cinestel.com