«Amar», de Esteban Crespo; la locura errática del primer amor

Estrenada en España
Plasmar en el cine un tiempo tan bello y perturbador como lo es el del primer amor es una tarea muy compleja, pues de su éxito depende mucho más la afinidad y la complicidad de los actores que incluso el trabajo del director.
El realizador, guionista y productor Esteban Crespo amplía los confines de un cortometraje que rodó en el año 2005 con Aida Folch y Alberto Ferreiro, para desarrollar una historia tan enloquecida como aquélla, pero paradójicamente con los pies mucho más pegados a la tierra por tener la oportunidad de presentarnos más aristas comunes y perfectamente identificables que se suelen desplegar en una situación tan especial.
Ese realismo fluye en «Amar» con todos sus aciertos y sus imperfecciones, a partir de la actuación de María Pedraza y Pol Monen.
La película se encarga de mostrarnos tanto la intensidad de ese primer amor como algunas de las contradicciones que se pueden presentar y que llaman a distintos conflictos que se van desencadenando en el seno de esa relación de pareja tan iniciática entre una chica de 16 años y un chico de 18. La combinación del enamoramiento con los manejos múltiples de la experimentación puede llevar aquí a situaciones de verdadera locura, pero que sin embargo suceden también en la realidad.
«Amar» tiene algunos factores clave que se focalizan en aspectos como la identificación de Merche con algunas características del pasado de su madre (interpretada por Natalia Tena), la compatibilidad de ese momento de éxtasis emocional con las obligaciones de una época de estudios, la necesidad romántica que tiene Carlos de demostrar a Merche que hay otros caminos de futuro posibles, o la influencia que puedan tener en esa relación tanto las amistades como los padres de cada uno de ellos. El filme acumula diversas tensiones que en algún momento dado pueden llegar a ser agobiantes para cualquiera de los dos y a despertar momentos más bien indeseados.
La película de Crespo tiene posibilidades de enganchar a públicos de diversas edades. En primer lugar porque está muy relacionada con cómo fluyen hoy en día esos sentimientos en la nueva generación hiperconectada actual. Pero también para todos aquellos espectadores un poco más mayores a los que les pueda resultar atrayente recuperar mediante la ficción ciertas sensaciones vividas en la intimidad, para al fin comprobar que muchas cosas sufren cambios pero que los humanos en definitiva seguimos haciendo las mismas o parecidas idioteces cuando nos enamoramos por primera vez. Y «Amar» es una película que reúne distintas luchas internas que son posibles durante ese espacio de tiempo iniciático en el que determinadas cosas no se sabe cómo afrontarlas y todo lo demás queda eclipsado por el indescifrable amor.
©José Luis García/Cinestel.com