«3/4», de Ilian Metev, es un filme sobre las percepciones familiares

El Festival de Locarno acogió en su sección Cineastas del Presente la primera película de ficción del realizador búlgaro Ilian Metev, «3/4», una interesante historia en relación al entorno familiar de una veinteañera que posee una gran vocación por el piano y aguarda la llamada para una audición en Alemania, lo que podría convertirla en una profesional del mundo de la música.
Mila es una pianista tímida e introvertida que necesita concentración delante de su instrumento musical. Las interferencias de su hermano adolescente, así como las actitudes de otras personas de su reducido círculo personal, no ayudan demasiado a esa necesidad que tiene de embeberse en lo que es su propia pasión.
Todos los personajes de la película están luchando por encontrarle un sentido a sus vidas. El chico se fija en asuntos típicos de su edad, mientras que el padre parece prestarle más atención a los anillos de Saturno que a las metas de su hija.
Metev sintió la necesidad de iniciar el relato enfocando al suelo, como si se avergonzara o quisiera disculparse acerca del nivel de la conversación de los chicos, compañeros de clase de secundaria, a quienes estamos escuchando y cuyos rostros muy pronto vamos a ver en pantalla. No tardan en aparecer referencias al pasado documental del director, sobre todo en la mayoría de las escenas en las que aparece la profesora del piano de Mila, una mujer de un temperamento calmado que encaja muy bien con el tono general de la película.
Tal vez el fundamento de «3/4» se construya a través de una inconfesable nostalgia del pasado en común vivido por esta familia, y la necesidad que tiene Mila de desarrollar su vocación, asociada a un interés perentorio del hermano por conservar la situación del presente, quien a su vez va adquiriendo una velada resistencia y miedo a unos cambios que están por llegar y que parecen inminentes. En cierto modo, es como si el chico estuviese intentando entender el porqué le gusta a su hermana tocar el piano, algo que en realidad es totalmente imposible.
En su disección de esas partes de la intimidad familiar, Metev ha optado por una meticulosa abstracción de algunos temas, dejando a otros en el fuera de campo, o simplemente obviándolos completamente. El ejemplo más llamativo es el de una madre de la cual se habla en algún momento, pero a la que nunca veremos en toda la película.
Igualmente, el filme hace notoria su escasez de recursos, sobre todo en algunas escenas rodadas en exteriores. Pero aún así, el esquema orientado hacia la protagonista funciona y convierte este relato en una película interesante. Mila Mihova es aquí la actriz principal, una joven que es conocida en su país por haber sido una niña prodigio en las artes de interpretar al piano cuando tan sólo tenía 6 años de edad.
©José Luis García/Cinestel.com