«Chevalier», de Athina Rachel Tsangari; estrambótica masculinidad

Estreno en España
Una estrambótica mirada a la masculinidad, es una frase que resumiría la intención de la directora griega Athina Rachel Tsangari. «Chevalier» le propone al espectador entrar o no en un extraño juego al que se prestan seis hombres subidos en un yate, no se sabe muy bien porqué. La acción es competitiva y se les ve pescar, pero dentro de una atmósfera enrarecida que cuesta reconocer y comprender.
Lenta y progresivamente, cada uno de ellos se va enemistando con el de al lado. Está quien lleva la voz cantante del grupo, pero también quien fuma a escondidas, mientras que el espectador está tratando de identificar patrones de comportamiento sobre algo que en realidad no tiene explicación.
¿Es un juego infantil? ¿Cuál es la recompensa para el que gane? ¿Tiene algo que ver la crisis económica de Grecia con todo esto? Parece que el vencedor se llevará el anillo de Chevalier.
La cuarta película de Tsangari es una rareza en la que cuesta entrar porque se acerca demasiado a lo que a priori es moralmente intangible. «Chevalier» explora la imposibilidad de contarle al mundo el porqué un día sus personajes decidieron reunirse para hacer esas cosas en un yate, y qué sentido tiene jugar a eso. Aquí lo que puede llegar a confundir es que estamos viendo lo nunca visto en unas personas que se aíslan del mundo, navegando siempre a poca distancia de la costa o estando atracados.
Esa singularidad concreta puede llegar a resultar patética, pero la película reflexiona también sobre el aislamiento que representan estos hombres, tanto físico como social, y acerca de la idea de si pudiera llegar a ser inoportuno hacer actividades que los demás no hacen. Lo de entenderles o no ya es otra cosa, porque también es un tema bastante relativo: póngase a un grupo de personas cualesquiera a hacer algo parecido a lo del filme unos cuantos días o semanas seguidas por la televisión, y veremos cómo al muy poco tiempo aparecen miles de imitadores haciendo lo mismo. Y claro, entonces ya no les parecerá «incomprensible» y hasta les resultará cómico y divertido.
Pues por eso mismo, «Chevalier» es una comedia que indaga en cómo y porqué somos capaces de reconocer las cosas que los demás hacen y en nuestra manera de aceptarlas o no según donde las hayamos visto. También sobre las relaciones de influencia y poder que se establecen en este grupo de amigos que están ahí sin sus mujeres. ¿Extrañamiento en el cine pero aceptación casi inmediata en la televisión? ¿No seremos nosotros mismos una parte importante de esta comedia?
©José Luis García/Cinestel.com