«Doña Clara» (Aquarius), con Sonia Braga; la guerra psicológica

Estreno en España el 10 de marzo de 2017
Estreno en Buenos Aires
Luego de haberse dedicado ampliamente al periodismo y la crítica de cine, el brasileño Kleber Mendonça Filho comenzó tardíamente a desempeñarse en las tareas que tienen que ver con la dirección cinematográfica. Pero en su caso, eso no es paradójico sino más bien una fortuna por el notable enfoque que ha logrado en sus dos películas de ficción.
La esencia de «Aquarius», titulada en España como «Doña Clara», está envuelta por una práctica que tiene una amplitud sin igual en la última década y media: una sociedad de mercado basada en consumir aquello que te dicen que hay que consumir, y sobre todo intentándolo lograr a través de la manipulación y la deformación emocional, e inclusive llegando al hostigamiento psicológico como el que se ve en esta película, dirigido a su protagonista interpretada por la gran actriz Sonia Braga.
«Aquarius» se desenvuelve en torno a Clara, una melómana jubilada, madre de tres hijos mayores y emancipados. Su trabajo como crítica musical le ha permitido saber disfrutar de una enorme colección de discos en su apartamento del barrio de Boa Viagem, en Recife.
La vivienda que ocupa es de su propiedad y se halla en pleno paseo marítimo. Un promotor inmobiliario ha comprado todos los departamentos excepto el suyo, pues ella se resiste a abandonar la que siempre ha sido su casa. La empresa la acosa constantemente con todo tipo de maniobras ilegales y poco respetuosas, pues según parece, el objetivo de la compañía sería derribar ese edificio para construir otro desde cero.
Mendonça muestra a su personaje principal resistiendo e intentando entender en silencio, mínimamente, el porqué de que ese espacio tan personal se haya quedado obsoleto a los ojos de un voraz mercado que quiere destruir lo anteriormente establecido para construir continuas tendencias novedosas, donde solamente lo nuevo parece interesarle.
La filosofía del filme parece igualmente criticar con sutileza esa máxima casi publicitaria de que nuevo es siempre mejor, que el espectador tendrá que saber identificar, ya que el filme lo presenta todo de una manera muy tenue y ligera. Sí que hay un fuerte conflicto, pero también se muestra una cierta contención en el personaje de Sonia Braga, sobre todo teniendo en cuenta su forma de ser y su modo de vida.
La música es también otra de las partes interesantes de esta película. También la necesidad que tiene Doña Clara de conservar esos objetos discográficos tan preciados, acumulados a lo largo de mucho tiempo. Los distintos estilos musicales que se escuchan poseen asimismo significados propios que están muy en consonancia con esta historia dramática. Y la película desgrana también, ya desde un buen principio, esa gran pasión de esta mujer, e incluso la muestra cuando era joven, en una actuación de la actriz Bárbara Colen. Algo al margen quedan, por otro lado, algunos problemas existentes con sus hijos y otras cuestiones menores.
«Doña Clara» (Aquarius) ha sido una película polémica desde que fuera mostrada en Cannes, momento en el que Kleber Mendonça Filho y el elenco aprovecharon para denunciar la compleja situación política por la que atravesaba Brasil. Más tarde la vimos en dos festivales españoles, al tiempo que quedaba dudosamente descartada para postularse al Oscar en una resolución del Ministerio de Cultura brasileño. El nerviosismo y la inquietud que este magnífico filme ha suscitado en algunas partes llegó inclusive a tener ecos en el Festival de Mar del Plata, donde aseguran que se olvidaron de leer la argumentación del jurado de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina (fundada en 1942), cuando se comunicó su premio en el certamen.
©José Luis García/Cinestel.com