“El Creyente”, de Cédric Kahn; rehabilitarse junto a la fe religiosa

Estrenada en España
Un joven toxicómano de 22 años acude a un centro de rehabilitación que pertenece a la Iglesia Católica, para llevar a cabo un tratamiento que lo recupere del todo, con el fin de que el chico pueda reintegrarse a una vida normal y sana.
El realizador francés Cédric Kahn propone en su nueva película, “El Creyente” (La Prière), una historia muy bien documentada alrededor de cómo funcionan estos centros de recuperación, al tiempo que asocia el tema de fondo a los terrenos de la fe y la espiritualidad.
Con la ayuda de una muy creíble actuación del actor Anthony Bajon, omnipresente en casi todos los planos de la película, el cineasta por un lado se ciñe a aspectos verdaderos de ese entorno, pero por otro completa un tono de ficción con unos cuantos giros que enriquecen por completo el relato.
Partiendo de la base de que el aislamiento de este tipo de enfermos es más que necesario para su rehabilitación, la película describe aquellos síntomas y comportamientos que son típicos en un centro de esas características; desde un ataque provocado por el delirium tremens hasta la frecuente huida de alguno de sus miembros quienes, sobre todo al principio, no pueden soportar las consecuencias del llamado síndrome de abstinencia.
También “El Creyente” se abre a mostrar las terapias de grupo o la representación de escenas teatrales, al igual que busca derribar ciertos clichés e igualmente evidenciar que en estos casos, la gente no suele actuar hasta que algo grave sucede. Y del mismo modo, también se llega a cuestionar la veracidad de la fe de Thomas, pues se supone que una de las premisas para estar ahí es que todos ellos sean miembros de esa congregación religiosa.
El guion suma igualmente elementos de la ficción más clásica, típicos en las películas, con los que se agrega una especie de tragedia final acompañada por serias dudas acerca de lo que el protagonista del film está haciendo y decidiendo. En definitiva, la suma de todos los ingredientes más los giros, le proporcionan a este relato una altura suficiente para ser reconocible e interesante.
©José Luis García/Cinestel.com