«Entre dos aguas» (Isaki Lacuesta); la cámara que captura el tiempo

25 Festival l’Alternativa
Astor de Oro en Festival de Mar del Plata
La 25 edición el Festival de Cinema Independent de Barcelona (l’Alternativa) abrió este año con la esperada «Entre dos aguas», nueva realización de Isaki Lacuesta que sigue contando con los aportes indispensables de Isa Campo en la escritura del guion y la producción del film.
El relato es una derivación de la segunda película del director, «La leyenda del tiempo» (2006), una historia narrada en lenguaje documental que explicaba por separado la evolución de dos personajes, uno de ellos en la Isla de San Fernando (Cadiz), y el otro una joven japonesa que deseaba cantar como Camarón, a quien asimismo parecen estar dedicados ambos largometrajes.
Habiendo recibido pocos días después de su pase en Barcelona el Astor de Oro a la Mejor Película en el Festival de Mar del Plata, nos encontramos ante una oportuna incursión en la ficción por parte de los protagonistas, Israel y su hermano Cheíto.
De «Entre dos aguas» no se puede decir que sea una continuación exacta de lo que ocurrió en el relato de 2006, sino que aprovecha algunos puntos que sí son reales, como el nacimiento de la hija de Isra, para desplegar múltiples elementos de ficción que nada tienen que ver con la vida personal de ambos hermanos, pero que sin embargo pertenecen a su imaginario familiar y de barrio, pues Lacuesta contó en Barcelona que el rodaje se trabajó con un guion elaborado en función de esas coordenadas.
La película narra el reencuentro de Isra y Cheíto tras los dos años que el primero de ellos se ha pasado en la cárcel condenado por narcotráfico, mientras que el segundo ha permanecido trabajando en un barco de la Armada.
Israel necesita de una vez por todas sacarse el peso de encima de tener que vivir en la ilegalidad, y se pasa la película luchando con todas sus fuerzas para evitar la tentación de volver a delinquir. Igualmente, el filme trata sobre la necesidad de rendención y la confluencia de temores y prejuicios que ha generado en estos dos chicos, ya adultos, el impacto emocional que supuso el fallecimiento accidental de su padre.
Entre las mejores partes del filme se destaca una conversación que en un momento dado mantienen Israel y Cheíto, e inclusive una parte final para recordar. También la actuación de Israel Gómez Romero, quien aquí despunta como un gran actor con sus vistosos y llamativos tatuajes. E igualmente el hecho de que «Entre dos aguas» haya sido filmada en película Kodak analógica que le da una textura característica y distinta a lo que estamos acostumbrados en otras producciones habituales.
©José Luis García/Cinestel.com