«Happy End», de Michael Haneke; gran hipocresía en la alta burguesía

Estreno en España el viernes 20 de julio
La cinematografía del austriaco Michael Haneke tiene casi siempre algunos puntos polémicos que no llegan a ser tan radicales como los de su admirado Bruno Dumont, pero que de igual manera contienen una fuerte carga de crítica hacia determinadas normas sociales y actitudes de determinados grupos de personas.
Con «Happy End», el cineasta carga contra la hipocresía y el cinismo de algunos sectores de la alta burguesía. Aquí sus personajes no solamente tienen un comportamiento errático, mentiroso y despreciable, sino que además demuestran cómo en sus respectivos casos concretos, el hecho de poseer mucho dinero no significa que de por sí puedan alcanzar cualquier estado de felicidad ni satisfacción.
Es más, aquí esa corrupción moral los está llevando a algunos de ellos a la perdición total y también a la desmoralización más absoluta.
La película tiene dos líneas argumentales que se complementan: el acercamiento del final de la vida del patriarca de una familia burguesa europea para quien cualquier tiempo pasado fue mejor, y algunos apuntes sobre la problemática de la emigración africana a Europa, en tránsito hacia Gran Bretaña.
Haneke elige Calais para rodar porque es la población francesa que conecta con el Reino Unido, es decir, el punto de origen continental del Euro-tunnel que enlaza con las Islas Británicas. Y ahí es donde evidencia en el film la falta de interés por el prójimo que supone la indiferencia.
Dentro de la familia hay muchas aristas que desconciertan porque vamos conociendo poco a poco a cada uno de los protagonistas. Isabelle Huppert, Jean-Louis Trintignant, Mathieu Kassovitz, Fantine Harduin y el británico Toby Jones son algunos de los actores que encarnan a esos personajes sobre cuyas acciones a veces prefieres reír antes que llorar, pues están en su mayor parte francamente en decadencia en un entorno que nos va a parecer ambiguo e inclusive extraño también en algún punto.
Y en ese ambiente de rabia contenida e impotencia, existe un resentimiento subyacente entre ellos que da que pensar. Ahí tal vez la chica adolescente pueda ser la más perjudicada, tras haber cometido alguna acción de origen dudoso.
Falsedad y confusión son las dos piezas clave en este puzzle dramático con seres que aunque alguna vez crean amarse, están unidos o separados por su idea maniquea de la vida y sus intereses egoístas.
©José Luis García/Cinestel.com