«Héroes en el Infierno», con Josh Brolin; coraje y valor en tragedias

Estreno en España el viernes 2 marzo 2018
Las películas de bomberos tienen la impronta del impacto que produce ver a unos profesionales luchando contra lo indeseable, arriesgado y peligroso. Son personas que, muy conscientes y preparados para lo que están haciendo, exponen sus vidas frente a una amenaza constante. Y eso que muchas veces ese desafío, que sólo sería latente a los ojos de cualquier otro individuo, es un grave problema inminente que hay que tratar de resolver.
«Héroes en el Infierno» es un drama de acción basado en un hecho real, publicado en el año 2013 por todos los medios de comunicación masivos, y condensa en poco más de dos horas lo que fue la esencia solidaria y de servicio a sus comunidades del grupo de bomberos locales de Arizona, Granite Mountain Hotshots, especializado en apagar fuegos en áreas forestales.
En los Estados Unidos existen cuerpos de bomberos federales que acuden a extinguir la combustión vegetal accidental o intencionada de los bosques. Con los Hotshots de Arizona se dio la excepción, pues este grupo que sofocaba las llamas en zonas rurales había nacido desde una corporación local, aunque por su destreza eran a menudo convocados para ayudar en siniestros ocurridos en otras muchas localidades, inclusive de otros estados más o menos cercanos como California, Montana y Minessota.
Dirigida por Joseph Kosinski, «Héroes en el Infierno» es una ficción que trata de describir cómo era aquel grupo, el sentido que poseían de amistad y unidad entre ellos, y los frecuentes problemas que tenían algunos componentes con sus respectivas parejas en el plano personal.
Son la obstinación por el trabajo y la visión de un futuro con el horizonte ciertamente riesgoso, los principales motivos de esas fricciones en el entorno íntimo de dos de esas parejas. Asimismo, los guionistas Ken Nolan y Eric Warren Singer introdujeron en el argumento un cruce paradójico entre una de las parejas que no tiene hijos, aunque sobre todo ella quisiera tenerlos, y otra que sí que tiene un bebé pero bajo el marco disfuncional de llevar vidas separadas la madre y el padre de la criatura.
Algunas de las características más acentuadas de la película son su sensación de veracidad, conseguida a través de una mezcla de imágenes de incendios que envuelven a los bomberos cuando tienen que acudir a los siniestros; y su dualidad, al combinar con eficacia en el relato los momentos más personales e íntimos, con aquellos otros que tienen que ver con las tareas cotidianas del grupo de extinción.
El centro de atención es en todo momento la figura de su protagonista, Josh Brolin, al que llaman el Supe, una amistosa disminución de la palabra Superintendente, es decir, el máximo responsable del equipo de bomberos forestales. Y la película muestra como pioneras las tácticas de esa unidad contraincendios para detener el muchas veces sorprendente avance rápido de la extensión de las llamas. Ahí se les ve cavando zanjas y prendiendo fuego en algunas áreas controladas por ellos, para que se detenga en ese punto la marcha casi imparable de estos desastres ecológicos.
En el final del filme, llega la parte más dura y dolorosa, cuyo contenido sería mejor no conocer a priori o por lo menos no consultar previamente los detalles de lo ocurrido en las hemerotecas de noticias. Digamos, eso sí, que ahí la tragedia queda aumentada por una cadena de hechos muy desafortunados. Dignidad y solidaridad son también dos conceptos que hacen acto de presencia en esta interesante película.
©José Luis García/Cinestel.com