«La doctora de Brest», lucha por la salud; de Emmanuelle Bercot

Estreno en España
La actriz y realizadora francesa Emmanuelle Bercot, dirige este drama basado en hechos reales, sobre un tema que conmovió a la opinión pública de Francia y que todavía hoy está sin resolver porque no ha finalizado el proceso judicial que enfrentó a los familiares de pacientes afectados y a la multinacional farmacéutica que dispensó un medicamento con graves efectos secundarios.
Se estima que fueron unos 500 los enfermos por diabetes cuyas válvulas cardíacas se vieron mortalmente alteradas por un ingrediente inadecuado que contenía este preparado farmacológico.
La película es una crónica fehaciente del proceso que llevó a cabo la neumóloga Irène Frachon al darse cuenta, con los datos científicos de sus pacientes en la mano, de que había una conexión directa entre el fármaco y las muertes. La compañía fabricante, lejos de aceptarlo, defendió una supuesta vacuidad en esas acusaciones.
«La doctora de Brest» pone el dedo en la llaga, y nunca mejor dicho, en dos temas que son fundamentales para su debate posterior: la necesidad de contar con elementos de control sanitario que garanticen una calidad y seguridad en el suministro de medicamentos a cualquier paciente, sea eventual o crónico; y el reconocimiento de mecanismos que protejan la libertad de expresión, especialmente para aquellos como la profesional médica del filme, que lo hagan con la premisa de una preparación acreditada en un tema tan delicado como es el de la salud pública.
La actriz danesa Sidse Babett Knudsen encarna a la protagonista de esta historia, una mujer que con conocimiento de causa lucha contra una poderosa multinacional a la que solo parece importarle los beneficios económicos, y que en su evaluación de los hechos sopesa los pros y contras únicamente en lo que se refiere a las cifras.
En el filme es clave el factor de que se haya intentado hacer con la idea de que pueda ser comprensible para los espectadores. Hay también escenas como la de una autopsia que buscan aproximar al público la gravedad de los daños que produjo el Mediator. Y todo ello rodado desde la mirada de la doctora Frachon, en un esfuerzo de la directora por que se comprenda lo que es el ejercicio vocacional de una profesión. Nos queda muy claro que Irène no busca notoriedad ni proyección pública, sino que su único interés es tratar de hacer bien su trabajo. Ni más ni menos que eso.
«La doctora de Brest» es una película cuyas tramas son todas extraídas del testimonio de la auténtica médica, desde las presiones recibidas hasta la existencia de un profesional del Ministerio sanitario francés que colaboró en el encauzamiento de este espinoso asunto, lo cual debería de hacernos pensar sobre un tema tan importante como el de la salud.
©José Luis García/Cinestel.com