«La historia del amor», de Radu Mihaileanu; la diáspora y el querer

Inauguró el Festival de Cinema Jueu, Barcelona
Autor de películas como «El Concierto» o «La fuente de las mujeres», el rumano afincado en Francia, Radu Mihaileanu, vuelve a cambiar de registro para presentarnos en «La historia del amor», un drama romántico que contiene algunas pinceladas de humor, y que nos habla acerca de la fragilidad que posee el amor, la perseverancia, y la nostalgia disimulada como elementos principales.
Esta coproducción franco-canadiense es una adaptación de la novela homónima de la escritora estadounidense Nicole Krauss, habitual lectora de literatura latinoamericana y gran admiradora del escritor Roberto Bolaño, hasta el punto de que una parte de la acción de la obra tiene lugar en Chile.
Mihaileanu despliega aquí el contraste de épocas, personajes y lugares que están descritos en el libro original de la novelista.
El filme es también la historia de un profundo manuscrito sobre el amor, el cual mantiene su paradero desconocido durante mucho tiempo. Igualmente, la de una pareja de enamorados cuya posible vida en común quedó truncada como consecuencia de las graves afectaciones de la guerra habida en Europa en los años 40 del siglo XX. Por otro lado, es asimismo la de una joven romántica estadounidense en busca de que su relación con un amigo se convierta en una historia de amor verdadero, ante el temor de que el tema se quede en un amorío pasajero. Y a ello se le suma un niño que se cree el salvador del mundo.
El asunto clave en «La historia del amor» va a ser cómo logra el relato vincular entre sí el conjunto de personajes que aparecen, pues en principio entre algunos de ellos no se les ve una relación directa, al menos en lo concerniente al momento actual del siglo XXI. Y claro, ese libro manuscrito podría ser una señal importante para acabar de encajar las tramas que se exponen en el filme.
Alguna pista posible que tal vez sea tenida en cuenta, la pueden dar conceptos como la lealtad o el del mantenimiento de una promesa dada o autoimpuesta. A su vez, también rodea el ambiente de la película una especie de sentimiento en torno a lo que es posible heredar y en cierta forma, también conservar, e incluso en algún punto, la maldad hacia los otros. Y por supuesto, aquí también está la manera de lidiar con una amputación violenta y externa de las relaciones, tratando de engañar a la memoria para evitar el dolor de determinadas frustraciones desde distintas perspectivas humanas.
Mihaileanu parece haber intentado respetar el espíritu de la novela original, hasta el punto de querer prolongar la película más allá de las dos horas de duración, posiblemente en su interés por que el espectador tenga mejor acceso a procurar llegar un poco mejor hasta algunos de los interesantes enigmas que circundan la obra. No obstante, éste es un cineasta con altura de miras y que sabe transmitir lo fundamental de cualquier relato cinematográfico. Además contó con actores de la talla de Gemma Arterton, Derek Jacobi y Sophie Nélisse (La ladrona de libros). Toda una garantía para que la película mantenga su interés, inclusive con esos flashbacks que se suceden en algunos momentos de la película.
©José Luis García/Cinestel.com