«Locas de Alegría», de Paolo Virzì; buscando con rebeldía la felicidad

Estreno en España el 17 de marzo de 2017
Causó muy buena impresión en la Quincena de los Realizadores de Cannes y más tarde la pudimos ver proyectada en Catalunya en el Most Festival de Vilafranca del Penedès. «Locas de Alegría» es la siguiente película que el italiano Paolo Virzì rodó tras «El Capital Humano». Aquí vuelve a contar con la actriz Valeria Bruni Tedeschi en el papel protagonista, a la que se suma su esposa Micaela Ramazzotti.
Las dos encarnan a sendas reclusas que han cometido distintos delitos, pero a quienes por su estado psíquico el juez dictaminó su internamiento en un centro especializado que está en pleno campo y al aire libre, con el fin de seguir un tratamiento e intentar alcanzar una óptima rehabilitación.
Más allá de lo lamentable que pueda parecer a priori esta situación, el filme es una tragicomedia bien desarrollada y documentada, que inclusive hasta llega a resultar divertida en bastantes momentos.
«Locas de Alegría» es el encuentro casual de dos mujeres en ese centro psiquiátrico. Ambas son muy distintas. Beatrice (Tedeschi) es una condesa verborrágica que parece transitar por mundos paralelos con su mitomanía, sin que a veces no sepamos si lo que está contando es exactamente así o si se trata de una invención suya. Su charlatanería ayuda a que nos encontremos ante un relato de muy pocos silencios, en el que además, cosas del guion, suena a veces de fondo la canción de Gino Paoli, «Sensa Fine» (sin fin). Ni siquiera en las escasas escenas rodadas de noche hay paz y tranquilidad.
Donatella (Ramazzotti), por su parte, es una joven cubierta de tatuajes que ha padecido una infancia y adolescencia muy difíciles, y que tiene encima el peso de la carga moral sobre el delito del cual se le acusa.
Virzì consigue que las dos se vayan conociendo y destapando sus respectivas intimidades casi al mismo tiempo que los espectadores las descubren, «casi» porque la primera de ellas actúa también como una fisgona reincidente en varias partes del film.
Durante la película hay una oportunidad de huida al exterior que no es desaprovechada por estas dos mujeres con personalidades opuestas, quienes convergen en esas andanzas comunes para buscar un poco de felicidad, priorizando la euforia y la rebeldía en un desplazamiento continuo a través del cual, el filme confronta con brío e inteligencia su estado psicológico con el de otras personas que se van encontrando por el camino.
El cineasta definía esta película como «un paseo fuera de un entorno clínico, que compara a estas mujeres con problemas con el manicomio al aire libre que es Italia». Y tal vez el mejor ejemplo de que eso es lo que Virzì quería contar lo encontraremos en la escena con una vidente, aun cuando otro tipo de incidencias bastante comunes a este tipo de historias también se hacen presentes a lo largo del relato.
El director piensa que a veces es difícil dilucidar si hay más personas trastornadas fuera que dentro de esos centros, y bajo esa premisa rodó este filme en la Toscana con una imagen y progresión muy bien cuidadas.
©José Luis García/Cinestel.com