«María (y los demás)», de Nely Reguera; comodidad y miedos

Estrenada en España
Casi nunca nos damos cuenta porque no nos paramos a pensar en ello, pero tanto nosotros como quienes nos rodean experimentamos cambios de cualquier tipo todos y cada uno de los días del año. Tanta es esa aprehensión que nos suele invadir, que cuando algo importante se modifica en nuestro entorno descubrimos que en realidad nunca estamos preparados para ello, sobre todo si lo que está a punto de ocurrir o ya ha sucedido modifica nuestra comodidad social y personal y aviva nuestros miedos internos hacia cómo será el futuro más inmediato y el posterior.
Bárbara Lennie borda en «María (y los demás)» un papel de estas características, el de una hija que ha estado al cuidado de su padre durante largo tiempo, hasta que un día éste le comunica que se ha enamorado de una enfermera y que piensa casarse con ella sí o sí.
La actriz madrileña se ha metido en esta película en la piel de su personaje, y ha hecho suyos todos y cada uno de los estados de ánimo por los que puede pasar cualquier hijo no mentalizado a priori de que esto podía suceder. Sorpresa, confusión, incredulidad, escepticismo, cabreo,… son rangos emocionales que María experimenta según progresa el relato. Ella es como una olla a presión sobre la que nos tememos que en cualquier momento pueda explotar.
Pero lejos de profundizar en el dramatismo, lo que hace la directora catalana Nely Reguera es rebajar esa tensión con elementos de humor que contribuyen a banalizar la pesada carga psicológica que soporta su personaje principal.
Esa es tal vez la mejor decisión que se podía adoptar en ese sentido para que el público conecte mucho mejor con las contradicciones de la protagonista de un filme cuyo título elegido es también un acierto total.
El problema principal que expone esta historia no es ajeno a como está actualmente constituida nuestra sociedad, con un gran número de treintañeros, hombres y mujeres, que no han conseguido todavía despegar sus vidas de la de sus padres, aun cuando María mantiene en la película una relación sentimental con un hombre casado.
Esa otra preocupación que más o menos se tiene sobre cómo somos mirados, está igualmente presente en esta protagonista solitaria que siente una ineludible necesidad de expresarse a través de una novela que está escribiendo.
En el colofón del relato, las reuniones familiares cobran mayor importancia, tal y como ocurre en otras obras de Mar Coll, compañera de estudios de cine con la que ha trabajado la realizadora como ayudante de dirección.
La novia del padre es de nacionalidad argentina, y en una conversación informal que mantuvimos en el hall del Festival L’Alternativa, nos contaba Reguera que simplemente surgió así, sin ningún otro propósito específico más allá del que se corresponde con la habitual elección de actores.
La gran actuación de la protagonista, unida a los ligeros aportes de comedia que equilibran la película, aseguran una estupenda recepción de «María (y los demás)» entre los espectadores. ¿Por qué me pasan estas cosas a mí? Es la pregunta que parece hacerse constantemente el personaje de Bárbara Lennie.
©José Luis García/Cinestel.com