«Sieranevada», de Cristi Puiu; juego de puertas y reunión familiar

La nueva película del director rumano Cristi Puiu (La muerte del señor Lazaresku) es un drama con algunos momentos de cierta comicidad que revela uno de los rituales más arraigados en su país en torno al fallecimiento de personas: allí es muy común que 40 días después del deceso de cualquier individuo, la familia organice un encuentro masivo para comer juntos en honor y homenaje al muerto.
Esa reunión es la base principal de «Sieranevada», la historia punzante que a Puiu le sirve para reflejar en una película el ánimo afligido que considera que se ha adueñado de los habitantes de Rumanía, un tema que tiene que ver bien poco con el melodrama, sino más acertadamente alrededor de aquellos aspectos que parecen preocupar a los personajes, como pueden ser las especulaciones en torno a los sucesos o las noticias internacionales o incluso sus propios dramas personales, que unas veces son intensos y caóticos, y otras adquieren tintes cómicos.
«Sieranevada» es una ficción que ocurre tres días después del atentado contra Charlie Hebdo en París, un factor que influye sobremanera en las conversaciones de los familiares que se han reunido en una casa para comer juntos, tras una ceremonia religiosa que oficiarán en ese mismo espacio tres sacerdotes ortodoxos.
Lary es un médico de 40 años que en el filme vendría a ser como una suerte de figura conductora del relato, mostrado en sentido lineal, en donde las cosas no se van a desarrollar como en un principio estaba previsto.
Los relatos que se desenvuelven en torno a juegos de puertas mientras que sus personajes van apareciendo, interactuando con otros y desapareciendo, son muy efectivos en el mundo del teatro, pero también lo pueden ser en el cine, tal cual lo demuestra aquí el realizador Cristi Puiu. Eso permite que la película, que dura unas tres horas, pueda ser seguida sin caer en el hastío o el aburrimiento. Estas fórmulas narrativas juegan siempre con ese factor sorpresa que acostumbra a ser tan bien agradecido por la mayoría del público que acude al cine.
Además de elementos de la actualidad internacional, también surge entre las conversaciones y frecuentes discusiones que se dan en el filme, otro tema como es el pasado comunista del país, con su nostálgica anciana defensora y sus mayoritarios detractores. La estructura familiar y los flujos de poder dentro de ella son igualmente aspectos que asoman durante el metraje, al igual que ocurre con la fe religiosa y todo ese cuestionable sentido de la solidaridad entre sus protagonistas corales.
En definitiva, ese componente ritual acerca de los 40 días que la tradición ortodoxa considera que el alma de un muerto todavía deambula por sus espacios personales, junto a piezas sueltas vinculadas a las emociones de los personajes, conforman capas narrativas que se yuxtaponen en un espacio común.
©José Luis García/Cinestel.com